Versículos Bíblicos

Dos personas estudiando versículos sobre el evangelismo personal

37 Versículos Poderosos Para El Evangelismo Personal

0
Textos Maravillosos de La Biblia Para El Evangelismo Personal Hoy día recordé a un momento en mi vida que marcó un antes y un después...

Árticulos Nuevos

5-caracteristicas-de-la-iglesia-primitiva-segun-la-biblia

5 Caracteristicas de la Iglesia Primitiva En La Biblia

0
La Iglesia Primitiva: Una Iglesia de Oración (Hechos 1:14) Los discípulos se reunían unánimes. Este término, que ocurre once veces en los Hechos, es una...
Figura en manto azul con texto sobre la traducción de un término asociado con María

María: ¿Una Virgen o Una Mujer Joven? ¿Cuál es la traducción...

0
Hoy quiero hablar e intentar explicar uno de los pasajes más importantes y discutidos de toda la Biblia: Me refiero al versículo de Isaías...


2 Reyes 4 - Reina Valera 1865

El aceite de la viuda

1. UNA mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto: y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.

2. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? declárame que tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.

3. Y él le dijo: Vé, y demándate vasos emprestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.

4. Y entra y cierra la puerta tras tí, y tras tus hijos: y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, pónlo a parte.

5. Y partió la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos, y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite.

6. Y como los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Llégame aun otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entónces el aceite cesó.

7. Y ella vino, y díjolo al varón de Dios; el cual le dijo: Vé, y vende este aceite, y paga a tus acreedores: y tú y tus hijos vivíd de lo que quedare.

Eliseo y la sunamita

8. Aconteció también, que un día Eliseo pasaba por Suna: y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiese del pan: y así cuando pasaba por allí, veníase a su casa a comer del pan.

9. Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora yo entiendo que este, que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.

10. Yo te ruego que hagamos una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.

11. Y aconteció, que un día él vino por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmío en ella.

12. Entónces dijo a Giezi su criado: Llama a esta Sunamita. Y como él la llamó, ella pareció delante de él.

13. Y él le dijo: Díle: He aquí, tú has estado solícita por nosotros en todo este cuidado: ¿qué quieres que haga por tí? ¿Has menester que hable por tí al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.

14. Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.

15. Y él dijo: Llámala: y él la llamó: y ella se paró a la puerta.

16. Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.

17. Y la mujer concibió, y parió un hijo a aquel mismo tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.

18. Y como el niño fué grande aconteció, que un día salió a su padre a los segadores.

19. Y dijo a su padre: Mi cabeza, mi cabeza. Y él dijo a un criado: Llévale a su madre.

20. Y como él le tomó, y le trajo a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta mediodía, y murióse.

21. Ella entónces subió, y púsole sobre la cama del varón de Dios: y cerró la puerta sobre él, y salió:

22. Y llamando a su marido, díjole: Ruégote que envies conmigo a alguno de los criados, y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva.

23. Y él dijo: ¿Para qué has de ir a él hoy? no es nueva luna ni sábado. Y ella respondió: Paz.

24. E hizo enalbardar un asna, y dijo al mozo: Guia y anda, y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.

25. Y partiéndose vino al varón de Dios al monte del Carmelo, y cuando el varón de Dios la vió de léjos, dijo a su criado Giezi: He allí la Sunamita.

26. Yo te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y díle: ¿Tienes paz, y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz.

27. Y ella vino al varón de Dios en el monte, y asió de sus piés, y llegó Giezi para quitarla: mas el varón de Dios le dijo: Déjala; porque su alma está en amargura, y Jehová me lo ha encubierto, y no me lo ha revelado.

28. Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo, que no burlases de mi?

29. Entónces él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y vé, y si alguno te encontrare, no le saludes, y si alguno te saludare, no le respondas. Y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.

30. Entónces dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.

31. Él entónces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta.

32. Y venido Eliseo a la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.

33. Y entrando él, cerró la puerta sobre ámbos, y oró a Jehová.

34. Y subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos de él, y sus manos sobre las manos de él: y así se tendió sobre él, y la carne del mozo se calentó.

35. Y volviendo paseóse por casa a una parte y a otra, y después subió, y tendióse sobre él, y el mozo estornudó siete veces, y abrió sus ojos.

36. Entónces él llamó a Giezi, y díjole: Llama a esta Sunamita. Y él la llamó: y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.

37. Y ella entró, y echóse a sus piés, e inclinóse a tierra, y tomó su hijo, y se salió.

Milagros en beneficio de los profetas

38. Y volvióse Eliseo a Gálgala. Y hubo grande hambre en la tierra. Entónces los hijos de los profetas estaban con él: y dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.

39. Y salió uno al campo a coger yerbas: y halló una parra montés, y cogió de ella uvas monteses su ropa llena: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabían lo que era.

40. Y echó de comer a los varones: y fué que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: Varón de Dios, la muerte en la olla. Y no lo pudieron comer.

41. El entónces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer al pueblo. Y no hubo más mal en la olla.

42. Ítem, un varón vino de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios, panes de primicias, veinte panes de cebada, y espigas de trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Dá al pueblo, y coman.

43. Y respondió el que le servía: ¿Cómo pondré esto delante de cien varones? Y él torno a decir: Dá al pueblo, y coman: porque Jehová dijo así: Comerán, y sobrará.

44. Entónces él lo puso delante de ellos: y comieron, y sobróles conforme a la palabra de Jehová.