Lamentaciones 2 - Reina Valera 1977Las tristezas de Sion vienen de Jehová1. ¡Cómo oscureció el Señor en su furor a la hija de Sión! Derribó del cielo a la tierra el esplendor de Israel, Y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor. 2. Destruyó el Señor sin piedad todas las moradas de Jacob; Ha derruido las fortalezas de la hija de Judá, Ha echado por tierra y profanado al reino y a sus príncipes. 3. Cortó con el ardor de su ira todo el poderío de Israel; Retiró de él su diestra frente al enemigo, Y ha encendido en Jacob como una llama de fuego que devora todo alrededor. 4. Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, Y destruyó cuanto era hermoso a la vista. En la tienda de la hija de Sión derramó como fuego su enojo. 5. El Señor se ha portado como enemigo, destruyó a Israel; Destruyó todos sus palacios, derribó sus fortalezas, Y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y el lamento. 6. Ha forzado su cerca como la de un huerto; Destruyó el lugar en donde se congregaban; Jehová ha hecho olvidar las fiestas solemnes y los sábados en Sión, Y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote. 7. Desechó el Señor su altar, menospreció su santuario; Ha entregado en manos del enemigo los muros de sus palacios; Se alzó un griterío en la casa de Jehová como en día de fiesta. 8. Jehová determinó destruir el muro de la hija de Sión; Extendió el cordel, no retrajo su mano de la destrucción; Hizo, pues, que se lamentara el antemuro y el muro, que juntamente se han desmoronado. 9. Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; Su rey y sus príncipes están entre los gentiles. ¡Ya no hay Ley! Sus profetas tampoco reciben ya visión de Jehová. 10. Se sentaron en tierra, y callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; Las doncellas de Jerusalén inclinan sus cabezas hasta la tierra. 11. Mis ojos están consumidos de lágrimas, hierven mis entrañas, Mi hígado se derrama por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Mientras desfallece el niño y el que mama, en las plazas de la ciudad. 12. Dicen a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Mientras caen desfallecidos como víctimas en las calles de la ciudad, Derramando sus almas en el regazo de sus madres. 13. ¿A quién atestiguaré por ti, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te podrá curar? 14. Tus profetas vieron para ti falsedad e insensatez; Y no revelaron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 15. Todos los que pasan por el camino baten palmas sobre ti; Silban, y menean despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es ésta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra? 16. Todos tus enemigos abren contra ti su boca; Silban y rechinan los dientes; y dicen: Nos la hemos tragado; Ciertamente éste es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo vemos. 17. Jehová ha hecho lo que tenía determinado; Ha cumplido su palabra, la cual él había empeñado desde tiempo antiguo. Ha destruido sin piedad; Y ha hecho que el enemigo se alegre sobre ti, Y enalteció el poder de tus adversarios. 18. Clama desde el fondo de tu corazón al Señor; Oh hija de Sión, echa lágrimas cual torrente día y noche; No descanses, ni cesen las niñas de tus ojos. 19. Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. 20. Mira, oh Jehová, y considera a quién has tratado así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos puestos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta? 21. Niños y ancianos yacen por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada; Mataste en el día de tu furor; degollaste sin piedad. 22. Has convocado por todo el ámbito mis terrores, como en un día de solemnidad; Y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo; Los que crié y mantuve, mi enemigo los exterminó. |