Mateo 3 - Reina Valera 1977Predicación de Juan el Bautista1. En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2. y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3. Pues éste es el anunciado por medio del profeta Isaías: Voz de uno que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. 4. El mismo Juan tenía el vestido hecho de pelos de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5. Y acudían a él de Jerusalén, de toda la Judea, y de toda la región de alrededor del Jordán, 6. y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. 7. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Engendros de víboras! ¿Quién os mostró cómo huir de la ira venidera? 8. Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9. y no penséis que basta con decir en vuestro interior: Tenemos por padre a Abraham; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10. Y ya está puesta el hacha a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no produce buen fruto es cortado y arrojado al fuego. 11. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene detrás de mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12. Su bieldo está en su mano, y limpiará con esmero su era; recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja con fuego inextinguible. El bautismo de Jesús13. Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, presentándose a Juan para ser bautizado por él. 14. Mas Juan trataba de impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15. Pero Jesús le respondió: Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces se lo permitió. 16. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí que los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Éste es mi Hijo, el amado, en quien he puesto mi complacencia. |