Eclesiastés 3 - Reina Valera 1995Todo tiene su tiempo1. Todo tiene su tiempo,[1] y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:[2] 2. Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado, 3. tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar, 4. tiempo de llorar y tiempo de reir, tiempo de hacer duelo y tiempo de bailar, 5. tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas, tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar, 6. tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de guardar y tiempo de tirar, 7. tiempo de rasgar y tiempo de coser, tiempo de callar y tiempo de hablar, 8. tiempo de amar y tiempo de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz. 9. ¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se afana?[3] 10. He visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.[4] 11. Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad[5] en el corazón del hombre, sin que este alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin.[6] 12. Sé que no hay para el hombre cosa mejor que alegrarse y hacer bien en su vida, 13. y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios de toda su labor.[7] 14. Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo: Nada hay que añadir ni nada que quitar. Dios lo hace para que delante de élteman los hombres.[8] 15. Lo que antes fue, ya es, y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo pasado.[9] Injusticias de la vida16. Vi más cosas debajo del sol: en lugar del juicio, la maldad; y en lugar de la justicia, la iniquidad.[10] 17. Y dije en mi corazón: "Al justo y al malvado juzgará Dios;[11] porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace". 18. Dije también en mi corazón: "Esto es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a las bestias". 19. Pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las bestias: como mueren las unas, así mueren los otros,[12] y todos tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la bestia, porque todo es vanidad.[13] 20. Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá.[14] 21. ¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?[15] 22. Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa; porque, ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de venir después de él? |