Mateo 28 - Reina Valera 1995La resurrección1. Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro.[1] 2. De pronto hubo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo y, acercándose, removió la piedra y se sentó sobre ella. 3. Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4. De miedo de él, los guardas temblaron y se quedaron como muertos. 5. Pero el ángel dijo a las mujeres: "No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo.[2] Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos y va delante de vosotros a Galilea;[3] allí lo veréis. Ya os lo he dicho". 8. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos,[4] 9. Jesús les salió al encuentro, diciendo: --¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y lo adoraron. 10. Entonces Jesús les dijo: --No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos,[5] para que vayan a Galilea, y allí me verán. El informe de la guardia11. Mientras ellas iban, unos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12. Estos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados, 13. diciéndoles: "Decid vosotros: "Sus discípulos llegaron de noche y lo hurtaron mientras nosotros estábamos dormidos". 14. Y si esto lo oye el gobernador,[6] nosotros lo persuadiremos y os pondremos a salvo". 15. Ellos tomaron el dinero e hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.[7] La gran comisión16. Pero los once discípulos se fueron a Galilea,[8] al monte donde Jesús les había ordenado. 17. Cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaban.[9] 18. Jesús se acercó y les habló diciendo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.[10] 19. Por tanto, id y haced discípulos[11] a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del[12] Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20. y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Amén.[13] |