Versículos Bíblicos

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Mateo 26 - Reina Valera 2004

El complot para prender a Jesús

1. Y ACONTECIÓ que, cuando Jesús hubo acabado todas estas palabras, dijo a sus discípulos:

2. Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua; y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.

3. Entonces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo, se reunieron en el palacio del sumo sacerdote llamado Caifás,

4. y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle.

5. Y decían: No en el día de fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.

Jesús es ungido en Betania

6. Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

7. vino a él una mujer, trayendo un vaso de alabastro de ungüento de mucho precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando él sentado a la mesa.

8. Al ver esto sus discípulos, se indignaron, diciendo: ¿Por qué este desperdicio?

9. Porque este ungüento podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.

10. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues buena obra me ha hecho.

11. Porque siempre tenéis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis.

12. Porque derramando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.

13. De cierto os digo: Dondequiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo, también lo que ésta ha hecho, será dicho para memoria de ella.

Judas ofrece entregar a Jesús

14. Entonces uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los príncipes de los sacerdotes,

15. y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y convinieron con él por treinta piezas de plata.

16. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

Institución de la Cena del Señor

17. Y el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para que comas la pascua?

18. Y él dijo: Id a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.

19. Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la pascua.

20. Y cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.

21. Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.

22. Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?

23. Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar.

24. A la verdad el Hijo del Hombre va, como está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a tal hombre no haber nacido.

25. Entonces Judas, el que le entregaba, respondió y dijo: ¿Soy yo, Maestro? Él le Dice: Tú lo has dicho.

26. Y comiendo ellos, Jesús tomó el pan, y lo bendijo, y lo partió y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

27. Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;

28. porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos, para remisión de pecados.

29. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

Jesús anuncia la negación de Pedro

30. Y cuando hubieron cantando el himno, salieron al Monte de los Olivos.

31. Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque está escrito: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.

32. Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.

33. Respondiendo Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca seré escandalizado.

34. Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.

35. Pedro le dice: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

Jesús ora en Getsemaní

36. Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Gethsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro.

37. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.

38. Entonces él les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.

39. Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si fuere posible, pase de mí esta copa, pero no sea mi voluntad, sino la tuya.

40. Y viene a sus discípulos, y les halla durmiendo, y dice a Pedro: ¿Así que, no habéis podido velar conmigo una hora?

41. Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está presto, mas la carne es débil.

42. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa, sin que yo la beba, hágase tu voluntad.

43. Y vino, y otra vez los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.

44. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.

45. Entonces viene a sus discípulos y les dice: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.

46. Levantaos, vamos; he aquí, se acerca el que me entrega.

Arresto de Jesús

47. Y cuando él aún hablaba, vino Judas, uno de los doce, y una gran multitud con él, con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes y de los ancianos del pueblo.

48. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle.

49. Y luego se acercó a Jesús, y dijo: ¡Salve Maestro! Y le besó.

50. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces vinieron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.

51. Y he aquí, uno de los que estaban con Jesús, extendiendo su mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le cortó su oreja.

52. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.

53. O ¿piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y él me daría más de doce legiones de ángeles?

54. ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?

55. En aquella hora, dijo Jesús a la multitud: ¿Como contra un ladrón habéis salido, con espadas y palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis.

56. Pero todo esto es hecho, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

Jesús ante el concilio

57. Y los que prendieron a Jesús, le llevaron a Caifás el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos.

58. Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los siervos, para ver el fin.

59. Y los príncipes de los sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a muerte,

60. pero no lo hallaron; aunque muchos testigos falsos venían, pero no lo hallaron. Y a la postre vinieron dos testigos falsos,

61. que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

62. Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti?

63. Mas Jesús callaba. Y el sumo sacerdote respondiendo, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

64. Jesús le dijo: Tú lo has dicho. Además os digo: Desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra de poder, y viniendo en las nubes del cielo.

65. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.

66. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Culpable es de muerte!

67. Entonces le escupieron en su rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban,

68. diciendo: Profetízanos, Cristo, ¿quién es el que te golpeó?

Pedro niega a Jesús

69. Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.

70. Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.

71. Y cuando salió al pórtico, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno.

72. Y negó otra vez con juramento: No conozco al hombre.

73. Y un poco después llegaron unos que por allí estaban, y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque tu habla te descubre.

74. Entonces comenzó a maldecir, y a jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y enseguida cantó el gallo.

75. Y Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.