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Hechos 27 - Nueva Biblia Española (1975)

Pablo es enviado a Roma

1. Cuando se decidió que emprendiéramos la travesía para Italia encargaron de Pablo y de varios otros presos a un capitán de la legión Augusta, de nombre Julio.

2. Embarcamos en una nave con matrícula de Adrumeto que salía para los puertos de Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de Tesalónica.

3. Al día siguiente tocamos en Sidón, y Julio, con mucha amabilidad, permitió a Pablo visitar a los amigos para que lo atendieran.

4. Zarpamos de Sidón y navegamos al abrigo de Chipre, porque el viento era contrario;

5. luego atravesamos por alta mar frente a Cilicia y Panfilia, y llegamos a Mira de Licia.

6. EL capitán encontró allí un barco de Alejandría que se dirigía a Italia, y nos mandó embarcar.

7. Por muchos días la navegación fue lenta y a duras penas llegamos a la altura de Cnido; como el viento no nos era propicio, navegamos al abrigo de Creta, por bajo del cabo Salmón;

8. después de costear la isla, llegamos a duras penas a una localidad llamada Buenos Puertos, cerca de la ciudad de Lasea.

9. Habíamos perdido un tiempo considerable; la navegación era ya peligrosa, porque había pasado el ayuno de septiembre. Pablo se lo avisó:

10. Amigos, preveo que la travesía va a ser desastrosa, con gran perjuicio no sólo para la carga y el barco, sino también para nuestras personas.

11. El capitán daba más crédito al piloto y al patrón del barco que a los avisos de Pablo.

12. Como además el puerto no era a propósito para invernar, los más se pronunciaron por zarpar de allí, a ver si podían alcanzar Fénix, puerto de Creta orientado a sudoeste y noroeste, y pasar allí el invierno.

La tempestad en el mar

13. Al levantarse brisa del sur, se figuraron poder realizar su proyecto; levaron anclas y fueron bordeando Creta.

14. Pero de allí a poco se desencadenó del lado de tierra el conocido huracán del noroeste;

15. como el barco, arrastrado por el viento, no podía hacerle frente, nos dejamos llevar a la deriva.

16. AI pasar al abrigo del islote que llaman Cauda, a duras penas pudimos recobrar el control del bote;

17. lo izaron a bordo y reforzaron el casco de |a nave ciñéndolo con cables. Temiendo ir a dar contra los bajíos de la Sirte, soltaron un flotador y siguieron a la deriva.

18. AL día siguiente, como el temporal seguía zarandeándonos con violencia, aligeraron la carga.

19. AL tercer día arrojaron al mar con sus propias manos el aparejo del barco.

20. Como por muchos días no vimos ni el sol ni las estrellas y teníamos encima un temporal tan violento, llegamos ya a perder toda esperanza de salvarnos.

21. Llevábamos mucho tiempo sin comer. Entonces Pablo se puso de pie en medio y les dijo: Amigos, debían haberme hecho caso y no zarpar de Creta; se habrían ahorrado este desastre y estos perjuicios.

22. De todos modos, ahora les recomiendo que no se desanimen: pérdidas personales no habrá, sólo se perderá el barco;

23. porque esta noche se me ha presentado un mensajero del Dios a quien pertenezco y sirvo,

24. y me ha dicho: "No temas, Pablo. Tienes que comparecer ante el emperador, y Dios te ha concedido la vida de todos tus compañeros de navegación".

25. Por eso, ánimo, amigos; yo confío en Dios y sé que sucederá exactamente como me lo han dicho;

26. tenemos que ir a dar en una isla.

27. A las catorce noches íbamos todavía sin rumbo fijo por el Adriático; hacia medianoche barruntaron los marineros que nos acercábamos a tierra.

28. Echaron la sonda y marcaba veinte brazas; poco más adelante volvieron a echarla, y marcaba quince.

29. Temiendo ir a dar con una escollera, echaron cuatro anclas a popa, esperando con ansia que se hiciera de día.

30. Como los marineros trataban de escapar del barco y empezaban a arriar el bote al agua con pretexto de alejar las anclas desde proa,

31. dijo Pablo al capitán y a los soldados: Si ésos no se quedan en el barco, ustedes no podrán salvarse.

32. Los soldados entonces cortaron las amarras del bote y lo dejaron caer.

33. Pablo les insistía a todos en que, mientras amanecía, tomaran algo, diciéndoles: Con hoy llevan catorce días inquietos y en ayunas y siguen sin tomar nada.

34. Insisto en que coman, que les ayudará a salvarse, pues ninguno perderá ni un pelo.

35. Dicho esto, tomó un pan, dio gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer.

36. Todos se animaron y comieron también.

37. Éramos en total doscientas setenta y seis personas a bordo.

38. Una vez satisfechos, aligeraron el barco, arrojando el trigo al mar.

El naufragio

39. Al hacerse de día, no reconocían la tierra, pero divisaron una ensenada con su playa, y decidieron varar el barco allí como pudieran.

40. Soltaron las anclas de ambos lados dejándolas caer al mar, aflojaron al mismo tiempo las correas de los timones, izaron la vela de popa y a favor de la brisa se fueron acercando a la playa.

41. Pero toparon con un bajío y encallaron; la proa se hincó y quedó inmóvil, mientras la popa se deshacía por la violencia de las olas.

42. Los soldados resolvieron matar a los presos para que ninguno se escapara nadando;

43. pero el capitán, decidido a salvar a Pablo, les impidió ejecutarlo; a los que sabían nadar les mandó echarse al agua los primeros y salir a tierra,

44. a los demás les dijo que se valieran de tablas o de restos del barco. Así todos llegaron a tierra sanos y salvos.