Rut 3 - Nueva Biblia Española (1975)Rut y Booz en la era1. Un día su suegra le dijo: Hija, tengo que buscarte un hogar donde vivas feliz. 2. Resulta que Boaz, con cuyas sirvientas has estado trabajando, es pariente nuestro. Esta noche va a aventar la parva de cebada. 3. Tú lávate, perfúmate, ponte el manto y baja a la era. Que no te vea mientras come y bebe. 4. Y cuan do se eche a dormir, fíjate dónde se acuesta; vas, le destapas los pies y te acuestas allí. El te dirá lo que has de hacer. 5. Rut respondió: Haré todo lo que me dices. 6. Después bajó a la era e hizo exactamente lo que le había encargado su suegra. 7. Boaz comió, bebió y le sentó bien. Luego fue a acostarse a una orilla de la parva de cebada. Rut se acercó de puntillas, le destapó los pies y se acostó. 8. A medianoche el hombre sintió un escalofrío, se incorporó y vio una mujer echada a sus pies. 9. Preguntó: ¿Quién eres? Ella dijo: Soy Rut, tu servidora. Extiende tu manto sobre tu servidora, pues a ti te toca responder por mí. 10. El dijo: El Señor te bendiga, hija. Esta segunda obra de caridad es mejor que la primera, porque no te has buscado un pretendiente joven, pobre o rico. 11. Bien, hija, no tengas miedo, que haré por ti lo que me pidas; pues ya saben todos los del pueblo que eres una mujer de cualidades. 12. Es verdad que a mí me toca responder por ti, pero hay otro pariente más cercano que yo. 13. Esta noche quédate aquí, y mañana por la mañana, si él quiere cumplir su deber familiar, que lo haga enhorabuena; si él no quiere, lo haré yo, ¡vive Dios! Acuéstate hasta la mañana. 14. Ella durmió a sus pies hasta la mañana, y se levantó cuando la gente todavía no llega a reconocerse (pues Boaz no quería que supieran que la mujer había ido a la era). 15. Boaz le dijo: Trae el manto y sujeta fuerte. Le midió seis medidas de cebada, la ayudó a cargarla y Rut volvió al pueblo. 16. Al llegara casa de su suegra, ésta le preguntó: ¿Qué tal, hija? 17. Rut le contó lo que Boaz había hecho por ella, y añadió: También me regaló estas seis medidas de cebada, diciéndome: "No vas a volver a casa de tu suegra con las manos vacías". 18. Noemí le dijo: Estate tranquila, hija, hasta que sepas cómo se resuelve el asunto; que él no descansará hasta dejarlo arreglado hoy mismo. |