Versículos Bíblicos

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2 Reyes 4 - Serafín de Ausejo 1975

El aceite de la viuda

1. Una mujer, de entre las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciéndole: "Mi marido, tu siervo, ha muerto, y bien sabes tú que tu siervo era temeroso de Yahveh. Pero el acreedor ha venido a llevarse a mis dos hijos para esclavos suyos".

2. Eliseo le dijo: "¿Qué puedo hacer por ti? Dime: ¿qué tienes en casa?". Respondió ella: "Tu sierva no tiene en casa otra cosa sino una alcuza de aceite".

3. Dijo entonces él: "Sal fuera y pide vasijas a todas tus vecinas, vasijas vacías, que no sean pocas.

4. Entra luego y cierra la puerta tras de ti y de tus hijos, vierte aceite en todas esas vasijas, y pon aparte las que vayan quedando llenas".

5. Ella se fue de su lado y cerró la puerta tras de sí y de sus hijos; éstos le acercaban las vasijas y ella iba vertiendo el aceite.

6. Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a uno de sus hijos: "Acércame otra vasija". Pero él respondió: "Ya no hay más". Y entonces el aceite cesó.

7. Fue ella a contárselo al varón de Dios y éste le dijo: "Anda, vende el aceite y paga a tu acreedor y de lo que te quede viviréis tú y tus hijos".

Eliseo y la sunamita

8. Cierto día pasaba Eliseo por Sunén. Había allí una mujer principal, que con insistencia lo invitó a comer. Y en adelante, siempre que pasaba, se detenía allí a comer.

9. Ella dijo a su marido: "Mira, yo sé que es un santo varón de Dios ése que pasa siempre por nuestra casa.

10. Vamos a hacerle arriba una pequeña alcoba de mampostería. Pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que, cuando venga a nuestra casa, pueda recogerse allí".

11. Llegó él un día allí, se retiró a la alcoba superior y se acostó.

12. Dijo él a su criado Guejazí: "Llama a esa sunamita". La llamó, y ella se presentó ante él.

13. Él dijo entonces a Guejazí: "Dile: mira: tú te has mostrado muy solícita con nosotros. ¿Qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable en tu favor al rey o al jefe del ejército?"". Respondió ella: "Yo vivo entre los míos".

14. Preguntó luego Eliseo a Guejazí: "¿Qué se podría hacer por ella?". Respondió Guejazí: "Desgraciadamente, ella no tiene hijos y su marido es ya viejo".

15. Dijo entonces: "Llámala". La llamó, y ella se detuvo a la puerta.

16. Le dijo él: "El año que viene, por este tiempo, abrazarás a un hijo". Ella le respondió: "¡No, señor mío, varón de Dios; no engañes a tu sierva!".

17. Pero, en efecto, la mujer concibió y dio a luz un hijo al año siguiente, por aquellas fechas, según lo había predicho Eliseo.

18. Creció el niño. Pero un día en que salió adonde estaba su padre con los segadores,

19. empezó a gritar a su padre: "¡Ay, mi cabeza, mi cabeza!". Mandó el padre a un criado: "Llévaselo a su madre".

20. Lo tomó y lo llevó a su madre. El niño estuvo sobre las rodillas de su madre hasta el mediodía, en que murió.

21. Subió entonces ella y lo acostó en el lecho del varón de Dios; luego cerró la puerta y salió.

22. Llamó después a su marido y le dijo: "Envíame a uno de los criados con una pollina, pues quiero ir corriendo adonde está el varón de Dios; luego volveré".

23. Respondió él: "¿Para qué vas a ir a él hoy? No es novilunio ni sábado". Pero ella respondió: "No te preocupes".

24. Mandó aparejar la pollina y dijo a su criado: "Guía y camina; y no te detengas hasta que yo te diga".

25. Ella partió y llegó adonde estaba el varón de Dios, en el monte Carmelo. Cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Guejazí: "¡Ahí viene la sunamita!

26. Corre a su encuentro y pregúntale: "¿Estás bien? ¿Están bien tu marido y tu niño?"". Respondió ella: "Sí; están bien".

27. Pero apenas llegó ante el varón de Dios, en el monte, se abrazó a sus pies. Guejazí se acercó para apartarla, pero el varón de Dios le dijo: "Déjala, porque su alma está llena de amargura, pero Yahveh me lo ha ocultado y no me lo ha manifestado".

28. Dijo luego ella: "¿Pedí yo acaso a mi señor un hijo? ¿No le dije: no me engañes?".

29. Él dijo a Guejazí: "Cíñete la cintura, toma en tus manos mi bastón y vete. Si encuentras a alguno, no lo saludes, y si te saluda, no le respondas. Pon mi bastón sobre el rostro del niño".

30. Pero la madre del niño dijo: "¡Por vida de Yahveh y por tu vida, que no te dejaré!". Levantóse entonces Eliseo y se fue tras ella.

31. Guejazí se les había adelantado y había puesto el bastón sobre el rostro del niño, pero no recobró la voz ni dio señales de vida. Volvióse, pues, en busca de Eliseo y le dijo: "El niño no se ha despertado".

32. Llegó Eliseo a la casa. El niño estaba muerto y tendido sobre su lecho.

33. Entró, cerró la puerta tras ellos dos, y oró a Yahveh.

34. Luego subió y se tendió sobre el niño, puso su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre los ojos, y sus manos sobre las manos, tendido sobre él, y la carne del niño comenzó a entrar en calor. Luego se retiró y se puso a pasear por la casa de un lado para el otro. Subió de nuevo y se tendió sobre él. Entonces el niño estornudó hasta siete veces, y al fin abrió los ojos.

35.

36. Llamó entonces a Guejazí y le dijo: "Llama a la sunamita". La llamó y ella se presentó a él. Él le dijo: "Toma a tu hijo".

37. Entró ella y, cayendo a sus pies, se postró en tierra. Luego tomó a su hijo y salió.

Milagros en beneficio de los profetas

38. Volvió Eliseo a Guilgal. Había entonces hambre en la región. Estando los hijos de los profetas sentados ante él, dijo a su criado: "Pon la olla grande y cuece un potaje para los hijos de los profetas".

39. Uno de ellos salió al campo a recoger hierbas y encontró una especie de cepa silvestre; tomó unas calabazas silvestres hasta llenar su manto. Luego volvió, las cortó en trozos y las echó en la olla del potaje, sin saber lo que era.

40. Sirvieron la comida a los hombres y, al probarla, éstos, gritaron: "¡La muerte en la olla, varón de Dios!". Y no pudieron comer.

41. Él dijo entonces: "Traedme harina". Y la echó en la olla. Luego dijo: "Servid a la gente y que coman". Y no hubo ya nada malo en la olla.

42. Llegó después un hombre de Baal Salisá, que traía en su alforja al varón de Dios pan de primicias: veinte panes de cebada y de trigo nuevo. Y dijo Eliseo: "Dáselo a la gente para que coma".

43. Respondió el criado: "¿Qué voy a dar con esto a cien hombres?". Replicó él: "Dáselo a la gente para que coma, porque esto dice Yahveh: "Comerán y sobrará"".

44. Él lo puso delante de ellos, comieron y sobró, como había dicho Yahveh.