Versículos Bíblicos

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Hebreos 12 - Serafín de Ausejo 1975

Puestos los ojos en Jesús

1. Así, pues, también nosotros, rodeados de tan gran nube de testigos, arrojemos todo lastre y el pecado que nos acosa y corramos con constancia la carrera que se nos presenta,

2. fija nuestra mirada en el jefe iniciador y consumador de la fe: Jesús. El cual, a la vista de la dicha que se le presentaba, soportó la cruz, sin tomar en cuenta la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.

3. Fijaos bien en él, que soportó tamaña oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis ánimos.

4. En vuestra lucha contra el pecado, todavía no habéis llegado hasta el derramamiento de vuestra sangre

5. y habéis olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor ni te desanimes porque te reprenda.

6. Porque el Señor reprende a quien él ama, y castiga a todos los hijos que adopta.

7. Para corrección vuestra estáis soportando esto. Dios os trata como a hijos. ¿Y qué hijo hay a quien su padre no corrija?

8. Si os quedáis sin corrección, que a todos alcanza, es que sois bastardos y no hijos.

9. Más aún, teníamos a nuestros padres carnales que nos corregían, y los respetábamos. ¿No nos someteremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y así tendremos vida?

10. Aquéllos, en efecto, nos corregían, según su manera de ver, para un corto plazo de tiempo; pero él lo hace para nuestro provecho, para que compartamos su santidad.

11. En un primer momento, la corrección no parece agradable, sino dolorosa; pero, a la larga, reporta a los que en ella han sido ejercitados un apacible fruto de justicia.

Los que rechazan la gracia de Dios

12. Por lo tanto, fortaleced las manos débiles, afirmad las rodillas vacilantes

13. y haced los senderos rectos para vuestros pies, a fin de que lo que cojea no se disloque, sino más bien se cure.

14. Buscad la paz con todos, así como la santificación, sin la cual nadie podrá ver al Señor.

15. Tened buen cuidado de que nadie se vea privado de la gracia de Dios; de que ninguna raíz venenosa, creciendo rápida, perturbe y contamine a la comunidad;

16. de que no haya libertinos ni profanadores como Esaú, que por un solo plato de comida vendió su primogenitura.

17. Pues bien sabéis que después, cuando se empeñó en heredar la bendición, fue rechazado, ya que, por más que la solicitó a lágrima viva, no logró un cambio de parecer.

18. Ahora bien, vosotros no os habéis acercado a realidades palpables: fuego ardiente, tinieblas, torbellino,

19. sonido de trompeta, estruendo de palabras tales que los que las oían pedían que se acabaran.

20. Porque no podían aguantar la orden recibida: Incluso el animal que toque el monte será lapidado.

21. Y era tan terrible aquel espectáculo que el mismo Moisés llegó a exclamar: Estoy aterrorizado y temblando de miedo.

22. Pero vosotros os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén de arriba, a millares de ángeles, a una reunión plena,

23. a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, al Dios juez del universo, a los espíritus de los justos llegados a la consumación,

24. a Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la sangre rociada, que habla más elocuentemente que la de Abel.

25. Cuidad de no eludir al que os habla, pues si aquellos que eludían al que daba órdenes sobre la tierra no escaparon al castigo, menos escaparemos nosotros si volvemos la espalda al que da órdenes desde el cielo.

26. Su voz, en efecto, sacudió entonces la tierra; pero él ha hecho ahora esta promesa: Todavía una vez más yo sacudiré, no sólo la tierra, sino también el cielo.

27. Ahora bien, la expresión todavía una vez más indica que las realidades sacudidas, en cuanto creadas, cambiarán para que permanezcan las no sacudidas.

28. Por lo tanto, al recibir un reino resistente a toda sacudida, mantengamos esta gracia y, por medio de ella, demos a Dios el culto que le agrada, con un religioso temor,

29. pues ciertamente nuestro Dios es un fuego devorador.