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Mateo 27 - Serafín de Ausejo 1975

Jesús ante Pilato

1. Llegada la mañana, todos los pontífices y los ancianos del pueblo, en consejo contra Jesús, tomaron el acuerdo de hacerle morir;

2. lo ataron y lo llevaron y entregaron al procurador Pilato.

Muerte de Judas

3. Entonces, Judas, el que lo había entregado, al ver que lo habían condenado, asaltado por los remordimientos, devolvió a los pontífices y a los ancianos las treinta monedas de plata,

4. diciendo: "He pecado entregando sangre inocente". Pero ellos contestaron: "Y a nosotros, ¿qué? ¡Allá tú!".

5. Entonces él arrojó las monedas de plata contra el templo, se marchó y se ahorcó.

6. Los pontífices recogieron las monedas de plata y dijeron: "No se deben echar en el tesoro del templo, porque son precio de sangre".

7. Y, tras acordarlo en consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, para cementerio de extranjeros.

8. Por eso aquel campo se llamó, y se llama hasta hoy, Campo de Sangre.

9. Se cumplía así lo que anunció el profeta Jeremías cuando dijo: Y tomaron las treinta monedas de plata, precio en que fue tasado aquel a quien tasaron los hijos de Israel,

10. y las dieron por el campo del alfarero, tal como me lo ordenó el Señor.

Pilato interroga a Jesús

11. Jesús, pues, compareció ante el procurador, y el procurador lo interrogó diciendo: "¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús respondió: "Tú lo dices".

12. Pero a las acusaciones de los pontífices y los ancianos, él nada respondía.

13. Entonces le dice Pilato: "¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?".

14. Pero él no contestó ni una sola palabra a nada, de forma que el procurador estaba muy extrañado.

Jesús sentenciado a muerte

15. En la Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que ellos quisieran.

16. Tenían entonces un preso famoso, llamado Barrabás.

17. Cuando ya estaban reunidos, les preguntó Pilato: "¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, el llamado Cristo?".

18. Pues bien sabía él que se lo habían entregado por envidia.

19. Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le envió un recado: "No te metas con ese justo; que hoy, en sueños, he sufrido mucho por su causa".

20. Los pontífices y los ancianos persuadieron a las turbas para que reclamaran a Barrabás y se diera muerte a Jesús.

21. Tomó la palabra el procurador y les preguntó: "¿A cuál de los dos queréis que os suelte?". Ellos respondieron: "A Barrabás".

22. Pilato les dice: "¿Pues qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?". Responden todos: "¡Que sea crucificado!".

23. Él insistía: "Pero, ¿qué mal ha hecho?". Pero ellos gritaban cada vez más fuerte: "¡Que sea crucificado!".

24. Viendo Pilato que todo era inútil y que, además, se originaba un tumulto, mandó traer agua y se lavó las manos ante el pueblo diciendo: "Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!".

25. Y todo el pueblo respondió: "¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!".

26. Entonces les soltó a Barrabás y, después de mandar azotar a Jesús, se lo entregó para que lo crucificaran.

27. Entonces los soldados del procurador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron en torno a él a toda la cohorte.

28. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de color púrpura.

29. Luego, le pusieron en la cabeza una corona que habían entretejido con espinas, y en la mano derecha una caña. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban, diciendo: "¡Salve, rey de los judíos!".

30. Y escupiéndole encima, le quitaron la caña y le golpeaban con ella en la cabeza.

31. Cuando acabaron las burlas, le quitaron el manto, le pusieron sus propios vestidos y se lo llevaron a crucificarlo.

Crucifixión y muerte de Jesús

32. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, que se llamaba Simón, a quien obligaron a llevarle la cruz.

33. Cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, es decir, "Lugar de la calavera",

34. le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no lo quiso beber.

35. Después de crucificarlo, se repartieron sus vestidos echando suertes;

36. y, sentados, lo custodiaban allí.

37. Encima de su cabeza pusieron escrita la causa de su condena: ÉSTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.

38. Al mismo tiempo fueron crucificados con él dos ladrones: uno a la derecha y otro a la izquierda.

39. Los que pasaban por allí lo insultaban, moviendo la cabeza

40. y diciendo: "Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes: si eres Hijo de Dios sálvate a ti mismo y baja de la cruz".

41. Igualmente, también los pontífices se burlaban de él, junto con los escribas y los ancianos, diciendo:

42. "Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo. Es rey de Israel: que baje ahora mismo de la cruz, y creeremos en él.

43. Tiene puesta su confianza en Dios: que Dios lo libere ahora, si tanto le ama, puesto que dijo: "Soy Hijo de Dios"".

44. Hasta los ladrones que habían sido crucificados con él lo insultaban.

45. Desde la hora sexta hasta la hora nona toda aquella tierra quedó sumida en tinieblas.

46. Hacia la hora nona, exclamó Jesús con voz potente: " Elí, Elí, lemá sabactani? ". Esto es: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has desamparado?".

47. Al oírlo, algunos de los que estaban allí decían: "Éste está llamando a Elías".

48. Uno de ellos corrió en seguida a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña, le daba de beber.

49. Pero los demás dijeron: "¡Déjalo! Vamos a ver si viene Elías a salvarlo".

50. Entonces Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu.

51. Y al momento, el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló y las rocas se hendieron;

52. los sepulcros se abrieron, muchos cuerpos de los santos ya muertos resucitaron

53. y saliendo de los sepulcros después que él resucitó, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.

54. Cuando el centurión y los que con él estaban custodiando a Jesús sintieron el terremoto y lo que pasaba quedaron sobrecogidos de espanto y decían: "Realmente, éste era Hijo de Dios".

55. Había también allí muchas mujeres que miraban desde lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

56. Entre ellas estaba María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Jesús es sepultado

57. Llegada la tarde, vino un hombre rico, de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús.

58. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato mandó que se lo entregaran.

59. José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60. y lo puso en un sepulcro nuevo, de su propiedad, que había excavado en la roca. Hizo rodar después una gran piedra hasta la puerta del sepulcro y se fue.

61. Pero María Magdalena y la otra María estaban allí sentadas frente al sepulcro.

La guardia ante la tumba

62. Al día siguiente, el que viene después de la parasceve, se reunieron los pontífices y los fariseos ante Pilato

63. y le dijeron: "Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor, cuando todavía vivía, dijo: "A los tres días resucitaré".

64. Manda, pues, que el sepulcro quede bien asegurado hasta el día tercero, no sea que vayan los discípulos a robarlo y luego digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos"; pues este último engaño sería peor que el primero".

65. Pilato les respondió: "Aquí tenéis la guardia; id y aseguradlo bien, como ya sabéis".

66. Ellos fueron y, después de sellar la piedra, pusieron el sepulcro bajo la custodia de la guardia.