Éxodo 2:11 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Moisés había pasado ahora los primeros cuarenta años de su vida en la corte de Faraón, preparándose para su cometido, y le llegaba la hora de pasar a la acción. Entonces:

I. Con todo denuedo y osadía, hacía suya la causa del pueblo de Dios: Crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas (v. Éxo 2:11). Tenemos la mejor exposición de estas palabras en la porción inspirada de Heb 11:24-26, donde se nos dice que, con ello, expresó Moisés: 1. Su santo menosprecio de los honores y placeres de la corte egipcia; rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón. 2. Su compasiva preocupación por sus pobres hermanos en esclavitud, con quienes escogió (aunque podía haberlo evitado fácilmente) ser maltratado.

II. Nos ofrece un anticipo de las grandes cosas que después iba a realizar por Dios y por Israel. Vemos aquí dos pequeñas muestras, referidas detalladamente por Esteban (Hch 7:23.).

1. Moisés mató al egipcio que estaba golpeando a un hebreo (vv. Éxo 2:11-12). Probablemente era uno de los capataces, a quien encontró maltratando a su esclavo. Hay una leyenda judía, según la cual, Moisés no le mató con arma alguna, sino con la palabra de su boca, como hizo Pedro con Ananías y Safira.

2. Moisés iba después a ocuparse en el gobierno de Israel y, como muestra de su preparación, le tenemos aquí tratando de zanjar una discusión entre dos hebreos, en la que habían llegado a las manos.

A) La desdichada controversia que Moisés observó entre dos hebreos (v. Éxo 2:13). Es de notar que, cuando Dios levanta instrumentos de salvación para su Iglesia, éstos se las han de haber, no sólo con egipcios opresores (los inconversos), a quienes tienen que resistir cuando no es posible ganarlos para Cristo, sino también con israelitas pendencieros (los creyentes), a quienes tienen que tratar de reconciliar.

B) El modo de comportarse con ellos; se dirigió al que estaba maltratando al otro, y razonó mansamente con él de esta manera: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? El reproche de Moisés en esta ocasión es valedero para todos los tiempos. Trataba de ejercer el valioso oficio de reconciliar a hermanos enemistados.

C) El poco éxito que tuvo su buen intento: Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? (v. Éxo 2:14). Una persona no necesita gran autoridad para dar un amistoso reproche, pues es un acto de bondad; pero este hombre lo interpretó como un acto de dominio, y tachó a Moisés de imperioso y usurpador de autoridad. Así también, cuando a una persona le desagrada un buen razonamiento o una oportuna admonición, le da el nombre de sermón, como si no se pudiese decir una buena palabra en favor de Dios y en contra del pecado sin subir al púlpito. El hebreo aquel le echó en cara a Moisés lo que había hecho al matar al egipcio: ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Si los hebreos hubiesen entendido la insinuación que comportaba la conducta de Moisés, habrían acudido a él como a su jefe y capitán y es probable que hubiesen obtenido entonces la liberación; aunque no se puede pasar por alto el hecho de que Moisés mismo tenía que ser refinado por Dios durante otros cuarenta años, pues el tiempo de Dios no había llegado todavía. Lo cierto es que, al despreciar a su futuro libertador, su liberación fue justamente pospuesta y su esclavitud se prolongó durante cuarenta años, como después, al menospreciar la tierra de Canaán, quedaron sin entrar en ella durante cerca de cuarenta años más. También nosotros debemos evitar el albergar prejuicios contra los caminos y los hijos de Dios con el pretexto de la insensatez y de la displicencia de algunas personas que profesan ser creyentes. Cristo mismo fue rechazado por los edificadores, y todavía lo es por quienes se resisten a ser salvados por Él.

D) La huida de Moisés a Madián, como consecuencia del hecho referido. Dios lo dispuso así para sus sabios y santos fines. No habían madurado aún las condiciones para la liberación de Israel. Moisés tenía que ser dispuesto mejor para su futuro servicio, y por ello debe retirarse de la escena al presente. Dios guió a Moisés a Madián, porque los madianitas eran descendientes de Abraham. Allá fue y se sentó junto a un pozo (v. Éxo 2:15), cansado y pensativo, como perdido, y esperando a ver por qué camino le conducía la Providencia. Esto significó para él un gran cambio, pues el día anterior estaba en la corte de Faraón disfrutando de todas las comodidades; de esta manera puso Dios a prueba su fe.

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