Significado de CONCIENCIA Según La Biblia | Concepto y Definición

CONCIENCIA Significado Bíblico

¿Qué Es CONCIENCIA En La Biblia?

Capacidad humana de reflexionar sobre el grado en que el comportamiento personal se ha conformado a las normas morales. En el caso del cristiano, dichas normas morales deben ser las establecidas por Dios. La palabra no aparece en el AT, aunque existen ocasiones en que el concepto está claramente presente (1Sa 25:31). Sin embargo, el trasfondo principal para el término conciencia es el griego. Mientras que inicialmente se refería a ser consciente de la existencia de uno mismo, en forma gradual se fue asociando la conciencia con el aspecto moral. El escritor judío Filón (aprox. 40 d.c.) probablemente fue el primero en haber declarado en forma explícita que Dios da la conciencia a fin de reprobar el comportamiento inadecuado.
En el NT, dos terceras partes de los casos donde aparece el término están en los escritos de Pablo. La mayoría está en sus cartas a los Corintios, por lo cual algunos piensan que estos cristianos habían utilizado primeramente el término en una carta a Pablo. El apóstol declara que su “gloria” en relación a su ministerio es el testimonio de su propia conciencia (2Co 1:12; 2Co 5:11). Continúa declarando que este testimonio se basa en que él se ha conducido con sinceridad y pureza en la gracia de Dios y no en sabiduría “humana” ante los receptores de sus cartas tanto incrédulos (“el mundo”) como creyentes (Hch 23:1; Hch 24:16). Por lo tanto, la conciencia examina tanto el comportamiento como así también las motivaciones personales. Si uno actúa de manera congruente con lo que le dicta la conciencia, un cristiano tiene razones para creer que los demás finalmente reaccionarán de manera positiva al mensaje (1Pe 3:16).
Conciencia débil
En 1Co 8:7, la expresión “conciencia débil” no se refiere a una conciencia menos sensible de lo que debería ser. En el contexto, Pablo se refiere a las personas que tal vez sepan intelectualmente que hay un solo Dios y que, sin embargo, cuando comen carne en el templo de un ídolo, aún creen que están adorando a esa deidad. En consecuencia, una “conciencia débil” se refiere a aquella que quizás sea excesivamente sensible o que no actúa en conformidad con lo que la persona sabe es la verdad. No obstante, otros cristianos no deben influir en el “débil” para que participe de prácticas que irían en contra de la conciencia o que la contaminen (1Co 8:7-10).
Sin embargo, la conciencia no debe limitar la libertad que el cristiano tiene en Cristo. En 1Co 10:25, Pablo habla de la práctica de comer carne comprada en el mercado que probablemente se haya obtenido de un animal sacrificado en el templo de un ídolo. El apóstol declara que los cristianos pueden comer esta carne y que no deben hacer preguntas “por motivos de conciencia”. Es decir, está permitido consumir esta carne y la conciencia no debe dictar lo contrario. En asuntos que resulten indiferentes (diaphoros), la conciencia no debe limitar la libertad cristiana. Los que tienen la conciencia “cauterizada” son aquellos que engañan a los demás prohibiendo acciones que están totalmente permitidas (1Ti 4:2-3). La conciencia, pues, no es juez final en el tema. Pablo utiliza la forma verbal de la palabra cuando declara en 1Co 4:4, “Porque aunque de nada tengo mala conciencia (sunoida), no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor”. Tal como señaló Martín Lutero, hay que obedecer a la conciencia, pero la conciencia debe estar “cautiva” a la Palabra de Dios.
La conciencia de los incrédulos
En Rom 2:15, Pablo declara que la conciencia y los pensamientos de los gentiles que no conocen la ley de Dios actúan como testigos de manera tanto acusadora como apologética. Si bien el enfoque está en el comportamiento pasado, pareciera que la conciencia aquí podría regir también la conducta futura. Sin embargo, el v. Rom 2:16 deja en claro que el veredicto definitivo se producirá en el juicio final. En tanto que la conciencia puede ser un componente evaluativo importante de los pensamientos y el comportamiento, tanto los creyentes como los incrédulos finalmente se hallarán bajo el juicio de Dios.

c. Hal Freeman (h)