Significado de EXILIO Según La Biblia | Concepto y Definición

EXILIO Significado Bíblico

¿Qué Es EXILIO En La Biblia?

Acontecimientos que condujeron a las tribus israelitas del norte al cautiverio a manos de los asirios, y a las tribus del sur a ser capturadas por los babilonios. A veces, los términos “cautiverio” y “llevados a cautiverio” se refieren al exilio de Israel y de Judá.
En tiempos del AT, los asirios y los babilonios iniciaron la práctica de deportar cautivos a tierras extranjeras. La deportación se consideraba la medida más dura, y solo se recurría a ella cuando otros medios de dominación habían fracasado. Los asirios preferían exigir tributo antes que deportar a las naciones a las que amenazaban conquistar. Ya en el 842 a.c. , Jehú, rey de Israel, pagaba tributo a Salmanasar, rey de Asiria. No fue sino hasta el reinado de Tiglat-pileser (745–727 a.c.) que los asirios comenzaron a deportar personas de las diversas tribus de Israel.
En el 734 a.c. , Tiglat-pileser capturó las ciudades de Neftalí (2Re 15:29) y se llevó cautivas a las tribus de Neftalí, Rubén, Gad y media tribu de Manasés (1Cr 5:26). En el 732, el rey tomó control de Damasco, la ciudad capital de Siria. Por ese tiempo hizo tributario a Oseas (732–723 a.c.), el último rey de Israel (Reino del Norte). Este se rebeló aprox. en el 724 a.c. y fue capturado por los asirios (2Re 17:1-6).
Samaria, la ciudad capital de Israel, ofreció resistencia hasta el 721 a.c. , cuando Salmanasar (727–722 a.c.) decidió sitiarla. La consiguiente caída de la ciudad se produjo a manos de Sargón II (722–705 a.c.). Estos acontecimientos marcaron el final de las diez tribus del norte (2Re 17:18).
Los asirios exiliaron a los israelitas hacia Halah, Gozán y Sefarad (2Re 17:6; 2Re 18:11; Abd 1:20). Llevaron a Samaria gente de Babilonia, Cuta, Ava, Hamat y Sefarvaim (2Re 17:24; Esd 4:10). Sargón II registró que se deportaron 27.290 israelitas.
Los profetas Oseas y Amós habían anunciado la caída de Israel, y también proclamaron que dicha caída se debía más a su degeneración moral y espiritual que a la supremacía militar de la nación asiria. Esta era solo “la vara de mi [de Dios] ira” (Isa 10:5).
Historia del exilio de Judá
Más de cien años antes del exilio babilónico, el profeta Isaías había anunciado la caída de Judá (Isa 6:11-12; Isa 8:14; Isa 10:11). Además, los profetas Miqueas, Sofonías, Jeremías, Habacuc y Ezequiel coincidían en que Judá iba a caer.
Hubo tres deportaciones de judíos a Babilonia. La primera en el 598 a.c. (2Re 24:12-16). La segunda en el 587 a.c. (2Re 25:8-21; Jer 39:8-10; Jer 40:7; Jer 52:12-34). Después de esta, Gedalías fue designado gobernador de Judá por los babilonios, pero fue asesinado (2Re 25:22-25). Una tercera deportación, como castigo por el asesinato de Gedalías, ocurrió en el 582 a.c. (Jer 52:30).
La vida en el exilio
Esto significó vivir en cinco regiones geográficas diferentes: Israel, Judá, Asiria, Babilonia y Egipto. Poseemos poca información de los acontecimientos en estas regiones entre los años 587 y 538 a.c.
Israel
Asiria se llevó a líderes y personas educadas del Reino del Norte, y los remplazó con pobladores de otros países conquistados (2Re 17:24). Hicieron regresar a algunos sacerdotes de Israel para enseñarle a la gente las tradiciones religiosas del Dios de la tierra (2Re 17:27-28). Tales sacerdotes probablemente servían a una población de agricultores judíos pobres dominados por líderes extranjeros. Un remanente fiel intentó, a su manera, mantener la adoración a Jehová cerca de Siquem, donde finalmente se fundó la comunidad samaritana. Cuando Babilonia conquistó la región, estableció una capital provincial en Samaria. Los líderes del lugar se unieron con otros líderes provinciales para impedir que Zorobabel –que lideraba el regreso del exilio– y su gente reedificaran el templo (Esd 4:1-24). En Esd 10:1-44 se nos muestra una gran escena de arrepentimiento, y así, gradualmente, fue emergiendo una población mixta Ver Samaritanos.
Asiria
Los exiliados del Reino del Norte fueron dispersados entre las avanzadas asirias (2Re 17:6). Aisladas de otros judíos, pareciera que estas pequeñas comunidades no pudieron mantener su identidad nacional. Se desconoce qué sucedió con este pueblo, de allí la designación “las tribus perdidas de Israel”. Con el tiempo, algunos quizás regresaron a su tierra de origen. Otros tal vez establecieron el fundamento de comunidades judías que aparecen en registros históricos posteriores.
Judá
Los babilonios no destruyeron totalmente la tierra de Judá. En realidad, dejaron labradores para cuidar la tierra (Jer 52:16). Algunos que habían huido del país antes que Babilonia lo invadiera, regresaron a la tierra después de la destrucción de Jerusalén (Jer 40:12). Los babilonios establecieron un gobierno que tal vez haya dependido del gobierno provincial en Samaria. Los judíos leales a la tradición davídica asesinaron al gobernador Gedalías (2Re 25:25). Posteriormente, muchos huyeron a Egipto (2Re 25:26; Jer 43:1-13). Los que permanecieron en el país continuaron adorando a Dios en las ruinas del templo y buscando una palabra de esperanza de parte de Dios (Lamentaciones). Es probable que muchos se hayan molestado al ver que los judíos regresaban de Babilonia para reclamar tierra y liderazgo.
Babilonia
El centro de la vida judía se desplazó hacia Babilonia con líderes como Ezequiel. Babilonia llegó a reconocer a la familia real de Judá, como se advierte en 2Re 25:27 y también en documentos recuperados de esa zona. Los judíos exiliados basaron su calendario en el exilio del rey Joaquín en el 597 a.c. (Eze 1:2; Eze 33:21; Eze 40:1). Zorobabel, nieto de Joaquín, acompañó a los primeros exiliados de regreso a Jerusalén en el 538 a.c. (Esd 2:2; Hag 1:1). La mayoría probablemente siguieron las prácticas normales del Cercano Oriente y se convirtieron en agricultores con tierras de propiedad del gobierno. Documentos babilónicos muestran que algunos judíos llegaron a ser comerciantes exitosos. Aparentemente, líderes religiosos como Ezequiel lograron organizar encuentros religiosos (Eze 8:1; comp. Esd 8:15-23). Siguió habiendo correspondencia entre los que estaban en el exilio y los que habían quedado en Judá (Jer 29:1-32), y los ancianos judíos fueron líderes entre los exiliados (Jer 29:1; Eze 8:1; Eze 14:1; Eze 20:1). Esdras y Nehemías demuestran que las genealogías y los registros familiares se convirtieron en material importante al extremo para la identidad de los desterrados. Las personas eran económicamente solventes y algunos hasta tenían esclavos (Esd 2:65). También contaban con recursos para financiar su regreso a Jerusalén (Esd 1:6; Esd 2:69). Es más, muchos anhelaban volver y no querían cantar cántico a Dios en Babilonia (Sal 137:1-9). Seguían a profetas como Ezequiel en su deseo de reedificar el templo y restaurar al pueblo judío. Se reían de los dioses babilónicos y los consideraban leños sobrantes de alguna fogata (Isa 44:9-17; Isa 45:9-10; Isa 46:1-2; Isa 46:6-7; Jer 1:16; Eze 20:29-32). Se había establecido una comunidad judío-babilónica que ejercería fuerte influencia mucho después de que Ciro, el rey de Persia, permitiera que los judíos regresaran a Judá. Estos judíos habían organizado su propia adoración, habían recopilado textos de las Escrituras y habían comenzado a interpretarlos en una paráfrasis aramea y con explicaciones que finalmente se convirtieron en el Talmud babilónico; estos judíos continuaron brindando apoyo a los judíos en Jerusalén.
Egipto
Hubo judíos que escaparon de Jerusalén a Egipto (2Re 25:26) en contra de la advertencia de Dios (Jer 42:13-22; Jer 43:1-13; Jer 44:1-30). Muchos se convirtieron en parte del ejército egipcio estacionado en los fortines de las fronteras para protegerse de la invasión babilónica. Probablemente se hayan unido a judíos que estaban en Egipto desde antes. Los arqueólogos han descubierto inscripciones en Elefantina y en el sur de Egipto que muestran que allí se había emplazado un gran ejército de judíos. Aparentemente edificaron un templo donde adoraban a Jehová y a otros dioses. Estas comunidades militares con el tiempo desaparecieron, pero la influencia judía en Egipto se mantuvo. Finalmente, una comunidad numerosa se estableció en Alejandría y produjo la Septuaginta, la traducción más antigua del AT al griego.
El edicto de Ciro en el 538 a.c. (2Cr 36:22-23, Esd 1:1-4) liberó a los judíos de Babilonia para que pudieran regresar a su tierra. Aunque las condiciones en su patria eran deplorables, muchos regresaron. Las predicaciones de Zacarías y de Hageo (520–519 a.c.) animaban a los cautivos liberados para que regresaran a edificar el templo en Jerusalén. Este se completó en el 515 a.c. , fecha que tradicionalmente marca el fin del exilio babilónico.

Gary Hardin

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