Significado de SINAGOGA Según La Biblia | Concepto y Definición

SINAGOGA Significado Bíblico

¿Qué Es SINAGOGA En La Biblia?

Lugar de reunión y asamblea local de los judíos durante la última parte del período intertestamentario y en la época del NT.
Origen
La tradición judía declara que Moisés dio inicio a la sinagoga, pero el AT no apoya esta afirmación. Durante la mayor parte del AT no se fomentó la adoración local porque frecuentemente se la asociaba con prácticas paganas. La adoración giraba en torno al templo en Jerusalén. Sal 74:8, escrito hacia el final de los tiempos del AT, parece indicar que los lugares locales de adoración se derribaron cuando se destruyó el templo. Algunas traducciones usan la palabra “sinagoga” para referirse a estos lugares de adoración, pero desconocemos datos adicionales.
La sinagoga en la era del NT tenía sus raíces en la época posterior a la destrucción del templo de Salomón y el traslado de gran parte del pueblo al exilio. Se hicieron necesarias la adoración y la instrucción a nivel local. Incluso después de que muchos judíos volvieron a Jerusalén y reconstruyeron el templo, los lugares de adoración local se preservaron. En el siglo I, estos lugares y asambleas ya se denominaban sinagogas.
Datos de las sinagogas
Las sinagogas existían en cualquier lugar donde vivieran judíos. Si bien el templo se mantuvo hasta el 70 d.C., continuó siendo el centro para la adoración sacrificial. Los judíos fieles siguieron yendo al templo para las fiestas. También participaban en las sinagogas locales. Durante la época de Jesús, incluso había una sinagoga dentro del mismo templo. Es probable que esta haya sido la zona donde Jesús, a los doce años, hablaba con maestros de la ley (Luc 2:46).
La mayoría de las comunidades, independientemente del tamaño, tenía al menos una sinagoga; algunas tenían varias. Fuentes judías indican que se debía establecer una sinagoga en todo lugar donde hubiera, al menos, diez hombres judíos. Tenía que estar ubicada lo suficientemente cerca de los judíos fieles como para que asistieran sin quebrantar el día de reposo al superar la distancia que permitían los rabinos en dicho día. Un servicio típico consistía en recitación de la Shemá (la confesión de fe en el único Dios), oraciones, lecturas de la Ley de Dios y los Profetas, un sermón y una bendición. Luc 4:16-21 es el pasaje bíblico que mejor describe una reunión en una sinagoga del primer siglo en Palestina. Ver Shemá.
Los ancianos locales estaban a cargo de la supervisión general de la sinagoga. A menudo designaban un jefe. Este era un laico que cuidaba el edificio y seleccionaba a los que participaban en el culto en el día de reposo. El jefe tenía un asistente. Una de sus tareas era entregar los rollos sagrados a quienes los leían, y luego guardarlos nuevamente en un lugar especial (Luc 4:17; Luc 4:20).
Jesús y las sinagogas
Los Sábat Jesús concurría habitualmente a la sinagoga en la ciudad donde fue criado, Nazaret (Luc 4:16). Después de comenzar Su ministerio público, con frecuencia daba clases y predicaba en sinagogas de toda Galilea (Mat 4:23; Mat 9:35; Mar 1:39; Luc 4:44). Al principio de Su ministerio, sanó a un hombre en la sinagoga de Capernaum (Mar 1:21; Luc 4:31-37).
Jesús a menudo encontraba oposición en las sinagogas. Luc 4:16-30 relata lo sucedido en Nazaret (ver Mat 13:54-58; Mar 6:1-6), donde Su predicación y enseñanza generaron reacciones negativas. Luc 13:10-16 refiere que Jesús sanó a una mujer en la sinagoga durante el Sábat. Esto enfureció al principal encargado. Jesús, a su vez, reprendió al hombre por su hipocresía y advirtió contra la hipocresía de los que en la sinagoga se jactaban de su propia justicia. Condenó el presentar ofrendas y oraciones para ser vistos y elogiados (Mat 6:2; Mat 6:5). También reprochó a los que buscaban los primeros asientos (Mat 23:6; Mar 12:39; Luc 11:43; Luc 20:46).
A medida que aumentaba la oposición a Jesús, Él advirtió a Sus discípulos sobre un tiempo futuro cuando serían perseguidos en las sinagogas de sus propios pueblos (Mat 10:17; Mat 23:34; Mar 13:9; Luc 12:11; Luc 21:12).
Sinagogas en Hechos
La primera parte de Hechos parece reflejar un período cuando algunos creyentes judíos continuaron adorando en las sinagogas. Saulo iba a las sinagogas para buscar y perseguir a los creyentes en Cristo (Hch 9:2; Hch 22:19; Hch 26:11). A medida que la persecución aumentaba, los creyentes se vieron forzados a abandonarlas. Ver Libertos, Sinagoga de los.
Tras su conversión, Saulo inmediatamente comenzó a predicar a Cristo en las sinagogas de Damasco (Hch 9:20). Esto muestra que los judíos cristianos aún se congregaban allí, especialmente en las que estaban fuera de Palestina. Durante sus viajes misioneros, por lo general Pablo comenzaba el trabajo en una nueva ciudad yendo a la sinagoga (Hch 13:5; Hch 13:14; Hch 14:1; Hch 17:1; Hch 17:10; Hch 17:17; Hch 18:4; Hch 19:8). La excepción en Filipos tal vez se deba a que no había suficientes judíos allí como para que hubiera alguna. Pablo, por lo tanto, fue a un lugar donde los judíos fieles se reunían para orar durante el Sábat (Hch 16:13).
Por lo general Pablo, como buen rabino fariseo, era bienvenido y se le daba oportunidad de presentar sus opiniones. Fue bien recibido especialmente entre los gentiles que asistían a las sinagogas, pero algunos judíos también creyeron (Hch 13:42-43). Otros le ofrecían gran resistencia. A menudo se veía forzado a abandonar la sinagoga y adorar junto con creyentes en otro lugar (Hch 18:6-8; Hch 19:8-10). La iglesia y la sinagoga finalmente se separaron de manera permanente durante el primer tercio del siglo II.
Las sinagogas en las epístolas generales
La carta de Santiago es uno de los primeros libros del NT (escrito aprox. en el 50 d.C.) dirigido a los creyentes de Palestina. En Stg 2:2, el autor advierte a los creyentes que no muestren favoritismo hacia una persona rica que se acerca para adorar. La palabra griega que se utiliza es sunagoge. Evidentemente, 20 años después de la crucifixión, los creyentes de Palestina todavía adoraban en sinagogas que aceptaban a Jesús como Mesías.
La carta a los Hebreos probablemente fue escrita a los creyentes judíos de Roma aprox. en el 65 d.C. Pareciera que algunos creyentes, al ser perseguidos, abandonaban las sinagogas mesiánicas y volvían a aquellas donde Jesús no era aceptado como el Cristo porque estas no eran objeto de persecución.
La influencia de la sinagoga
Esta era el medio para conservar la fe judía y la adoración. Los judíos en todas partes del mundo antiguo siguieron manteniendo su fe, y ellas fueron un semillero para la fe cristiana a medida que los misioneros extendían el mensaje del evangelio. Los adoradores en las sinagogas creían en un Dios verdadero, estudiaban las Escrituras y buscaban al Mesías venidero. Fueron además el punto de partida evidente para el emprendimiento evangelístico de la iglesia primitiva.

Robert J. Dean y Charles W. Draper

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