Versículos Bíblicos

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1 Reyes 2 - Biblia de Jerusalén 1998

1. Se acercaban los días de la muerte de David. Aconsejó a su hijo Salomón:

2. "Yo emprendo el camino de todos. Ten valor y sé hombre.

3. Guarda lo que Yahvé tu Dios manda guardar, siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, órdenes, sentencias e instrucciones, según está escrito en la ley de Moisés. Así tendrás éxito en cuanto emprendas, según todo lo que te aconsejo.

4. Así Yahvé cumplirá la promesa que hizo diciendo: "(Si tus hijos guardan su senda, caminado fielmente en mi presencia, con todo su corazón y toda su alma) no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel."

5. "Tú sabes bien lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel: a Abner, hijo de Ner, y a Amasá, hijo de Yéter: los asesinó, derramando en tiempo de paz sangre de guerra; ha manchado de sangre inocente la faja de mi cintura y la sandalia de mis pies.

6. Haz lo que tu prudencia te dicte, pero no permitas que sus canas desciendan en paz al Seol.

7. En cambio, a los hijos de Barcilay de Galaad los tratarás con magnanimidad. Los contarás entre los que comen a tu mesa, porque también ellos se portaron como parientes míos cuando yo huía de tu hermano Absalón.

8. Ahí tienes a Semeí, hijo de Guerá, el benjaminita de Bajurín, que me lanzó atroces maldiciones el día en que yo iba a Majanáin; pero bajó a mi encuentro al Jordán y entonces le juré por Yahvé: "No te mataré a espada".

9. Pero tú no lo dejes impune; eres hombre avisado y sabrás qué hacer con él para que sus canas bajen en sangre al Seol."

Muerte de David

10. David reposó con sus antepasados y lo sepultaron en la Ciudad de David.

11. David reinó sobre Israel cuarenta años; en Hebrón reinó siete años y en Jerusalén treinta y tres.

12. Salomón se sentó en el trono de David su padre y el reino quedó establecido sólidamente en su mano.

Salomón afirma su reino

13. Adonías, hijo de Jaguit, fue donde Betsabé, madre de Salomón. Ella le preguntó: "¿En son de paz?" Respondió: "Paz."

14. Y añadió: "Tengo algo que decirte." Ella dijo: "Dilo."

15. Respondió: "Tú sabes que el poder real me pertenecía y que todos los israelitas tenían puestos los ojos en mí para hacerme rey; pero el poder real me dio la espalda y fue a parar a mi hermano, pues Yahvé lo tenía destinado para él.

16. Ahora pues, tengo un único ruego que hacerte y no me apartes la cara. Ella le dijo: "Habla."

17. Él dijo: "Habla, por favor, al rey Salomón, que a ti no te volverá la cara. Que me dé por mujer a Abisag, la sunamita."

18. Betsabé contestó: "Está bien. Hablaré al rey en favor tuyo."

19. Betsabé entró donde el rey Salomón para interceder en favor de Adonías. El rey se levantó a su encuentro, hizo una inclinación ante ella, y tomó luego asiento en su trono. Dispuso un trono para la madre del rey, que tomó asiento a su derecha.

20. Ella dijo: "Tengo sólo un pequeño ruego que hacerte, no me vuelvas la cara." El rey contestó: "Expón tu ruego, madre, que no te volveré la cara."

21. Ella continuó: "Que Abisag, la sunamita, sea entregada por mujer a tu hermano Adonías."

22. El rey Salomón replicó a su madre: "¿Por qué pides tú a Abisag, la sunamita, para Adonías? Pide también para él el poder real, pues, además de ser mi hermano mayor, ya tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia."

23. El rey Salomón juró entonces por Yahvé: "Así me castigue Yahvé una y mil veces, si al decir tal cosa no se ha jugado Adonías la vida.

24. ¡Vive Yahvé, quien me ha entronizado y consolidado sobre el trono de David mi padre, y me ha dado una dinastía, tal como había prometido, que Adonías será hoy hombre muerto!"

25. El rey Salomón envió a Benaías, hijo de Joadá, que cargó sobre él y lo mató.

26. En cuanto al sacerdote Abiatar, el rey le dijo: "¡A Anatot, ve a tus tierras! ¡Eres reo de muerte! Aunque, en esta ocasión, no voy a matarte, en atención a que llevabas el arca de mi Señor Yahvé en presencia de mi padre David y que compartiste todas las tribulaciones de mi padre."

27. Salomón destituyó a Abiatar de su función como sacerdote de Yahvé, cumpliendo así la palabra que Yahvé había sentenciado contra la casa de Elí en Siló.

28. El rumor de lo sucedido llegó a Joab, quien había tomado partido por Adonías - aunque no por Absalón -. Joab huyó entonces a la Tienda de Yahvé y se agarró a los cuernos del altar.

29. Comunicaron al rey Salomón: "Joab ha huido a la Tienda de Yahvé y allí está, al lado del altar." Salomón envió a decir a Joab: "¿Qué te sucede, que has huido al altar?" Joab respondió: "He tenido miedo de ti y he huido a Yahvé." Salomón envió a Benaías, hijo de Joadá, con esta orden: "Ve, carga contra él."

30. Benaías entró en la Tienda de Yahvé y le dijo: "Así dice el rey: "Sal"." Respondió: "No, aquí moriré." Benaías llevó respuesta al rey: "Así ha hablado Joab y así le he respondido."

31. El rey le dijo: "Haz como él ha dicho. ¡Carga contra él y entiérralo! Así apartarás de mí y de la casa de mi padre la sangre inocente, derramada por Joab.

32. ¡Que Yahvé haga recaer su sangre sobre su cabeza por haber cargado contra dos hombres más justos y mejores que él, asesinándolos con la espada, - sin que mi padre David supiera nada de ello -: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasá, hijo de Yéter, jefe del ejército de Judá.

33. ¡Que la sangre de ellos recaiga sobre la cabeza de Joab y la de su descendencia para siempre! ¡Para David, su descendencia, su casa y su trono, haya paz perpetua de parte de Yahvé!"

34. Benaías, hijo de Joadá, subió, cargó contra Joab y lo mató. Luego lo enterraron en su casa, en el desierto.

35. En su lugar, el rey puso al frente del ejército a Benaías, hijo de Joadá, y en lugar de Abiatar, puso a Sadoc, el sacerdote.

36. El rey envió a llamar a Semeí y le dijo: "Hazte una casa en Jerusalén y vive en ella. No saldrás de allí ni a un lado ni a otro.

37. Ten por cierto que el día en que salgas y cruces el torrente Cedrón, morirás y tu sangre caerá sobre tu cabeza."

38. Semeí dijo al rey: "Está bien lo que dices. Tu siervo hará como el rey mi señor ha dicho." Semeí permaneció en Jerusalén por mucho tiempo.

39. Pero al cabo de tres años, dos siervos de Semeí huyeron a donde Aquis, hijo de Maacá, rey de Gat. Se lo comunicaron a Semeí: "Tus siervos están en Gat."

40. Semeí se alzó, aparejó su asno y marchó a Gat, donde Aquis, en busca de sus siervos. Fue y se trajo de Gat a sus siervos.

41. Informaron a Salomón: "Semeí ha ido de Jerusalén a Gat y ha traído a sus siervos."

42. El rey envió a llamar a Semeí y le dijo: "¿No te hice jurar por Yahvé y te advertí: "El día en que salgas para ir a dondequiera que sea ten por cierto que morirás y tú asentiste a lo que escuchabas?".

43. ¿Por qué no has guardado el juramento pronunciado ante Yahvé y la orden que te impuse?"

44. El rey añadió: "Tú sabes todo el mal - bien lo recuerdas - que hiciste a David mi padre. ¡Que Yahvé haga recaer toda tu maldad sobre tu cabeza!

45. Pero ¡el rey Salomón sea bendito y el trono de David se mantenga firme por siempre ante Yahvé!"

46. El rey dio instrucciones a Benaías, hijo de Joadá, que salió y cargó contra él hasta que murió. El poder real quedó entonces consolidado en manos de Salomón.