Versículos Bíblicos

Dos personas estudiando versículos sobre el evangelismo personal

37 Versículos Poderosos Para El Evangelismo Personal

0
Textos Maravillosos de La Biblia Para El Evangelismo Personal Hoy día recordé a un momento en mi vida que marcó un antes y un después...

Árticulos Nuevos

versiculos-biblicos-claves-de-la-biblia-cuadro

66 Versículos Bíblicos Claves Para Cada Libro de la Biblia: Cuadro...

0
Versículos Importantes De Todos Los Libros de La Biblia: Desde Génesis a Apocalipsis (Tabla Informativa) Antes de presentarte el cuadro, dejame contarte una historia: Hace...
Figura en manto azul con texto sobre la traducción de un término asociado con María

María: ¿Una Virgen o Una Mujer Joven? ¿Cuál es la traducción...

0
Hoy quiero hablar e intentar explicar uno de los pasajes más importantes y discutidos de toda la Biblia: Me refiero al versículo de Isaías...


1 Reyes 20 - Biblia Castilian 2003

Acab derrota a los sirios

1. Ben Hadad, rey de Aram, reunió todo su ejército. Ten a consigo treinta y dos reyes, con caballos y carros. Subió, puso cerco a Samar a y la atacó.

2. Despachó mensajeros a la ciudad, a Ajab, rey de Israel,

3. para que le dijeran: "Esto dice Ben Hadad: "Tu plata y tu oro me pertenecen, lo mismo que tus mujeres y tus mejores hijos"".

4. Respondió el rey de Israel: "Conforme a lo que dice el rey mi se or, tuyo soy yo con todo lo que me pertenece".

5. Volvieron otra vez los mensajeros y dijeron: "Esto dice Ben Hadad: "Puesto que ya envié a pedirte tu oro y tu plata, juntamente con tus mujeres y tus hijos,

6. ma ana a estas horas te mandaré mis servidores, para que registren tu casa y las de tus servidores; echarán mano a todo lo que les parezca valioso y se lo llevarán"".

7. Convocó entonces el rey a todos los ancianos del pa s y les dijo: "Considerad y ved que este hombre sólo busca hacernos mal. Me reclama mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, sin que yo se lo haya negado".

8. Respondiéronle todos los ancianos y todo el pueblo: "No prestes o do ni accedas a ello".

9. Dijo, pues, a los mensajeros de Ben Hadad: "Decid a mi se or el rey: haré todo lo que mandaste a tu siervo la primera vez: pero esto otro no lo puedo hacer". Se fueron los mensajeros y llevaron la respuesta.

10. Entonces Ben Hadad envió de nuevo a decirle: "Que esto me hagan los dioses y esto me a adan, si hay bastante polvo en Samar a para llenar los pu os de toda la gente que me sigue".

11. Contestó el rey de Israel: decidle: "No hay que cantar victoria cuando se empu an las armas, sino cuando se vuelven a la vaina".

12. Cuando escuchó esta respuesta, Ben Hadad, que estaba bebiendo con los reyes en la tienda, mandó a sus servidores: "¡Tomad posiciones!". Y tomaron posiciones para atacar la ciudad.

13. Pero he aqu que un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel, y le dijo: "As habla Yahveh: ¿ves toda esa gran muchedumbre? Pues mira: hoy te la entrego en tus manos, y as sabrás que yo soy Yahveh".

14. Preguntó Ajab: "¿Y por medio de quién?". Respondió aquél: "As habla Yahveh: por medio de los jóvenes que están con los gobernadores de los distritos". Insistió Ajab: "¿Y quién debe entablar el combate?". Respondió el profeta: "Tú".

15. Pasó luego revista a los jóvenes que estaban con los gobernadores de los distritos, que eran doscientos treinta y dos. Después pasó también revista a todo el ejército, a todos los israelitas, que eran siete mil.

16. Hicieron una salida en torno al mediod a, mientras Ben Hadad estaba bebiendo en la tienda, ya borracho, junto con los treinta y dos reyes, sus auxiliares.

17. Salieron primero los jóvenes que estaban con los gobernadores de los distritos. Pasaron aviso a Ben Hadad diciéndole: "Han salido unos hombres de Samar a".

18. Él respondió: "Si han salido en son de paz, prendedlos vivos; y si han salido en plan de guerra, procurad apresarlos también vivos".

19. Salieron, pues, de la ciudad aquéllos, los jóvenes que estaban con los gobernadores de los distritos, y tras ellos el ejército.

20. Cada uno mató a su contrario. Los arameos se dieron a la fuga e Israel los persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, logró escapar a u a de caballo con algunos jinetes.

21. Salió entonces el rey de Israel y batió a la caballer a y a los carros. Con ello infligió a Aram una gran derrota.

22. Presentóse entonces el profeta al rey de Israel y le dijo: "Ve y haz acopio de fuerzas, considerando bien lo que has de hacer, porque a la vuelta de un a o subirá contra ti el rey de Aram".

23. Por su parte, los servidores del rey de Aram le dijeron a éste: "El Dios de ellos es un dios de la monta a, por eso han prevalecido sobre nosotros. Pero si les presentamos batalla en la llanura, ¿no vamos a ser más fuertes que ellos?

24. Haz, pues, lo siguiente: quita de su puesto a cada uno de los reyes, y pon en su lugar gobernadores.

25. Organiza un ejército semejante al que has perdido, con tantos caballos y carros como aquéllos. Les daremos batalla en la llanura. ¿Y no vamos a ser más fuertes que ellos?". Él escuchó estas razones y as lo hizo.

26. A la vuelta de un a o, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para combatir contra Israel.

27. Los israelitas, una vez revistados y avituallados, fueron a su encuentro. Los israelitas acamparon frente a ellos. Parec an dos reba os de cabras, mientras que los arameos llenaban la tierra.

28. Acercóse entonces un varón de Dios al rey de Israel y le dijo: "As habla Yahveh: por haber afirmado los arameos: "Yahveh es un Dios de las monta as, y no un Dios de las llanuras", voy a entregar en tus manos toda esa gran muchedumbre, para que conozcáis que yo soy Yahveh".

29. Permanecieron acampados unos frente a otros durante siete d as. El d a séptimo se trabó el combate. En un solo d a, mataron los israelitas a cien mil arameos de infanter a.

30. Los restantes emprendieron la huida hasta la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó sobre los veintisiete mil hombres que quedaban. Ben Hadad se dio a la fuga, entró en la ciudad y se fue escondiendo de alcoba en alcoba.

31. Dijéronle sus servidores: "Mira: hemos o do decir que los reyes de la casa de Israel son benignos. Pongámonos sacos en la cintura y sogas en la cabeza y salgamos as hacia el rey de Israel. Quizá permita que sigas con vida".

32. Ci éronse, pues, sacos a la cintura, se pusieron sogas en la cabeza y se presentaron ante el rey de Israel, diciéndole: "Tu siervo Ben Hadad dice: "Perdóname la vida"". Él respondió: "Pero ¿vive todav a? ¡Es mi hermano!".

33. Aquellos hombres consideraron que era buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: "¡Ben Hadad es tu hermano!". Él les dijo: "Id y traédmelo". Salió, pues Ben Hadad hacia él, y él le hizo subir a su carro.

34. Dijo entonces Ben Hadad: "Las ciudades que mi padre tomó al tuyo te las devolveré; y tú podrás establecer mercados en Damasco, como mi padre los estableció en Samar a". "Y yo - dijo Ajab - por esta alianza te dejaré partir". Hizo, pues, alianza con él y lo dejó partir.

35. Uno de los hijos de los profetas dijo a su compa ero por orden de Yahveh: "¡Hiéreme, por favor!". Pero él se negó a herirle.

36. Entonces, el primero le dijo: "Porque no has obedecido la voz de Yahveh, apenas te separes de m te matará un león". Y en cuanto se separó de su lado, lo sorprendió un león y lo mató.

37. Encontró después a otro hombre y le dijo: "¡Hiéreme, por favor!". Este hombre le dio un golpe y lo hirió.

38. Luego el profeta se fue y se puso a esperar al rey en el camino, disfrazado con una venda en los ojos.

39. Cuando pasaba el rey, le gritó: "Tu siervo se dirig a al centro del combate, cuando un hombre que hab a abandonado las filas tra a hacia m a otro hombre y me dec a: "Ten cuidado de este hombre: si llegara a faltar, tu vida responderá por la suya, o pagarás un talento de plata".

40. Y mientras tu siervo andaba de un sitio para otro, él desapareció". Le dijo el rey de Israel: "Ésa es tu sentencia: tú mismo la has pronunciado".

41. Él entonces se quitó rápidamente la venda de los ojos y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.

42. Y el profeta dijo al rey: "Esto dice Yahveh: "Por haber dejado tú escapar de tus manos al que yo hab a entregado a mi anatema, tu vida responderá por la suya y tu pueblo por su pueblo"".

43. El rey de Israel se volvió hacia su casa triste e irritado, y entró en Samar a.