Versículos Bíblicos

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Mateo 26 - Biblia Castilian 2003

El complot para prender a Jesús

1. Cuando Jesús acabó todos estos discursos, dijo a sus disc pulos:

2. "Ya sabéis que dentro de dos d as es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser entregado para que lo crucifiquen".

3. Se reunieron entonces los pont fices y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, que se llamaba Caifás,

4. y acordaron arrestar a Jesús con astucia y darle muerte.

5. Pero se dec an: "Durante la fiesta, no; para que no haya algún mot n en el pueblo".

Jesús es ungido en Betania

6. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

7. se le acercó una mujer con un frasco de alabastro, lleno de perfume de mucho valor, y se lo derramó en la cabeza mientras él estaba a la mesa.

8. Cuando los disc pulos lo vieron, dec an indignados: "¿A qué viene este derroche?

9. Pues pod a haberse vendido a mucho precio y habérselo dado a los pobres".

10. Pero cuando Jesús se dio cuenta de ello, les dijo: "¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho en mi favor una buena obra.

11. Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros; pero a m no me tendréis siempre.

12. Pues, al derramar ella este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho con miras a mi sepultura.

13. Os lo aseguro: dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, se hablará también, para recuerdo suyo, de lo que ella ha hecho".

Judas ofrece entregar a Jesús

14. Entonces, uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue a ver a los pont fices

15. y les dijo "¿Cuánto me queréis dar, y yo os lo entregaré?". Ellos le fijaron treinta monedas de plata.

16. Y desde entonces, él andaba buscando una ocasión oportuna para entregarlo.

Institución de la Cena del Señor

17. El primer d a de los ázimos se acercaron los disc pulos a Jesús para preguntarle: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la Pascua?".

18. Él respondió: "Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro dice: mi tiempo está cerca; voy a celebrar en tu casa la cena de la Pascua con mis disc pulos"".

19. Los disc pulos hicieron como les hab a mandado Jesús, y prepararon la Pascua.

20. Al atardecer, estaba a la mesa con los doce [disc pulos].

21. Y mientras estaban comiendo, les dijo: "Os aseguro que uno de vosotros me entregará".

22. Profundamente entristecidos, comenzaron a preguntarle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Se or?".

23. Pero él contestó: "El que ha mojado con la mano en el plato conmigo, ése me va a entregar.

24. El Hijo del hombre se va, conforme está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a tal hombre no haber nacido".

25. También Judas, el que lo iba a entregar, preguntó: "¿Acaso soy yo, Rabb ? ". Él le contesta: "Tú lo has dicho".

26. Mientras estaban comiendo, Jesús tomó pan y, recitando la bendición, lo partió, se lo dio a los disc pulos y dijo: "Tomad, comed; esto es mi cuerpo".

27. Tomó luego una copa y, recitando la acción de gracias, se la dio, diciendo: "Bebed todos de ella;

28. porque esto es mi sangre, la de la alianza, que va a ser derramada por todos, para perdón de los pecados.

29. Pues os digo que ya no beberé más de este producto de la vid hasta aquel d a en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre".

Jesús anuncia la negación de Pedro

30. Y cantados los salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.

31. Entonces les dice Jesús: "Todos vosotros quedaréis escandalizados por causa m a durante esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del reba o.

32. Pero, después que yo resucite, iré antes que vosotros a Galilea".

33. Pedro, tomando la palabra, le dijo: "Aunque todos se escandalicen por causa tuya, yo jamás me escandalizaré".

34. D jole Jesús: "Yo te lo aseguro: esta misma noche, antes de que el gallo cante, me habrás negado tú tres veces".

35. Pedro le dice: "Pues aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré". Y otro tanto dijeron también todos los disc pulos.

Jesús ora en Getsemaní

36. Entonces Jesús va con ellos a una finca llamada Getseman y dice a los disc pulos: "Sentaos aqu, mientras yo voy a orar all ".

37. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.

38. Entonces les dice: "Siento tristezas de muerte; quedaos aqu y velad conmigo".

39. Y adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba diciendo: "¡Padre m o: si es posible, que pase de m este cáliz! Pero no sea como yo quiero sino como quieres tú".

40. Vuelve luego a los disc pulos y los encuentra durmiendo. Y dice a Pedro. "¿De modo que no habéis podido velar una sola hora conmigo?

41. Velad y orad, para que no ceder en la tentación; el esp ritu está dispuesto, pero la carne es débil".

42. Se alejó por segunda vez y de nuevo estuvo orando: "¡Padre m o: si esto no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad!".

43. Cuando volvió, otra vez los encontró durmiendo, pues sus ojos estaban cargados de sue o.

44. De nuevo se alejó y estuvo orando por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.

45. Entonces vuelve a los disc pulos y les dice: "¡Ya podéis dormir y descansar! Está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

46. Levantaos, vamos; ya se acerca el que me va a entregar".

Arresto de Jesús

47. Todav a estaba él hablando cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompa ado de gran tropel de gente con espadas y palos, enviados por los pont fices y los ancianos del pueblo.

48. El que lo iba a entregar les dio una se al: "Aquel a quien yo bese, ése es; detenedlo".

49. Y en seguida, acercándose a Jesús, le dijo: "¡Salve, Rabb ! ". Y lo besó.

50. Jesús le dijo: "Amigo, ¡a lo que has venido!". Entonces, ellos se acercaron, echaron mano a Jesús y lo prendieron.

51. Uno de los que estaban con Jesús echó mano a la espada, hirió al criado del sumo sacerdote y le amputó la oreja.

52. Entonces le dice Jesús: "Vuelve tu espada a su sitio; porque todos los que empu an espada, a espada morirán.

53. ¿O crees tú que no puedo acudir a mi Padre, que inmediatamente me enviar a más de doce legiones de ángeles?

54. Pero, ¿cómo se cumplir an entonces las Escrituras, de que as tiene que suceder?".

55. Entonces dijo Jesús a la gente: "¿Como a un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme? D a tras d a estaba yo sentado en el templo ense ando, y no me arrestasteis.

56. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas". Y, en aquel momento, todos los disc pulos lo abandonaron y huyeron.

Jesús ante el concilio

57. Los que arrestaron a Jesús lo condujeron a casa del sumo sacerdote Caifás, donde se hab an reunido los escribas y los ancianos.

58. Pedro lo iba siguiendo de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; entró all dentro y se sentó con los criados, para ver en qué terminaba aquello.

59. Entretanto, los pont fices y todo el sanedr n andaban buscando algún falso testimonio contra Jesús para condenarle a muerte;

60. pero no lo encontraron, a pesar de los muchos falsos testigos que comparec an. Finalmente, comparecieron dos

61. que declararon: "Éste ha dicho: "Yo puedo destruir el templo de Dios, y en tres d as reconstruirlo"".

62. Entonces se levantó el sumo sacerdote y le preguntó: "¿Nada respondes? ¿Qué es lo que éstos testifican contra ti?".

63. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo: "Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios".

64. Jesús le responde: "Tú lo has dicho. Y os lo aseguro: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo".

65. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: "¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de o r la blasfemia.

66. ¿Qué os parece?". Ellos contestaron: "Es reo de muerte".

67. Entonces le escupieron a la cara y le asestaron pu etazos; otros le daban bofetadas

68. mientras le dec an: "Haz para nosotros de profeta, Cristo: ¿quién es el que te ha pegado?".

Pedro niega a Jesús

69. Pedro estaba sentado fuera, en el patio; se le acercó una criada, que le dijo: "También tú andabas con Jesús el Galileo".

70. Pero él lo negó delante de todos: "No sé lo que estás diciendo".

71. Cuando sal a hacia el pórtico, lo vio otra criada, que dijo a los que hab a all: "Ése estaba con Jesús el Nazareno".

72. Y él de nuevo negó con juramento: "¡Que no conozco a ese hombre!".

73. Poco después, los que all estaban se acercaron a Pedro y le dijeron: "Seguro que tú también eres de ellos, pues se te nota en el habla".

74. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar: "¡Que no conozco a ese hombre!". Y en aquel momento cantó un gallo.

75. Se acordó entonces Pedro de aquello que Jesús le hab a dicho: "Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces". Y saliendo afuera, lloró amargamente.