Versículos Bíblicos

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Hebreos 12 - Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)

Puestos los ojos en Jesús

1. Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos de toda seducción de pecado y participemos resueltamente en la carrera que se nos brida.

2. Nuestra meta ha de ser Jesús, origen y plenitud de nuestra fe; Jesús, que, renunciando a una vida placentera, afrontó sin acobardarse la muerte ignominiosa de la cruz y ahora comparte el poder soberano de Dios.

3. No perdáis, por tanto, de vista a quien tuvo que soportar una oposición tan fuerte de parte de los pecadores para que el desaliento no se apodere de vosotros.

4. Tanto más cuanto que aún no habéis llegado a la sangre en vuestra lucha contra el pecado.

5. Por otra parte, no deberíais echar en olvido aquella exhortación paternal de la Escritura: Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor ni pierdas el ánimo cuando él te reprenda.

6. El Señor corrige a quien ama y castiga a los que acoge como hijos.

7. Admitid vosotros el castigo educador, que es señal de que Dios os trata como a hijos. ¿Hay, en efecto, algún padre que no corrija a su hijo?

8. En cambio, si quedáis privados de la corrección que todos reciben, es que sois bastardos y no hijos legítimos.

9. Además, si aquí, en la tierra, hemos tenido unos padres que nos han castigado y, sin embargo, los hemos respetado, ¿no deberemos, con mucha más razón, someternos a nuestro Padre celestial, si queremos tener vida?

10. Y nuestros padres terrenos nos han educado según sus criterios y para una vida corta; Dios, en cambio, nos educa para algo de veras provechoso, a saber, para que participemos de su propia santidad.

11. En el momento de recibirlo, ningún castigo resulta un plato de gusto; siempre es desagradable. Mas a quienes han sabido aprovechar el castigo para ejercitarse, les ha reportado una magnífica cosecha de paz y salvación.

Los que rechazan la gracia de Dios

12. Así, pues, armaos de valor y no os dejéis vencer por el cansancio,

13. al par que encamináis vuestros pasos por senderos llanos, para que el pie cojo no sufra una nueva torcedura, sino que, más bien, pueda sanar.

14. Procurad estar en paz con todos y llevar una vida propia de quienes han sido consagrados a Dios; sin ella nadie puede ver al Señor.

15. Vigilad para que nadie quede privado del favor de Dios, para que nadie crezca como planta venenosa y dañina, capaz de emponzoñar a toda una multitud;

16. para que nadie viva entregado a la lujuria o a una conducta irreligiosa, como Esaú, que, por un solo plato de comida, vendió sus derechos de primogénito.

17. Más tarde, como sabéis, quiso también recibir la bendición que le había de constituir en heredero, pero en vano; aunque lo suplicó entre lágrimas, ya no halló modo de cambiar lo que había hecho.

18. Vosotros no os habéis acercado - como los israelitas - a una montaña de esta tierra. No habéis tenido que enfrentaros a un fuego ardiente, a las oscuras tinieblas o al fragor de la tormenta;

19. ni habéis tenido que oír el clamor de la trompeta o el resonar de aquellas palabras que oyeron los israelitas y les hicieron suplicar que no les siguiera hablando Dios.

20. Es que estaban atemorizados por aquella orden: Cualquiera que ponga el pie en la montaña, aunque se trate de un animal, habrá de morir apedreado.

21. Tan estremecedor era el espectáculo, que el mismo Moisés exclamó: Temblando estoy de miedo.

22. Vosotros, en cambio, os habéis acercado a la montaña de Sión, a la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial. Allí está la multitud de los ángeles en fiesta;

23. allí, la asamblea de quienes han tenido el privilegio de ser los primeros ciudadanos del cielo; allí, Dios, juez soberano de todos; allí, los espíritus de los que, habiendo vivido rectamente, han alcanzado la meta;

24. allí, Jesús, el mediador de una alianza nueva, el que nos ha rociado con una sangre mucho más elocuente que la de Abel.

25. Estad, pues, atentos a no rechazar la voz del Señor. Si los que rechazaron a quien hablaba desde la tierra no escaparon al castigo, ¿qué sucederá con nosotros, si volvemos la espalda a quien nos habla desde el cielo?

26. Entonces su voz hizo temblar la tierra; ahora se mantiene en vigor esa promesa que ha hecho: Aún haré temblar, una vez más, no sólo la tierra, sino también el cielo.

27. Con las palabras "una vez más" indica que este mundo, inestable en cuanto criatura, quedará transformado. Sólo permanecerá lo inconmovible.

28. Y, puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, ridiendo así, respetuosos y reverentes, un culto agradable a Dios.

29. Que no en vano nuestro Dios es fuego devorador.