Efesios 5 - Reina Valera 1995Andad como hijos de luz1. Sed, pues, imitadores de Dios[1] como hijos amados. 2. Y andad en amor, como también Cristo nos amó[2] y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.[3] 3. Pero fornicación y toda impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.[4] 4. Tampoco digáis palabras deshonestas, ni necedades, ni groserías que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. 5. Sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idólatra,[5] tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.[6] 6. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.[7] 7. No seáis, pues, partícipes con ellos,[8] 8. porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz[9] 9. (porque el fruto del Espíritu[10] es en toda bondad, justicia y verdad),[11] 10. comprobando lo que es agradable al Señor.[12] 11. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas,[13] sino más bien reprendedlas, 12. porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto. 13. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz,[14] son hechas manifiestas, porque la luz es lo que manifiesta todo. 14. Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.[15] 15. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16. aprovechando bien el tiempo,[16] porque los días son malos. 17. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.[17] 18. No os embriaguéis con vino,[18] en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19. hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20. dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.[19] [20] Someteos los unos a los otros21. Someteos unos a otros[21] en el temor de Dios. 22. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor,[22] 23. porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia,[23] la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25. Maridos, amad a vuestras mujeres,[24] así como Cristo amó a la iglesia[25] y se entregó a sí mismo por ella,[26] 26. para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,[27] 27. a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha.[28] 28. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, 29. pues nadie odió jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia,[29] 30. porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.[30] [31] 31. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne.[32] 32. Grande es este misterio,[33] pero yo me refiero a Cristo y a la iglesia.[34] 33. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido. |