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Juan 20 - Nueva Biblia Española (1975)

La resurrección

1. El primer día de la semana, muy de mañana, cuando aún estaba oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada del sepulcro.

2. Fue corriendo adonde estaba Simón Pedro con el discípulo a quien quería Jesús y les dijo: Han quitado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.

3. Salió entonces Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro.

4. Echaron a correr los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó, corriendo más deprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.

5. Asomándose al sepulcro, vio puestos los lienzos, pero no entró.

6. Llegó también Simón Pedro siguiéndolo, entró en el sepulcro, y contempló allí los lienzos puestos

7. y el sudario, que había cubierto su cabeza, no puesto con los lienzos, sino doblado aparte, en un sitio.

8. Entonces por fin entró el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro, y vio y creyó.

9. Porque hasta entonces no habían entendido lo que dice la Escritura, que tenía que resucitar de la muerte.

10. Los discípulos se volvieron a casa.

Jesús se aparece a María Magdalena

11. María se había quedado junto al sepulcro, fuera, llorando. Sin dejar de llorar se asomó al sepulcro

12. y vio dos ángeles vestidos de blanco sentados uno a la cabecera y otro a los pies, en el lugar donde había estado colocado el cuerpo de Jesús.

13. Le preguntaron ellos: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

14. Dicho esto, se volvió hacia atrás y ve a Jesús allí presente, pero no se daba cuenta de que era Jesús.

15. Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dice: Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré.

16. Le dice Jesús: María. Ella se volvió y le dijo en su lengua: Señor mío (que equivale a "Maestro").

17. Le dijo Jesús: Suéltame, que aún no he subido con el Padre para quedarme. En cambio, ve a decirles a mis hermanos: "Estoy subiendo a mi Padre que es vuestro Padre, que es mi Dios y vuestro Dios".

18. María fue anunciando a los discípulos: He visto al Señor en persona. Y contaba lo que le había dicho.

Jesús se aparece a los discípulos

19. Por la tarde, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del lugar donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, se puso en el centro y les dijo: Paz con ustedes.

20. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. Se alegraron mucho los discípulos de ver al Señor.

21. Les dijo de nuevo: Paz con ustedes. Igual que el Padre me ha enviado a mí, les mando yo también a ustedes.

22. Y dicho esto sopló y les dijo: Reciban Espíritu Santo.

23. A quienes declaren libres de los pecados, quedarán libres de ellos; a quienes se los imputen, les quedarán imputados.

Incredulidad de Tomás

24. Pero Tomás, es decir, Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.

25. Los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor en persona. Pero él les dijo: Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo.

26. Ocho días después estaban de nuevo dentro de casa sus discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús estando las puertas atrancadas, se puso en el centro y dijo: Paz con ustedes.

27. Luego se dirigió a Tomás: Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.

28. Reaccionó Tomás diciendo: ¡Señor mío y Dios mío!

29. Le dijo Jesús: ¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.

El propósito del libro

30. Hay que saber que Jesús realizó todavía otras muchas señales en presencia de sus discípulos que no están escritas en este libro.

31. Pero éstas quedan escritas para que lleguen a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengan vida unidos a él.