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Gálatas 3 - Serafín de Ausejo 1975

El Espíritu se recibe por la fe

1. ¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os ha fascinado, a vosotros, ante cuyos ojos ha sido presentado Jesucristo crucificado?

2. Sólo esto quiero saber de vosotros: ¿recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por la aceptación de la fe?

3. ¿Tan insensatos sois? Habiendo empezado por el Espíritu, ¿vais a terminar ahora en carne?

4. ¿Es que habéis experimentado en vano cosas tan grandes? ¡Sí; que todo habría sido en vano!

5. El que os otorga el Espíritu y realiza milagros entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por la aceptación de la fe?

El pacto de Dios con Abraham

6. Así, Abrahán creyó en Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia.

7. Tened, pues, presente que los que proceden de la fe, éstos son hijos de Abrahán.

8. Y la Escritura, previendo que Dios justificaría a los gentiles por fe, anunció de antemano a Abrahán: En ti serán bendecidos todos los linajes de la tierra.

9. Así, pues, son los que proceden de la fe los que son bendecidos juntamente con el creyente Abrahán.

10. En efecto, todos los que proceden de las obras de la ley están bajo maldición, pues está escrito: Maldito todo el que no mantenga en vigor las palabras de esta ley, y no lo lleva a la práctica.

11. Porque es evidente que por la ley nadie es justificado ante Dios, ya que el justo por la fe vivirá;

12. y la ley no procede de la fe, sino que: El que cumpla estas cosas, vivirá por ellas.

13. Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.

14. Y esto, para que la bendición de Abrahán llegue en Cristo Jesús a los gentiles, a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Espíritu.

15. Hermanos, me serviré de un ejemplo de la vida humana: nadie anula o añade algo al testamento de un hombre debidamente otorgado.

16. Ahora bien, las promesas fueron hechas a Abrahán y a su posteridad. La Escritura no dice "y a sus descendencias", como si fueran muchas; sino como si fuera una sola: Y a tu descendencia, es decir, a Cristo.

17. Pues bien, digo esto: un testamento debidamente otorgado por Dios, no lo puede anular una ley que apareció cuatrocientos treinta años después, hasta el punto de hacer ineficaz la promesa.

18. Pues si la herencia dependiera de la ley, ya no dependería de la promesa. Ahora bien, a Abrahán se la otorgó Dios mediante una promesa.

El propósito de la ley

19. Entonces, ¿a qué viene la ley? Fue añadida por razón de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la que se hizo la promesa. Esta ley fue promulgada por medio de ángeles, por mano de un mediador.

20. Pero cuando sólo hay uno, no hay el mediador y Dios es uno solo.

21. ¿Es, pues, la ley contraria a las promesas [de Dios]? ¡Ni pensarlo! Pues si hubiera sido dada una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia vendría de la ley.

22. Pero la Escritura lo encerró todo bajo el pecado, para que se les diera a los creyentes la promesa por la fe en Cristo Jesús.

23. Antes de que viniera la fe, estábamos encerrados bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que había de revelarse.

24. Así, pues, la ley nos sirvió de ayo hasta llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.

25. Pero una vez que ha venido la fe, ya no estamos bajo el ayo.

26. Todos, en efecto, sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús.

27. Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo.

28. Ya no hay judío ni griego; ya no hay esclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

29. Y si vosotros sois de Cristo, luego sois descendencia de Abrahán, herederos según la promesa.