Deuteronomio 32:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Deuteronomio 32:1 | Comentario Bíblico Online

I. En esta porción, podemos apreciar como una introducción o prefacio de Moisés a su cántico (vv. Deu 32:1-2). 1. Comienza con una solemne apelación a los cielos y a la tierra respecto a la verdad y a la trascendencia de lo que iba a decir, y respecto a la justicia de los procedimientos divinos contra un pueblo rebelde («generación torcida y perversa»; v. Deu 32:5). El Cielo y la tierra serán testigos contra los pecadores, testigos de los avisos que se les han dado, y de su negativa a recibir tales avisos (v. Job 20:27). 2. Comienza también con una solemne aplicación de la forma en que las enseñanzas del cántico iban a fluir de sus labios: Goteará como la lluvia mi enseñanza (v. Deu 32:2). Como una lluvia mansa que poco a poco empapa la tierra (v. Heb 6:7, comp. con Sal 65:10), como un rocío, que cae suave y desapercibido, pero contiene gran poder vivificante como llovizna sobre la hierba recién nacida, que no aguanta los fuertes aguaceros, y como chaparrones (mejor que gotas) sobre la hierba ya crecida, así caerá la enseñanza de Moisés sobre las mentes y los corazones de los israelitas para refrescarlos, estimularlos, confortarlos y reavivarlos. Es lluvia para bendición, que añade una tremenda responsabilidad para quien se endurece y se vuelve impermeable a la gracia (Heb 6:8), y produce espinos y abrojos de maldad, en lugar de la buena cosecha de los frutos del Espíritu (Gál 5:22-23). (A) Que el contenido de este cántico es doctrinal, ya les había pronunciado otro cántico de alabanza y acción de gracias (Éxo 15:1-27), pero éste es un himno de instrucción, porque en los himnos, salmos y cánticos espirituales, no sólo hemos de dar gloria a Dios, sino también hemos de enseñarnos y amonestarnos unos a otros en toda sabiduría (Col 3:16). De ahí que muchos de los salmos de David lleven por título mashil = para dar instrucción. (B) Muy apropiadamente se compara esta doctrina a la lluvia y a los aguaceros que descienden de arriba para fertilizar la tierra. (C) También promete que esta doctrina fluirá como el rocío y la llovizna, que descienden silenciosamente, sin hacer ruido. Del mismo modo, la predicación que tiene mayores probabilidades de penetrar en los corazones y sacar buen provecho es la que fluye mansamente y se insinúa suavemente, como un silbo apacible y delicado, pues en él está Dios (1Re 19:12). Los fuertes gritos y las amplias gesticulaciones suelen ser el sucedáneo estéril de un contenido claro, vivo y convincente. (D) Comporta una urgente peroración a escuchar, aceptar y cumplir.

II. También encontramos en esta porción una solemne declaración de la grandeza y de la justicia de Dios (vv. Deu 32:3-4).

1. Esta declaración es como el principio y fundamento de todo el mensaje contenido en este cántico: Todos sus caminos son rectitud (v. Deu 32:4). Dios queda completamente justificado (Sal 36:6; Sal 51:4; Jer 12:1, etc.) en todo cuanto hace, aunque muchas veces nos parezca extraño su modo de obrar.

2. Moisés se dispone a proclamar valientemente el nombre de Jehová (v. Deu 32:3), para que nunca se le ocurra a Israel la locura de cambiar este Dios admirable por los dioses falsos que son pura nada. ¡Cuán útil nos sería, tanto para prevenirnos contra el pecado, como para preservarnos dentro del camino del deber, albergar siempre un alto concepto del carácter de Dios y aprovechar toda oportunidad para expresar este concepto (v. Isa 40:21-31). Lo curioso es que, al expresar la grandeza de Dios no lo hace Moisés con una descripción de su eternidad, su inmensidad o el resplandor de su gloria arriba en los Cielos, sino muestra la fidelidad a su palabra, la perfección de sus obras en este mundo y la sabiduría y equidad de todas sus medidas de gobierno; porque en todas estas cosas es como mejor se nos manifiesta su gloria, y en ellas se nos revelan las que sirven de provecho para nosotros y para nuestros hijos (v. Deu 32:4, comp. con Deu 29:29).

A) Él es la Roca (v. Deu 32:4). Nueve veces se repite en el decurso de este cántico esta figura, extraída quizá de los graníticos riscos del Sinaí y celebrada a través de los salmos de la Biblia y de los himnos de los creyentes a lo largo del tiempo y a lo ancho del espacio, como símbolo de la estabilidad firme de un Dios que no cambia y es el refugio seguro, e inaccesible al enemigo, para todo aquel que a Dios se allega en busca de perdón y de salvación por medio de Jesucristo.

B) Su obra es perfecta. No hay defecto en ella, es irreprochable, como dice el hebreo. Así lo fue la obra de su creación: muy buena (Gén 1:31, «buena en gran manera»); así lo fue la obra de su redención, por medio del sacrificio de Jesús (Heb 10:14); así lo es la obra de su providencia (Rom 8:28). Nunca deja su obra a medio hacer (Flp 1:6); todo lo hizo hermoso en su sazón (Ecl 3:11), de forma que sus obras no admiten, porque no la necesitan, reparación ni enmienda: sobre ello no se añadirá, ni de ello se disminuirá (Ecl 3:14). Hay muchas cosas que no entendemos, pero cuando el Señor se manifieste en el último día, la perfección de todas sus obras será evidente a los ojos de todo el mundo.

C) Todos sus caminos son rectitud. El término hebreo mishpat, que aquí traducimos por rectitud, comporta prudencia y justicia, para indicar que los objetivos de Dios son siempre rectos, y que los medios de que se vale son sabios. Es de notar que el texto no dice que los caminos de Dios (su modo de comportarse) son rectos (adjetivo), sino rectitud (sustantivo); con lo que se nos da a entender que su propio Ser Divino es rectitud, como es verdad, es luz, es amor, es vida, etc. (comp. con Jua 14:6; 1Jn 1:5; 1Jn 4:8, 1Jn 4:16). Todo esto no es en Dios accidental y transitorio como lo es en nosotros, sino tan sustantivo, tan entrañado en su propia esencia, que si, por un imposible, le fallara alguno de esos benditos atributos, ello equivaldría a negarse a sí mismo (2Ti 2:13).

D) Él es Dios de verdad (mejor, de fidelidad; hebr. emunah) cuyas palabras comportan plena garantía, porque el que es fiel a toda prueba, ni puede mentir, ni puede faltar a sus promesas, ni hay nada ni nadie que pueda impedirle cumplir lo que ha prometido, ya sea salvación para el que le obedezca, ya sea condenación para el que le rechace.

E) No hay ninguna iniquidad en Él. El término hebreo indica más bien, injusticia. Dios nunca engaña al que confía en Él, nunca perjudica al que apela a Su justicia, nunca es duro para el que se refugia en Su misericordia.

F) Es justo y recto. Los latinos de principios de nuestra era tenían un axioma que llegó a cristalizar en el mismo Derecho Romano: Summum jus, summa injuria, que podríamos traducir: La justicia a secas puede convertirse en una gran injusticia, ya que la justicia ha de ser «humana» para ser, en verdad, justa y equitativa. En este sentido, la justicia de Dios siempre está impregnada de misericordia, hasta confundirse con ella (Dan 9:7-9). Por eso, como decían los teólogos medievales, «Dios siempre castiga por debajo de lo merecido, y premia por encima de lo merecido». Si sustituimos el concepto de «mérito» por el de recompensa, nos acercaremos mejor a la expresión bíblica de dicho axioma.

III. Hace un cargo muy grave contra el Israel de Dios, cuyo carácter era, en todos los aspectos, el reverso del carácter del Dios de Israel (v. Deu 32:5). 1. La corrupción de Israel no es suya; no puede achacarse a Dios ninguno de los pecados con que Israel se ha corrompido a sí mismo; Él es santo en todos sus procedimientos. 2. De sus hijos es la mancha. (A) Cuán deshonroso es para Dios, y cuánto daño hace al testimonio, el que sus hijos dejen tanto que desear. (B) Que los hijos de Dios tienen sus manchas mientras peregrinan por el desierto de esta vida; si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos (1Jn 1:8). Pero el pecado de Israel no era uno de esos actos pecaminosos que las imperfecciones del estado presente ocasionan en los creyentes más piadosos y delicados; no era una debilidad contra la cual combatiesen velando y orando, sino una perversidad hondamente arraigada en sus corazones y a la que conscientemente estaban inclinados, y hasta decididos a cometerla, puesto que: 3. Eran una generación torcida y perversa, que actuaba por espíritu de rebeldía y contradicción; hacían lo que estaba prohibido, precisamente porque estaba prohibido.

IV. Termina esta porción con una patética reconvención a este pueblo provocador, por su ingratitud: ¿Así pagáis a Jehová, pueblo loco e ignorante? (v. Deu 32:6). 1. Les recuerda así las obligaciones que Dios les ha impuesto para que le sirvan y le sigan, puesto que había sido para ellos un verdadero Padre. ¿Y no son nuestras obligaciones, como creyentes bautizados, tan grandes o mayores hacia nuestro Creador que nos hizo, hacia nuestro Redentor que nos compró, y hacia nuestro Santificador que nos ha establecido en la vida eterna, nos ha regenerado y mora en nosotros? 2. De ahí infiere Moisés la maldad que hay en dejar a Dios y rebelarse contra Él, puesto que es: (A) Una tremenda ingratitud. (B) Una prodigiosa locura.

Deuteronomio 32:1 explicación
Deuteronomio 32:1 reflexión para meditar
Deuteronomio 32:1 resumen corto para entender
Deuteronomio 32:1 explicación teológica para estudiar
Deuteronomio 32:1 resumen para niños
Deuteronomio 32:1 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí