Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 68:32 | Comentario Bíblico Online
Después de orar por los gentiles, el salmista los invita ahora a venir y unirse a los devotos israelitas en alabanzas a Dios, e insinúa que su incorporación a la Iglesia será para ellos motivo de gozo y de alabanza (v. Sal 68:32): «Reinos de la tierra, cantad a Dios». ¿Por qué?
1. Porque su dominio es supremo y soberano (v. Sal 68:33): «Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad» (comp. v. Sal 68:4). Desde antiguo, más aún, desde la eternidad, ha preparado su trono; se sienta en el circuito de los cielos y dispensa al mundo de abajo los beneficios de su poder y de su bondad.
2. Porque su majestad es terrible y pavorosa: «He aquí dará su voz, poderosa voz». Esto puede entenderse en general, referido al trueno, que es llamado voz de Jehová con potencia y con gloria (Sal 24:3, Sal 24:4) o, en particular, al trueno con que habló Dios a Israel en el monte Sinaí.
3. Porque su poder es infinito (v. Sal 68:34): «Reconoced el poder de Dios». Tuyo es el reino y el poder y, por tanto, tuya es la gloria. Hemos de reconocer su poder: (A) En el reino de la gracia: «Sobre Israel es su magnificencia»; muestra su cuidado soberano en salvar y proteger a su pueblo. (B) En el reino de la providencia: «Y su poder está en los cielos», de donde viene el trueno de su poder.
4. Porque allí resplandece la gloria de su santuario y por los prodigios que lleva a cabo allí (v. Sal 68:35): «Temible eres, oh Dios, desde tu santuario». Dios debe ser adorado y admirado con reverencia y santo temor por todos los que le rinden culto en sus santos lugares y reciben allí sus oráculos. Y no hay ninguna otra perfección divina tan temible para los pecadores como su santidad.
5. Por la gracia que otorga a su pueblo: El Dios de Israel, Él da fuerza y vigor a su pueblo», algo que los dioses de las naciones, al ser vanidad y mentira, no podían dar a sus adoradores; ¿cómo podían ayudarles cuando no se podían ayudar a sí mismos? Pero, si es el Dios de Israel el que da fuerza y vigor a su pueblo, hay que decir: «Bendito sea Dios». Si todo procede de Él, todo debe ir a Él.