Salmos 88:10 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 88:10 | Comentario Bíblico Online

1. El salmista pide humildemente alguna explicación a Dios acerca del deplorable estado en que se halla (vv. Sal 88:10-12): «¿Obrarás portentos por los muertos, devolviéndoles la vida? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? En la mentalidad del Antiguo Testamento, los únicos capaces de alabar a Dios son «los vivientes», es decir, los que viven en este mundo. El salmista acumula todos los epítetos posibles para describir el estado de los difuntos: «sombras» (v. Sal 88:10. Lit.); «sepulcro» (hebr. québer) y «tártaro» (hebr. abaddón, lugar de destrucción), en el versículo Sal 88:11; «tinieblas» (hebr. jóshekh) y «tierra del olvido» (v. Sal 88:12), donde se olvida y se es olvidado.

2. Decide continuar insistentemente en la oración, al ser diferida la liberación (v. Sal 88:13): «Mas yo a ti he clamado, todavía no estoy muerto, he hallado consuelo en ello y por tanto, continuaré orando, y de mañana mi oración se presenta delante de ti (lit. sale a tu encuentro)». Insinúa así que se levanta a orar antes que de ordinario, como si dijese: «Mi oración no espera hasta que me vea animado por un comienzo de tu compasión, sino que se anticipa con fe y expectación aun antes de que amanezca».

3. Pide a Dios explicación por su tardanza en escucharle (v. Sal 88:14): «¿Por qué, Jehová, desechas mi alma? ¿Qué es lo que te provoca a tratarme así? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?» Ninguna cosa causa a un hijo de Dios tanto pesar como el que Dios le oculte su rostro, y de ninguna otra cosa tiene tanto miedo como de que Dios le deseche. Cuando se nubla el sol, se oscurece la tierra; pero si el sol dejase de alumbrar del todo ¡en qué calabozo se convertiría la tierra! «Me han abrumado tus terrores», continúa (v. Sal 88:15), y alude a las aflicciones con que Dios le aterra. De nuevo ve la ira de Dios y que pasa, como en oleadas, sobre él (v. Sal 88:16). Por lo que parece, padece una enfermedad crónica desde la juventud (v. Sal 88:15). Muchas veces, Dios aflige de esta manera a quienes prepara para servicios eminentes. Concluye el salmo, repitiendo sus frases melancólicas (v. Sal 88:18): «Has alejado de mí al amigo (lit. al que ama) y al compañero, y mis amigos íntimos son las tinieblas». Dice Cohen: «Así termina esta patética historia de agonía, sin expresión alguna de esperanza. No obstante, aunque no se escuche la nota de esperanza en el último versículo, se puede insinuar, en la convicción que corre a lo largo del salmo, que el paciente está todo el tiempo en las manos de Dios. Si Él hirió, también Él puede sanar».

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