Significado de IRONÍA Según La Biblia | Concepto y Definición

IRONÍA Significado Bíblico

¿Qué Es IRONÍA En La Biblia?

Esta palabra tiene dos significados básicos. En primer lugar, es el uso de palabras para transmitir algo distinto y, con frecuencia, opuesto al significado literal de los términos. Un ejemplo famoso en este sentido es cuando Job le dijo a sus compañeros engreídos y sabelotodo: “En verdad que sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría” (Job 12:2). Por supuesto, Job quería decir exactamente lo contrario a lo que expresó, y esto se aclara en el contexto. La referencia a los compañeros de Job como “sabelotodos” es un claro ejemplo de ironía. En el discurso, la ironía se identifica por la expresión de quien habla y por el tono de voz. En la Escritura solo puede discernirse por el contexto. Por ejemplo, en Jua 5:31 Jesús dice: “Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero”. Más adelante, en Jua 8:14, expresa lo opuesto: “Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero”. ¿Cómo podríamos conciliar estas dos frases en apariencia contradictorias? Lo más probable es que, en el primer caso (Jua 5:31), Jesús haya usado la ironía y lo que quiso expresar fuera: “Aunque yo soy la Verdad y no puedo decir otra cosa que no sea la verdad, la mente de ustedes está tan llena de prejuicios en mi contra que no me creerán si doy testimonio acerca de mí”. El significado irónico de sus palabras habrá sido fácilmente transmitido a sus oyentes por el tono de voz y por los gestos. Otro ejemplo de lenguaje irónico es la reprimenda de Pablo a los corintios por su arrogancia y complacencia al decirles: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis” (1Co 4:8).
En segundo lugar, la ironía se refiere a un giro en los acontecimientos que es distinto, y con frecuencia opuesto, a lo esperado. Por ejemplo, cuando los hermanos de José lo vendieron a Egipto, pensaron que se estaban sacando de encima al presumido hermano. José les había relatado sus sueños de que un día gobernaría sobre ellos, y por eso lo odiaban. Resulta “irónico” que un día se inclinaron voluntariamente ante José cuando este fue designado gobernador de Egipto. El libro de Ester también registra la manera en que el malvado Amán construyó una horca con la intención de colgar en ella al piadoso Mardoqueo. Resultó “irónico” que Amán terminara colgado en su propia horca. También es “irónico” que, cuando Saulo de Tarso iba camino a Damasco para perseguir a los cristianos, él mismo se convirtió en cristiano. En cada uno de estos ejemplos se manifiesta una incongruencia entre lo que se esperaba que sucediera y lo que en realidad pasó, y esas son todas “ironías” en el segundo sentido de la palabra.

Jim Scott Orrick

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