Significado de MISHNÁ Según La Biblia | Concepto y Definición

MISHNÁ Significado Bíblico

¿Qué Es MISHNÁ En La Biblia?

Término hebreo que significa “repetir” y posteriormente, durante el período rabínico (que comenzó aprox. en el 100 d.C.), “aprender”. Dentro del judaísmo rabínico, el término mishnah se refiere específicamente a la enseñanza o aprendizaje de la ley oral (halakah, halajá) transmitida por un maestro en particular (rabino). En la actualidad la Mishná suele aludir a recopilaciones editadas de discusiones rabínicas sobre el halajá que llevó a cabo Judah ha-Nasi (lit. “el Príncipe” o Patriarca), líder de la academia rabínica de Javneh (o Jamnia), aprox. en el 220 d.C. Por lo general, dentro de la tradición rabínica lo llaman simplemente “Rabbi” (Rabino).
Organización
La Mishná posee seis divisiones importantes:
1. Zeraim (semillas) trata sobre productos agrícolas y el diezmo correspondiente.
2. Moed (fiestas establecidas) se refiere a festividades religiosas.
3. Nashim (mujeres) contiene las leyes que reglamentan la actividad femenina.
4. Nazikim (daños y perjuicios) describe derechos de propiedad y procedimientos legales.
5. Kodashim (cosas santas) se ocupa del templo.
6. Tohoroth (limpiezas) alude a las leyes de la pureza.
Estas seis divisiones a su vez se subdividen en tratados específicos. Las referencias a la Mishná en los escritos académicos generalmente se indican según el tratado y no por las otras divisiones. Si bien estas aparecen de manera clara y ordenada, el lector moderno de la Mishná se suele confundir ante la inclusión de lo que aparentan ser discusiones legales desconectadas de la división principal donde se encuentran. Por ejemplo, las Bendiciones (Berakoth) se tratan en la primera división, que se refiere a productos agrícolas. Hasta cierto punto estas incongruencias se aclaran un poco cuando se tiene en cuenta cómo se fue desarrollando la Mishná a partir de la mishnoth originaria de determinados rabinos
Desarrollo
Según la propia Mishná, la tradición oral y sus enseñanzas se remontan hasta Moisés, quien recibió la halajá de Dios en el Sinaí y la transmitió a las generaciones subsiguientes. Para la tradición rabínica esto parece haber funcionado por lo menos de dos maneras. Primero, las enseñanzas de generaciones anteriores se consideran importantes para el establecimiento de la ley oral. Segundo, la ley oral no consistía en transmisión literal de palabras particulares. Hasta cierto punto, la halajá conformaba un ideal espiritual concretado de manera imperfecta en la enseñanza de determinados rabinos. Por lo tanto, era un tema de suma importancia religiosa y encendía el debate. La Mishná solía resguardar las opiniones contrarias. Si bien generalmente resolvía las cuestiones en uno u otro sentido, la preservación de la tradición también deja lugar para que generaciones posteriores reconsideren los temas.
Los eruditos modernos consideran la Mishná como una colección y edición de jurisprudencia judía cuya tradición se puede remontar hasta aprox. el 150 a.C., pero que fundamentalmente pertenece al período comprendido entre el 50 a.C. y el 220 d.C. La tradición de la Mishná parece iniciarse con la secta judía de los fariseos, cuyos integrantes buscaban independizar el sistema legal judío mediante la aplicación de reglamentaciones para la purificación del templo, en especial las leyes alimenticias generales. Esta secta se debe considerar liberal dado que argumentaba que toda la nación debía justificarse delante de Dios mediante el cumplimiento de requisitos similares a los del sacerdocio. Los fariseos mayormente conformaban un movimiento laico. Los representantes más importantes de este partido para la Mishná son Hillel y Shammai, que enseñaron aprox. en el 50 d.C.
Después de la destrucción del templo de Jerusalén a manos de los romanos en el 70 d.C., Yohannan ben Zakkai fundó el movimiento rabínico en Javneh (Jamnia) en Galilea. Esta agrupación finalmente logró unificar los elementos sobrevivientes de la tradición judía hasta convertirlos en un sistema coherente que constituye la esencia del judaísmo de la era moderna. Por esta razón, uno de los objetivos fundamentales era establecer los límites de la interpretación legal o “levantar una cerca alrededor de la ley”. La Mishná representa principalmente la recolección de opiniones de diversos maestros sobre la halajá y procura establecer los límites de la interpretación normativa mediante un examen de la jurisprudencia y las Escrituras. El rabino Akiba (50–135 d.C.) es una de las figuras destacadas que tal vez contribuyó en la organización del sistema actual de la Mishná. También procuró aclarar su base escritural. El rabino Meir, discípulo de Akiba, pareciera el eslabón que unió la Mishná de su maestro con la de Rabbi. Esta constituye la base del Talmud, que se escribió en Palestina en el 360 d.C. y en Babilonia aprox. en el 500 d.C. Los rabinos citados en la Mishná se conocen como Tanaim, en tanto que los del Talmud se denominan Amoraim. Los eruditos están en cierto modo divididos en cuanto a si Rabbi simplemente recolectó y organizó las opiniones de diversos rabinos o actuó como un editor que dejó su sello marcado en el material. Tal vez sea correcto suponer que Rabbi era un maestro sumamente respetado cuya opinión se consideraba la palabra autorizada de la época. No obstante, el grado de creatividad para editar las tradiciones rabínicas de la halajá quizás se vio limitada por el accionar de la comunidad de rabinos que no habría vacilado en desafiarlo si malinterpretaba esa tradición. Por lo tanto, la Mishná se podría considerar como un compendio de la tradición del judaísmo rabínico de los dos primeros siglos.
Ley oral rabínica
Pareciera que se emplearon varios principios para determinar qué ley oral se incorporaría a la Mishná. Primero, esta supone que el fundamento lo constituye la ley mosaica escrita tal como aparece en las Escrituras. El rabino Akiba procuraba establecer un precedente escritural explícito para determinar la ley oral; en ocasiones daba la impresión de aplicar una lógica extremadamente forzada. La Mishná apoya cierto debate legal basado en el comentario escritural directo (lo que se denomina midrás). No obstante, en la mayor parte de la Mishná la ley oral se desarrolla en función del precedente y la jurisprudencia de manera muy similar a como lo hacen la justicia británica y la norteamericana. De generación en generación ciertos rabinos han sido considerados particularmente importantes para el establecimiento de la halajá. Por ejemplo, esta casi siempre se presenta según la opinión de Hillel más que la de Shammai, aunque este último también se cita. Si bien una gran parte de la Mishná trata temas prácticos sobre la organización social y religiosa (los rabinos no hacen distinción entre estas dos áreas) judía, algunos grupos parecen ocuparse exclusivamente de la tradición. Por ejemplo, la Mishná conserva una sección completa sobre la organización y los sacrificios en el templo a pesar de que este ya no existía cuando se escribió. Dicha discusión indica que los sacerdotes quizás formaban parte de la academia de Yohannan ben Zakkai y también refleja la esperanza de la reconstrucción del templo, que continuó reinando durante los dos primeros siglos.
La Mishná y la comprensión de la Biblia
La Mishná demostró ser útil en dos aspectos para entender la Biblia. Primero, ayudó a reconstruir elementos específicos del judaísmo de Palestina en la época de Jesús. Segundo, fue útil para entender el desarrollo del judaísmo en el período en que los cristianos primitivos estaban abocados a la misma tarea.
1. Una primera generación de eruditos cristianos se inclinaba a pensar que la Mishná consistía en una descripción de las prácticas judías en Palestina en tiempos de Jesús. Algunos eruditos de períodos más recientes son más precavidos dado que reconocen la gran evolución histórica de la Mishná y también la existencia de numerosos puntos de vista y movimientos religiosos dentro del judaísmo en la época de Jesús. Es probable que las prácticas de la secta de los fariseos se reflejen en tradiciones primitivas que se incluyen en la Mishná. Por ejemplo, las palabras de Jesús que aparecen en Mat 7:12 son bastante similares a las declaraciones rabínicas de la Mishná. Ciertas evidencias contenidas en esta también pueden ser útiles para comprender mejor las relaciones sociales que se describen en los Evangelios. Por ejemplo, el contenido del Nashim (sobre las mujeres) nos ayuda a reconstruir la posición social de las mujeres judías en Palestina durante el primer siglo. En este contexto, pareciera que Jesús indudablemente era más liberal en el trato con las mujeres que la tradición rabínica. Las evidencias que proporciona la Mishná no se deben considerar representativas de lo que creían todos ni la mayoría de los judíos del siglo I. Más bien, se deben tomar como pautas de las creencias de algunos judíos y circunscribirla a otros datos históricos. Ver Judíos (grupos, partidos) en el Nuevo Testamento.
2. Dado que los cristianos primitivos eran judíos, es probable que la Mishná proporcione datos sobre el desarrollo del cristianismo como así también del judaísmo rabínico. Cuando Yohannan ben Zakkai fundaba la academia en Javneh, los judíos cristianos experimentaban la pérdida del templo y el desarrollo de sus propias comunidades religiosas. Comprender la evolución del judaísmo y del cristianismo durante este período puede ayudar a entender cómo eran las relaciones y las tensiones entre las dos religiones hermanas. Ver Fariseos; Talmud; Torá; Tosefta.

Stephenson Humphries-Brooks

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