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lunes, junio 17, 2024
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    Zacarías 11 - Biblia de nuestro Pueblo

    1. Abre tus puertas, Líbano, que el fuego se alimente con tus cedros.

    2. Gime, ciprés, que ha caído el cedro, han talado los árboles poderosos; giman, encinas de Basán, que ha caído la selva impenetrable.

    3. Escuchen: gimen los pastores, porque han arrasado sus pastos; escuchen: rugen los leones, porque han arrasado la arboleda del Jordán.

    Los pastores inútiles

    4. Ovejas y pastores Ez 34 Así dice el Señor, mi Dios: Engorda las ovejas para la matanza:

    5. los compradores las matan sin sentirse culpables; los vendedores dicen: ¡Bendito sea Dios!, me hago rico; los pastores no se compadecen de ellas.

    6. No volveré a perdonar a los habitantes del país -oráculo del Señor-; entregaré a cada uno en manos de su pastor y de su rey; cuando destruyan el país, no los libraré de sus manos.

    7. Entonces yo engordé las ovejas para la matanza, por cuenta de los comerciantes. Tomé dos bastones: a uno lo llamé Belleza, al otro Unión, y seguí engordando las ovejas.

    8. En un mes eliminé a los tres pastores: ya no los aguantaba, ni ellos a mí.

    9. Les dije: -No quiero seguir pastoreando con ustedes. Si una se muere, que se muera; si una perece, que perezca; las que queden se comerán unas a otras.

    10. Tomé el bastón Belleza y lo rompí, en señal de que anulaba mi alianza con todas las naciones.

    11. Aquel día se anuló, y los comerciantes que me vigilaban comprendieron que se trataba de una Palabra del Señor.

    12. Entonces les dije: -Si les parece bien, páguenme el salario; si no, déjenlo. Ellos pesaron mi salario: treinta monedas de plata.

    13. Y el Señor me dijo: -Échalo en el tesoro del templo. Yo tomé aquella valiosa suma en que me habían valorado y la eché en el tesoro del templo del Señor.

    14. Después rompí el segundo bastón, Unión, en señal de que anulaba la hermandad de Judá e Israel.

    15. El Señor me ordenó: Vístete con la ropa de un pastor irresponsable.

    16. Porque yo pondré en el país un pastor que descuide a las ovejas extraviadas y no busque a las perdidas, que no sane a las heridas ni alimente a las sanas, que se coma las gordas y les arranque las pezuñas.

    17. ¡Ay del mal pastor que abandona el rebaño! ¡Que un puñal hiera su brazo, y su ojo derecho! ¡Que se le paralice el brazo, que se le ciegue el ojo derecho!