Un misionero traduce la Biblia para un pueblo de China

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Un misionero traduce la Biblia para un pueblo de China

Misionero Dedica 16 Años a Traducir la Biblia Para Pueblo Marginalizado de China

La Sociedad Bíblica se enorgullece de su compromiso con la difusión de la Palabra de Dios en todo el mundo, y recientemente, su labor ha dado un paso significativo en China. Un valiente misionero, Li Shaoxiang, ha dedicado 16 años de su vida a la ardua tarea de traducir la Biblia a la lengua ganyi, hablada por una comunidad minoritaria en el sur de China.

El proceso de traducción no fue tarea fácil para Li. Comenzó con un profundo estudio de las Escrituras en chino, leyendo y consultando libros de referencia. Luego, enfrentó el desafío de transmitir con precisión el mensaje divino a la lengua ganyi. Según Li, la fase inicial de este trabajo fue especialmente desafiante, y en ocasiones, consideró rendirse.

Las comunidades ganyi a las que Li servía enfrentaban dificultades económicas significativas, lo que ponía aún más presión sobre él, ya que su familia dependía de su apoyo financiero. Más aún, su determinación prevaleció, y continuó con la traducción porque sabía cuánto significaba para estas personas escuchar la palabra de Dios en su propio idioma.

Li compartió: «Sabía que todos anhelaban ver la palabra de Dios en su propia lengua».

Li Shaoxiang

La lengua ganyi se habla en los hogares, pero no se usa oficialmente ni se enseña en las escuelas, lo que significa que muchos hablantes de ganyi nunca aprendieron a leerla. Pero, Li, en su juventud, vivía con un anciano miembro de su iglesia que conocía muy bien la lengua. Este anciano le enseñó a Li y a otros el alfabeto, lo que demostró ser una habilidad invaluable para el proyecto de traducción de la Biblia.

La Sociedad Bíblica informa que el apoyo de la familia de Li, su equipo de traducción, su iglesia y la organización fueron fundamentales para su perseverancia. El respaldo constante de estos grupos fue un faro de esperanza que le permitió avanzar. Li también destacó la importancia de las oraciones de su iglesia y su comunidad, quienes constantemente pedían sabiduría y entendimiento al Señor.

Esta historia es un testimonio de la dedicación incansable de los misioneros y el poder transformador de la Palabra de Dios. El esfuerzo de Li ha permitido que más personas en China tengan acceso a las Escrituras en su propio idioma, lo que podría tener un impacto significativo en sus vidas y comunidades.

Comentario Pastoral:

La historia de Li Shaoxiang es un recordatorio inspirador de la importancia de llevar la Palabra de Dios a aquellos que aún no la han escuchado en su propio idioma. La Biblia nos dice en Romanos 10:14-15 (NVI): «¿Y cómo van a creer en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo van a oír si no hay quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!».

Li Shaoxiang, a través de su arduo trabajo y dedicación, ha sido uno de esos mensajeros que llevan las buenas nuevas a un lugar donde las Escrituras eran escasas. Su historia nos recuerda que la Palabra de Dios es poderosa y transformadora, y que no debemos subestimar el impacto que puede tener en la vida de las personas cuando se presenta en su propio idioma y contexto cultural.

Este relato también resalta la importancia del apoyo de la comunidad y la oración en la labor misionera. La familia, la iglesia y la Sociedad Bíblica respaldaron a Li en su misión, y sus oraciones fueron fundamentales para su perseverancia. Nos recuerda la importancia de rodear a los misioneros con nuestro apoyo y oraciones mientras se embarcan en la tarea de difundir el Evangelio.

En este desafiante mundo de hoy, donde a menudo nos enfrentamos a obstáculos en nuestra fe, la historia de Li Shaoxiang nos insta a seguir adelante con valentía y determinación. Que podamos encontrar inspiración en su ejemplo y recordar que con Dios, ninguna tarea es imposible.

En conclusión, recordemos estas palabras de Filipenses 4:13 (NVI): «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». Que podamos encontrar fortaleza en Cristo para enfrentar los desafíos que se presenten en nuestra misión de compartir el amor y la verdad de Dios con el mundo.

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