Misioneros llevan la Palabra de Dios a budistas y decenas se convierten en Tailandia

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Misioneros llevan la Palabra de Dios a budistas y decenas se convierten en Tailandia

Misioneros Comparten el Evangelio y Ven Decenas de Conversiones en Tailandia

La misión de llevar la Palabra de Dios a los rincones más desafiantes de la tierra es un llamado que una pareja de misioneros decidió abrazar con fervor, siguiendo la enseñanza de Jesucristo de «id y haced discípulos de todas las naciones». Su historia inspiradora es un testimonio de perseverancia y dedicación en la Gran Comisión.

Según información de la revista electrónica Baptist Press, esta pareja de misioneros comenzó su camino de servicio en la Iglesia Bautista de Catawba, en Estados Unidos, donde recibieron una sólida formación espiritual para llevar a cabo su labor misionera. A pesar de que sus nombres se mantienen en el anonimato por razones de seguridad, su compromiso con la causa es innegable.

Antes de partir hacia Tailandia, un país de mayoría budista, estos evangelistas desempeñaron un papel vital en Perú, donde pasaron más de una década plantando iglesias y sembrando semillas espirituales. Su experiencia en Perú les preparó para enfrentar los desafíos únicos que enfrentarían en Tailandia.

Uno de los misioneros compartió la experiencia única de servir a Dios en un entorno tan diferente: «Una noche, mientras descansábamos en nuestras hamacas en una comunidad tribal asheninka, sentimos una profunda sensación de llamado a seguir adelante y tomar la decisión de partir de Perú», relató.

Una vez en Tailandia, una tierra empapada en la espiritualidad budista, estos misioneros se sumergieron durante 11 años en la cultura local, dedicando tiempo y esfuerzo para aprender el idioma y comprender las costumbres de la población. Su historia es un testimonio de paciencia, perseverancia y una firme determinación de vivir en servicio a Cristo.

«La paciencia, la constancia y vivir fielmente para Cristo son ingredientes importantes en la obra misionera», afirman con humildad. Pero, su enfoque y la implicación en la comunidad local finalmente les permitieron llegar a los budistas de la región. Una de sus estrategias más notables fue la realización de revisiones oftalmológicas gratuitas, lo que les brindó la oportunidad de compartir la Palabra de Dios durante las consultas y las visitas a domicilio.

La pareja de misioneros compartió su experiencia en estas visitas puerta a puerta: «Nos sentábamos con cada persona en su hogar y compartíamos el Evangelio. Los tailandeses, en general, responden al Evangelio de manera gradual y a lo largo de un período de tiempo».

A través de la guía del Espíritu Santo y el testimonio incansable de estos misioneros, decenas de budistas entregaron sus vidas a Cristo y fueron bautizados en una declaración audaz de fe. Los misioneros describieron esto como un acto valiente, ya que muchos tuvieron que enfrentar la incredulidad de su entorno.

En resumen, la historia de estos misioneros refleja la dedicación y la fidelidad a la Gran Comisión de llevar el Evangelio a todos los rincones del mundo. Su trabajo en Tailandia muestra cómo la paciencia, la adaptación cultural y la valentía pueden abrir puertas para que las personas encuentren a Cristo, incluso en lugares donde predominan otras creencias. Su historia nos desafía a considerar cómo podemos ser instrumentos de cambio en nuestra propia esfera de influencia, compartiendo el amor y la verdad de Jesús con aquellos que nos rodean.

Esta inspiradora historia de misioneros que trabajaron incansablemente para llevar la luz de Cristo a una comunidad budista nos recuerda la importancia de la Gran Comisión. Jesús nos instó a ir y hacer discípulos de todas las naciones, y esta pareja de misioneros ha respondido con valentía a ese llamado.

Mateo 28:19-20 (NVI) nos dice: «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo».

Esta promesa de la presencia constante de Jesús nos da la confianza y la fortaleza para cumplir nuestra misión de compartir el Evangelio en todo momento y en todo lugar. Al igual que estos misioneros, podemos encontrar formas creativas y significativas de acercarnos a quienes aún no conocen a Cristo.

La perseverancia de esta pareja también nos recuerda Gálatas 6:9 (NVI): «No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos». La obra misionera puede ser desafiante, pero Dios está obrando en los corazones de las personas, y nuestra labor nunca es en vano.

En conclusión, somos llamados a mantenernos firmes en nuestra fe y a compartir el amor de Cristo con el mundo, sin importar cuán difícil parezca la tarea. Al seguir la Gran Comisión con pasión y valentía, podemos ver vidas transformadas y comunidades enteras impactadas por el poder del Evangelio. ¿Qué pasos puedes tomar hoy para cumplir con esta misión en tu propia vida?

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