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Jueces 19 - Serafín de Ausejo 1975

El levita y su concubina

1. Por aquel tiempo, cuando aún no había rey en Israel, un levita que residía como forastero en los confines de la montaña de Efraín tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá.

2. Ella le fue infiel y se marchó a la casa de su padre, a Belén de Judá. Allí permaneció algún tiempo, cuatro meses.

3. Luego su marido se puso en camino y se fue tras ella, para tratar de convencerla y hacerla volver. Llevaba consigo un criado y un par de asnos. Ella le hizo entrar en la casa de su padre; al verle, el padre de la joven se alegró por el encuentro.

4. Su suegro, el padre de la joven, lo retuvo, y él se quedó allí tres días; comieron y bebieron, y allí pasaron la noche.

5. Al cuarto día se levantaron de madrugada y él se dispuso a emprender el camino. Pero el padre de la joven dijo a su yerno: "Reconfórtate con un bocado de pan y después os iréis".

6. Sentáronse, pues, y comieron y bebieron los dos juntos. Luego el padre de la joven dijo al hombre: "Consiente, por favor, en pasar aquí la noche para que se alegre tu corazón".

7. Y aunque el hombre se levantó para irse, le importunó tanto su suegro que al fin se quedó y pasó allí la noche.

8. Al quinto día se levantó de madrugada para partir; pero el padre de la joven le dijo: "Reconforta, por favor, tu corazón". Así aguardaron hasta el declinar del día y comieron juntos.

9. Se levantó el hombre con la concubina y el criado para emprender la marcha, pero su suegro, el padre de la joven, le dijo: "Mira que el día declina y se viene el atardecer; pasa la noche aquí, por favor. Está para acabarse el día; pasa la noche aquí, que se alegre tu corazón. Mañana madrugaréis para emprender vuestro viaje y llegarás a tu tienda".

10. Pero el hombre no quiso pasar la noche allí, sino que se levantó, se fue y llegó frente a Jebús, es decir Jerusalén. Llevaba los dos asnos cargados y le acompañaban la concubina y el criado.

11. Cuando estaban junto a Jebús, ya muy avanzado el día, dijo el criado a su señor: "Vamos a entrar en esta ciudad de los jebuseos para pasar allí la noche".

12. Pero le replicó su señor: "No vamos a entrar en una ciudad extranjera en la que no hay israelitas. Pasaremos hasta Guibeá".

13. Y le añadió a su criado: "Vamos a acercarnos a uno de aquellos lugares y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá".

14. Pasaron de largo y continuaron el viaje. La puesta del sol les alcanzó junto a Guibeá de Benjamín.

15. Se dirigieron allí para hacer noche en Guibeá. Pero una vez dentro, tuvo que quedarse en la plaza de la ciudad, porque no hubo quien los acogiera en casa para pasar la noche.

16. En esto, llegó un anciano que, al atardecer, venía de sus faenas del campo; era de la montaña de Efraín y residió como forastero en Guibeá; pues las gentes del lugar eran benjaminitas.

17. El anciano alzó los ojos y, al ver al viajero en la plaza de la ciudad, le dijo: "¿A dónde vas y de dónde vienes?".

18. Y le respondió: "Estamos de paso. Vamos de Belén de Judá hacia los confines de la montaña de Efraín, de donde soy. He ido a Belén y ahora vuelvo a mi casa. Pero no hay quien me ofrezca la suya.

19. Tenemos paja y forraje para nuestros asnos; y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el criado que acompaña a tu siervo; no nos falta de nada".

20. Le dijo entonces el anciano: "¡La paz sea contigo! Corre de mi cargo todo lo que necesites; pero no pases la noche en la plaza".

21. Lo llevó a su casa y echó pienso a los asnos. Ellos, después de lavarse los pies, comieron y bebieron.

22. Mientras estaban reconfortando su corazón, unos hombres, hijos de Belial, rodearon la casa y, golpeando la puerta, decían al anciano, dueño de la casa: "Saca al hombre que entró en tu casa, para que lo conozcamos".

23. Salió entonces a ellos el dueño de la casa y les dijo: "Por favor, hermanos míos, no hagáis tal maldad; puesto que este hombre ha entrado a hospedarse en mi casa, no cometáis tal infamia.

24. Ahí tenéis a mi hija, que es virgen, y a su concubina; os las voy a sacar, para que abuséis de ellas y hagáis con ellas lo que mejor os parezca. Pero a este hombre no le hagáis tal infamia".

25. Pero aquellos hombres no quisieron escucharlo. Entonces el hombre tomó a su concubina y se la sacó fuera. Ellos la conocieron y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y por fin la dejaron al despuntar la aurora.

26. Al amanecer, vino la mujer y cayó delante de la casa del hombre donde estaba su marido; allí estuvo hasta que fue de día.

27. Su marido se levantó de mañana, abrió las puertas de la casa y salió para proseguir su viaje. Entonces vio que la mujer, su concubina, yacía a la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

28. Él le dijo: "¡Levántate y vamos!". Pero ella no le respondía. Entonces el hombre la puso sobre su asno y se encaminó a su lugar.

29. Llegado a su casa, echó mano a un cuchillo y tomando a su concubina la descuartizó, miembro por miembro, en doce trozos, y los envió a todo el territorio de Israel.

30. Y todos los que lo veían exclamaban: "Nunca ha sucedido ni se ha visto nada semejante desde que los israelitas subieron de Egipto hasta el día de hoy".