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lunes, junio 17, 2024
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    Mateo 5 - Biblia Septuaginta al Español

    El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

    1. Y viendo las turbas, subió al monte; y, sentándose él, se le acercaron sus discípulos;

    2. y abriendo su boca, enseñóles diciendo:

    3. «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

    4. Bienaventurados los llorosos, porque ellos serán consolados.

    5. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

    6. Bienaventurados los hambrientos y sedientos de la justicia, porque ellos serán hartos.

    7. Bienaventurados los compasivos, porque ellos serán compadecidos.

    8. Bienaventurados los puros del corazón, porque ellos a Dios verán.

    9. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos hijos de Dios serán llamados.

    10. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

    11. Bienaventurados sois, cuando os afrentaren y persiguieren y dijeren todo lo malo, contra vosotros, mintiendo por causa mía.

    12. Alegráos y alborozáos, porque vuestro galardón,(a) mucho en los cielos; pues así persiguieron a los profetas, a los anteriores a vosotros.»

    La sal de la tierra

    13. «Vosotros sois la sal de la tierra; pero, si la sal se desvaneciere ¿con qué se la salará(b) ? Para nada vale ya, sino para que arrojada fuera, sea hollada por los hombres.

    La luz del mundo

    14. Vosotros sois la luz del mundo. No puede una ciudad ocultarse que sobre monte yaciere;

    15. ni encienden lumbre y pónenla bajo el celemín; sino sobre el candelabro; y luce a todos los de la casa.

    16. Así luzca vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre el de los cielos.»

    Jesús y la ley

    17. «No creáis que he venido a derogar la ley o los profetas; no he venido a derogar sino a cumplir(c) .

    18. Pues, en verdad os digo que hasta que pasare el cielo y la tierra, jota(d) alguna o tilde alguna no pasará, no, de la ley, hasta que todo se haga.

    19. Quien, por tanto, quebrantare uno de estos mandamientos, de los más pequeños, y enseñare así a los hombres, el más pequeño será llamado en el reino de los cielos; pero, el que hiciere y enseñare, ése grande será llamado en el reino de los cielos.

    20. Porque os digo que, si no abundare vuestra justicia más que la de los escribas y fariseos, no entraréis, no, en el reino de los cielos.»

    Jesús y la ira

    21. «Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás»; y el que matare, reo será del juicio.

    22. Mas yo os digo que todo el que se airare con su hermano, reo será del juicio; pero el que dijere a su hermano «¡Racá!»,(e) reo será del tribunal(f) pero el que dijere: «¡Insensato!(g) reo será de la gehenna(h) del fuego.

    23. Si trajeres, pues, tu don al altar, y allí recordares que tu hermano tiene algo contra ti,

    24. deja allí tu don delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano y entonces, viniendo, presenta tu don.

    25. Sé benévolo con tu adversario luego, mientras estés con él en el camino; no sea que te entregue el adversario al juez y el juez al ministro; y a la guardia seas arrojado;

    26. en verdad te digo, no saldrás de allí, mientras no pagues el último cuadrante(i) .

    Jesús y el adulterio

    27. Habéis oído que se dijo: No adulterarás.

    28. Yo, empero, os digo que todo el que mirare mujer para codiciarla, ya ha fornicado con ella en su corazón.»

    29. «Y, si tu ojo el derecho te escandaliza, arráncale y arrójale de ti; pues te conviene que perezca uno de tus miembros y tu cuerpo entero no sea arrojado a la gehenna.

    30. Y, si tu mano derecha te escandaliza, córtala y arrójala de ti; pues te conviene que perezca uno de tus miembros y tu cuerpo entero no vaya a la gehenna.»

    Jesús y el divorcio

    31. «Se ha dicho: Quien repudiare a su mujer, déle libelo de repudio.

    32. Mas yo os digo que todo el que repudiare a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hácela adulterar, y el que con repudiada se casare, adultera.»

    Jesús y los juramentos

    33. «De nuevo, habéis oído que se ha dicho a los antiguos: No perjurarás, y cumplirás al Señor tus juramentos.

    34. Mas yo os digo que no juréis en manera alguna: ni por el cielo porque trono es de Dios,

    35. ni por la tierra, porque peana es de sus pies; ni por Jerusalén, porque ciudad es del gran rey.

    36. Ni por tu cabeza jures, porque no puedes un solo cabello blanco hacer o negro.

    37. Mas sea vuestra palabra: «sí, sí; no, no»; pero lo que excede de esto, del mal es.»

    El amor hacia los enemigos

    38. «Habéis oído que se ha dicho: Ojo por ojo y diente por diente.

    39. Mas yo os digo que no resistáis al mal: sino que quien te golpeare en tu mejilla derecha vuélvele también la otra;

    40. y al que quisiere enjuiciarte y tu túnica tomar, déjale también el manto;

    41. y quien te forzare(j) una milla, ve con él dos;

    42. al que te pidiere, dale, y al que quisiere prestado de ti, no te vuelvas(k) de él.

    43. Habéis oído que se ha dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo(l) .

    44. Yo, empero, dígoos, amad a vuestros enemigos(m) , y orad por los que os persiguen;

    45. para que os hagáis hijos de vuestro Padre, el de los cielos; porque alza su sol sobre malos y buenos, y llueve sobre justos e injustos.

    46. Pues, si amareis a los que os aman ¿qué galardón tenéis? ¿No hacen también los publicanos lo mismo?

    47. Y si saludareis a vuestros hermanos solamente ¿qué demás hacéis? ¿no hacen también los gentiles lo mismo?

    48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre, el celestial, perfecto es.»