Éxodo 17:8 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Amalec fue la primera nación con la que tuvieron que luchar los hijos de Israel durante su peregrinación por el desierto (Núm 24:20).

I. Provocación de Amalec: Vino Amalec y peleó contra Israel (v. Éxo 17:8). Los amalecitas eran una tribu nómada y predatoria; eran descendientes de Esaú, quien ya aborreció a su hermano Jacob por haberle arrebatado la primogenitura con la bendición consiguiente; así que este ataque de Amalec venía a ser un eco de enemistad hereditaria. Este episodio puede ser considerado en dos vertientes: como una tribulación para Israel, y como un gran pecado por parte de Amalec (Deu 25:17-18). Cayeron cobarde y vilmente sobre la retaguardia de Israel, e hirieron a los más débiles, quienes no podían plantarles resistencia ni escapar fácilmente; pero, en vano se atrevieron a atacar un campamento guardado y avituallado milagrosamente; verdaderamente, no sabían lo que hacían.

II. Defensa de Israel contra los agresores.

1. La tarea asignada a Josué, a quien se menciona ahora por primera vez; es nombrado comandante en jefe de esta expedición a fin de que pueda estar entrenado para los servicios que se le han de asignar cuando muera Moisés.

2. La tarea que Moisés asumió: Yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano (v. Éxo 17:9). Mientras Josué lucha, Moisés ora, y tiene la vara de Dios en su mano. Moisés levantaba esta vara, para animar a los israelitas, era como una bandera izada que despertaba el entusiasmo de los soldados. Al mismo tiempo, esta vara levantada hacia lo alto era como una antena de oración y escucha alzada hacia Dios, porque Moisés no era sólo el alférez portador del estandarte, sino el intercesor que apelaba a Dios en demanda de éxito y victoria. Es así como la legión orante viene a ser la legión tonante. Una vez más resulta cierta la frase lapidaria de Agustín de Hipona: La oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios (v. Éxo 32:9-14). Pero esa «debilidad» de Dios no es por falta de poder, sino por exceso de amor y condescendencia. Es como la debilidad de la rama que se dobla por la sobreabundancia del fruto que lleva. Así prevaleció Jacob con Dios (Gén 32:28). (A) Moisés se cansaba: Las manos de Moisés se cansaban (v. Éxo 17:12); estaban pesadas dice el hebreo . No se nos dice que las manos de Josué estuviesen cansadas de pelear, pero sí que las de Moisés estaban cansadas de orar. Cuanto más espiritual es un servicio, mayor es el peligro que tenemos de fracasar o de flaquear en él. (B) La influencia que la vara de Moisés tenía en la batalla: Cuando alzaba Moisés su mano en oración (como dice la versión caldea), Israel prevalecía; pero cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec (v. Éxo 17:11). (C) La solicitud que tuvieron en sostener las manos de Moisés. Cuando ya no pudo más mantenerse de pie, se sentó sobre una piedra (v. Éxo 17:12); cuando no pudo sostener más sus manos en alto, hubo que sostenérselas. Moisés, el hombre de Dios, está contento de que le asistan Aarón su hermano y Hur quien, según suponen algunos, era su cuñado, marido de María, sin embargo, el Talmud le tiene por hijo de Caleb y María. Así hubo en sus manos firmeza (la misma palabra que se usa para decir fe y fidelidad) hasta que se puso el sol. No cabe duda de que sirvió de gran aliento para el pueblo de Israel el ver a Josué delante de ellos en el campo de batalla, y a Moisés en lo alto del monte orando por ellos. Cristo es para nosotros ambas cosas: es nuestro Josué, el capitán de nuestra salvación, que lucha nuestras batallas, y nuestro Moisés que, en lo más alto, vive siempre para interceder por nosotros (Heb 7:25), a fin de que nuestra fe no falle (v. Luc 22:32).

III. La derrota de Amalec. La victoria había estado en el aire por algún tiempo entre los dos campamentos, pero Israel siguió luchando hasta que Josué deshizo a Amalec (v. Éxo 17:13). Aunque Josué luchaba con grandes desventajas: con soldados faltos de disciplina, mal armados, avezados por largo tiempo a la esclavitud y siempre prestos a murmurar , Dios, sin embargo, obró por medio de ellos una gran salvación.

IV. Los trofeos de esta victoria. 1. Moisés se preocupó de que Dios tuviese la gloria de aquella victoria (v. Éxo 17:15), en vez de levantar un arco triunfal en honor a Josué, levantó un altar en honor de Dios, y lo que con mayor esmero se registra en el relato es la inscripción sobre el altar: Jehová-nissí, Jehová es mi bandera, lo que probablemente se refiere a la vara de Dios levantada como una bandera de esta acción militar. La presencia y el poder de Jehová eran la bandera bajo la cual estaban alistados, por ella habían sido alentados y se habían mantenido firmes, y por eso la habían izado en el momento del triunfo. 2. Dios procuró que la posteridad tuviese consuelo y provecho por medio del recuerdo de tal victoria: Escribe esto para memoria en un libro y repítelo a los oídos de Josué (así dice el hebreo), es decir, «encomiéndale este memorial, para que lo transmita a las generaciones venideras». Moisés ha de comenzar ahora a guardar un diario o agenda de lo que suceda (todo lo importante) al pueblo de Israel. Esta es la primera mención que encontramos en la Biblia acerca de escribir y quizás el mandato de hacerlo no se dio sino después de haber escrito la Ley sobre las tablas de piedra: Escribe esto para memoria. ¡Tantos libros y documentos se han escrito «in perpetuam rei memoriam» = para que el suceso sea recordado perpetuamente! Y es que, como dice el antiguo refrán: Scripta manent, lo escrito permanece. (A) «Escribe lo que se ha hecho. Que las edades venideras sepan que Dios lucha por su pueblo, y que el que toca a su pueblo, toca a las niñas de sus ojos» (Zac 2:8). (B) «Escribe lo que hay que hacer. (a) Que, al correr de los años, Amalec será totalmente destruido» (v. Éxo 17:14). Israel triunfará, sin duda, al fin, en la caída de Amalec. Esta sentencia fue ejecutada en parte por Saúl (1Sa 15:1-35), y completada por David (1Sa 30:1-31; 2Sa 1:1; 2Sa 8:12). Después de eso, desaparece hasta el nombre de Amalec. (b) Que entretanto Dios tendría guerra constante contra Amalec (v. Éxo 17:16). Esto se escribió para advertir a Israel que nunca debía coligarse con los amalecitas.

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