Ezequiel 12:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Quizás reflexionó Ezequiel más de una vez sobre las visiones que de la gloria de Dios había tenido, y quizá deseó también que volviesen a él de nuevo, pero no hallamos en el texto sagrado que disfrutase otra vez de ellas. Pero sí que vino a él de nuevo la palabra de Jehová (v. Eze 12:1). Bien podemos tener y conservar nuestra comunión con Dios, aunque carezcamos de éxtasis y arrobamientos. En estos versículos se le dice al profeta:

1. Con qué señales y acciones simbólicas había de expresar el inminente cautiverio de Ezequías, rey de Judá.

(A) Esto es lo que Ezequiel había de predecir, y predecirlo precisamente a los ya deportados, porque, mientras Sedequías estuviese en el trono de Jerusalén, se lisonjeaban con la esperanza de que él había de acertar a rescatarles en breve. Era, pues, necesario convencerles de que el rey Sedequías, lejos de ser su futuro libertador, iba a ser en breve su compañero de sufrimientos.

(B) Para prepararles, debe darles primero una señal, hablándoles a los ojos antes que a los oídos. Les hablará por señas, como se hace con los sordomudos. Tiene que proveerse de todo lo necesario para un traslado y no precisamente para ir a otro lugar más cómodo, sino (v. Eze 12:3) para el destierro; ha de hacerlo de día, a vista de ellos; delante (v. Eze 12:4) de los ojos de ellos, ha de sacar sus enseres ya empaquetados como bagaje de deportación, pero él ha de salir a la tarde, a vista de ellos.

(C) Todavía le quedan otras operaciones simbólicas por llevar a cabo: Como las puertas de la ciudad se suponen cerradas y bien vigiladas, ha de abrirse paso por entre la pared, y salir por ella (v. Eze 12:5). Así, a la luz del crepúsculo, ha de sacar a hombros (v. Eze 12:6) su bagaje, para no ser descubierto; pero él mismo (v. Eze 12:6) ha de salir en la oscuridad (lit.), con el rostro cubierto para no ser reconocido, «y no verás (o no mirarás) la tierra» (lit.). Esta última frase es interpretada de diversos modos por los autores: (a) Asensio dice: «cubierto el rostro en ademán de tristeza y sin mirar hacia atrás, hacia la tierra-patria perdida para siempre». (b) Fisch, al citar a Lofthouse, dice: «el significado más probable es que Sedequías, en su último viaje, ni siquiera había de ver la tierra que abandonaba». (c) Feinberg comenta: «En la oscuridad, Ezequiel había de transportar sus enseres con el rostro cubierto para no ver la tierra»; aunque, con referencia a Sedequías, la persona simbolizada, añade que «el relato histórico del asedio y de la destrucción de Jerusalén en el tiempo de Sedequías revela que no vio la tierra; fue llevado a Riblá y cegado».

(D) De este modo, Ezequiel había de ser una señal para los deportados que se hallaban ya en Babilonia. Dios dice de ellos (v. Eze 12:3, al final): «… por si tal vez se dan cuenta, ya que son casa rebelde». Como si dijese: «Es posible que, de este modo, reflexionen y se les quiten las vanas ilusiones que abrigan, aunque no es muy probable, al ser como son gente rebelde». Vemos a continuación (v. Eze 12:7) la pronta y fiel obediencia del profeta: «Y yo hice como me fue mandado, etc.».

2. Se le dice también a Ezequiel con qué palabras ha de explicar estas señales y acciones.

(A) El profeta tiene que hacer una cosa ruda y extraña, a fin de que ellos pregunten qué significa tal cosa. Tiene que decirles (v. Eze 12:10): «Esta profecía (lit. carga vocablo que ya conocemos bien) se refiere al príncipe en Jerusalén, etc.». «Pero diles, añade Dios (v. Eze 12:11), que en todo lo que has hecho pueden leer ellos la suerte que les espera a sus amigos de Jerusalén. Diles: Yo soy vuestra señal. El pueblo será llevado en cautiverio; como yo hice, así se hará con ellos; serán forzados a salir de sus casas y marchar lejos, para no volver jamás a ellas».

(B) ¿Qué será del rey? En vano intentará escapar, pues también él ha de ir al cautiverio. Ezequiel lo predice aquí a los que se prometían a sí mismos que habían de recibir de él alivio a su situación. Él mismo tendrá que sacar a hombros sus enseres. Dios puede convertir en mozo de cuerda a un rey. El que estaba acostumbrado a que se llevasen sus reales insignias delante de sus ojos, tendrá que sacar ahora a hombros su bagaje más indispensable y escabullirse de la ciudad al llegar la media luz del crepúsculo. Al estar bien vigiladas por el enemigo todas las avenidas que conducían al palacio real, habrá que horadar la pared para salir por el orificio. El versículo Eze 12:12 dice textualmente según el hebreo: «Y el príncipe que está entre ellos cargará la espalda (se entiende, con su equipaje) en la oscuridad (el vocablo hebreo ocurre únicamente aquí y en el v. Eze 12:6 en toda la Biblia) y saldrá a través del muro. Perforarán para hacer salir por él. Cubrirá su rostro, para no ver con el ojo él la tierra».

(C) Será hecho prisionero y llevado cautivo a Babilonia (v. Eze 12:13). Ya Jeremías había profetizado que el rey Sedequías había de ver al rey de Babilonia y que había de ir a Babilonia (Jer 32:4, Jer 32:5; Jer 34:3, Jer 34:4; Jer 39:7). Ezequiel dice de parte de Dios (v. Eze 12:13): «Y lo llevaré a Babilonia, tierra de los caldeos, pero no la verá, aunque allí morirá» (lit.). En efecto, Sedequías vio al rey de Babilonia en Riblá, pero allí mandó Nabucodonosor que le sacaran los ojos, por lo cual no pudo ver la ciudad de Babilonia cuando fue llevado allá.

(D) Pobre gozo pudieron tener los deportados al ver a Sedequías, cuando él ni siquiera podía verlos a ellos. Además, toda su escolta (v. Eze 12:14), lo mismo que el resto de sus tropas, Dios los iba a esparcir a todos los vientos, es decir, a los cuatro puntos cardinales. Entonces (vv. Eze 12:15, Eze 12:16), el remanente que haya quedado, al ver realizadas las profecías, «se darán cuenta de que Dios, no sólo es el Creador, sino también el Gobernador, del Universo, y de que el castigo de los impíos es un aspecto esencial de Su Soberanía sobre la humanidad» (Kimchi, citado por Fisch). Ése es, sin duda, el sentido del «sabrán que yo soy Jehová», que aparece al principio del versículo Eze 12:15 y al final del versículo Eze 12:16, ya que, en las naciones adonde lleguen, contarán todas las abominaciones suyas (v. Eze 12:16), es decir, las que hicieron y con las que provocaron la cólera divina. Reconocerán así la justicia de Dios y harán confesión de sus pecados; y de este modo se mostrará que habían sido preservados por la misericordia de Dios.

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