Salmos 92:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 92:1 | Comentario Bíblico Online

El día de reposo debe ser un día, no sólo de santo descanso, sino también de santo quehacer. El quehacer propio del sábado es alabar a Dios y darle gracias; cada día de reposo debe ser un día de acción de gracias. Un escritor judío lo refiere al reino mesiánico y titula este salmo: Salmo o cántico para la era venidera, la cual será día de reposo toda entera.

1. Se nos convoca y exhorta aquí a alabar a Dios (vv. Sal 92:1-3): «Bueno es dar gracias (lit.) a Jehová». Cosa buena es alabar a Dios; buena en sí, y buena para nosotros. (A) Cómo hemos de alabar a Dios (v. Sal 92:2): Anunciando su misericordia y su fidelidad. No sólo hemos de proclamar la grandeza, la majestad, justicia y santidad de Dios, que enaltecen a Dios, pero nos infunden pavor, sino también su misericordia y fidelidad, ya que su bondad es su gloria (Éxo 33:18, Éxo 33:19; Éxo 34:6, Éxo 34:7), y con eso proclama Él su nombre. Su misericordia y su verdad son los grandes soportes de nuestra fe y de nuestra esperanza, y los grandes estímulos de nuestro amor y de nuestra obediencia. Esto se hacía entonces, no sólo con cantos, sino también con acompañamiento de instrumentos de música (v. Sal 92:3). (B) Cuándo hemos de alabar a Dios: «Por la mañana … y cada noche» (v. Sal 92:2), no sólo en día de sábado, sino todos los días; y no sólo en pública asamblea, sino también en secreto y en familia. Hemos de comenzar y terminar cada día con alabanzas a Dios.

2. El salmista mismo nos sirve aquí de ejemplo (v. Sal 92:4): «Por cuanto me has alegrado, Jehová, con tus obras. En las obras de tus manos me gozo». Por el recuerdo gozoso de lo que Dios ha hecho por nosotros, podemos contemplar una gozosa perspectiva de lo que ha de hacer en el futuro. No podemos comprender la grandeza de las obras de Dios y, por tanto, debemos admirarlas con reverente adoración. «Las obras de los hombres son pequeñas y triviales, pero tus obras, Señor, son grandes e inconmensurables, ya que tus designios son muy profundos y, por ello, inescrutables» (v. Sal 92:5). La grandeza de las obras de Dios nos debe llevar a la consideración de la profundidad de sus designios.

3. Se nos amonesta a no menospreciar las obras de Dios, mediante la descripción de los que no les prestan atención (v. Sal 92:6): «El hombre bruto, al que dominan sus instintos animales (comp. Sal 73:22) no conoce, no comprende, y el necio (hebreo, khesil) no entiende esto» (lit.). Quienes no perciben las obras de Dios ni le dan, por ellas, la gloria que les corresponde, son necios y brutos de verdad.

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