Significado de PADRENUESTRO Según La Biblia | Concepto y Definición

PADRENUESTRO Significado Bíblico

¿Qué Es PADRENUESTRO En La Biblia?

Palabras que utilizó Jesús para enseñarles a orar a Sus seguidores. En la literatura cristiana primitiva existen tres formas de Padrenuestro: dos en el NT (Mat 6:9-13; Luc 11:2-4) y la otra en la Didaché 8:2, un escrito cristiano no canónico de principios del siglo II proveniente del norte de Siria. Se pueden observar similitudes y diferencias si las tres formas se colocan una al lado de la otra. (Ver columna siguiente).
De dicha comparación derivan tres conclusiones. Primero, en los tres casos es la misma oración. Segundo, es probable que la Didaché emplee la forma de oración que se encuentra en Mateo. Tercero, la versión de Mateo es más larga que la de Lucas en tres puntos: al final de las palabras dirigidas a Dios, al final de las peticiones relacionadas con Dios y al final de las peticiones asociadas con los seres humanos. El estudio de los mss. griegos también muestra que la doxología que aparece al final de la forma expresada por Mateo en algunas traducciones no es original; la forma más antigua de la oración con una doxología se encuentra en Didaché 8:2. Es probable que cada evangelista haya presentado la oración como se usaba generalmente en su iglesia en ese momento.
Mateo y Lucas emplearon el Padrenuestro de diferentes maneras en sus Evangelios. En Mateo, la oración aparece en el Sermón del Monte, donde Jesús habló sobre la justicia que excede a la de escribas y fariseos (Mat 5:20). Está ubicada en una sección que advierte contra la práctica de piedad delante de los hombres a fin de ser vistos por ellos (Mat 6:1-18). Las ofrendas, la oración y el ayuno son para los ojos y los oídos de Dios. Al orar, uno no debe hacer una exhibición pública (Mat 6:5-6) ni amontonar frases vacías pensando que será escuchado en función de la cantidad de palabras (Mat 6:7).
En Lucas, la oración surge en medio del viaje de Jesús a Jerusalén (Luc 9:51-62; Luc 10:1-42; Luc 11:1-54; Luc 12:1-59; Luc 13:1-35; Luc 14:1-35; Luc 15:1-32; Luc 16:1-31; Luc 17:1-37; Luc 18:1-43; Luc 19:1-46). Al comportarse de este modo, Jesús es un ejemplo de la persona que ora. Su vida de oración hizo que Sus discípulos le pidieran instrucciones para orar, como había instruido Juan el Bautista a sus seguidores. Lo que sigue (Luc 11:2-13) es una enseñanza sobre la oración donde se les dice a los discípulos para qué orar (Luc 11:2-4) y por qué hacerlo (Luc 11:5-13). En este caso, el Padrenuestro es un modelo de aquello por lo cual hay que orar. Orar de este modo es una señal distintiva de los discípulos de Jesús.

Mateo Lucas Didaché
Padre nuestro Padre nuestro Padre Nuestro
que estás en los cielos que estás en los cielos que estás en los Cielos
santificado sea tu nombre. santificado sea tu nombre. santificado sea tu nombre,
Venga tu reino. Venga tu reino. venga a nosotros Tu reino,
Hágase tu voluntad Hágase tu voluntad hágase Tu voluntad así en la tierra
como en el cielo como en el cielo como en el cielo.
así también en la tierra. así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día El pan nuestro de cada día Danos hoy nuestro pan de cada día,
dánoslo hoy. dánoslo hoy.  
Y perdónanos nuestras deudas Y perdónanos nuestros pecados perdona nuestras deudas
como también nosotros perdonamos porque también nosotros perdonamos como también nosotros perdonamos
a nuestros deudores. a todos los que nos deben. a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación Y no nos metas en tentación No nos dejes caer en tentación
mas líbranos del mal; mas líbranos del mal. y líbranos del mal.
porque tuyo es el reino y el poder Tuya es la gloria
y la gloria por todos los siglos. Amén.  

y el poder por siempre.

 
Aunque las tres versiones de la oración solo existen en griego, el patrón de pensamiento y las expresiones son judíos. En el discurso, a Dios se lo designa como “Padre” o “Padre nuestro que estás en los cielos”. Una oración judía comienza diciendo: “Perdónanos, Padre nuestro” (Dieciocho Bendiciones, 6). El rabino Akiba (aprox. 130 d.C.) dijo: “¡Bienaventurados, vosotros israelitas! ¿Delante de quién sois purificados, y quién os purifica? Vuestro Padre que está en los cielos” (Mishná, Yoma, 8:9). La oración Ahaba Rabba (Gran Amor) que formaba parte de la adoración matinal en el templo de Jerusalén, comenzaba diciendo: “Con gran amor nos has amado, oh Señor, nuestro Dios, con excesivamente grande longanimidad has gobernado sobre nosotros. Nuestro Padre, nuestro Rey, aplica tu gracia sobre nosotros”.
Las “peticiones tu” son asimismo judías tanto en pensamiento como en expresión. Las primeras dos: “Santificado sea tu nombre. Venga tu reino”, hacen eco de la oración judía denominada Kaddish, que comienza diciendo: “Exaltado y santificado [honrado como santo] sea su gran nombre en el mundo… Y establezca su reino durante vuestra vida y en vuestros días […] rápido y pronto”. La tercera, “Tu voluntad sea hecha”, es similar a una oración del rabino Eliezer (aprox. 100 d.C.): “Tu voluntad sea hecha arriba en el cielo y dales paz a los que temen aquí abajo” (Talmud babilónico, Berakot, 29b).
Las “peticiones nos” también son expresiones idiomáticas judías. La primera, “El pan nuestro dánoslo”, es semejante a la primera bendición de gracia a la hora de comer: “Bendito seas tú, oh Señor nuestro Dios, rey del universo, que alimentas a todo el mundo con tu bondad; […] tú le das comida a toda carne […] Por medio de tu bondad jamás nos ha faltado la comida: oh, que no nos falte nunca jamás”. La segunda, “Perdónanos”, hace eco de las Dieciocho Bendiciones, 6: “Perdónanos, Padre nuestro, porque hemos pecado contra ti; borra nuestras transgresiones de delante de tus ojos. Bendito seas, oh Señor, que perdonas mucho”. La frase que la acompaña, “así como nosotros también perdonamos”, refleja la enseñanza judía que se encuentra en Sir 28:2 : “Perdona el mal de tu prójimo, y entonces tus pecados serán perdonados cuando ores”. La tercera petición, “No nos metas en tentación”, es similar a una que se realizaba en oraciones matinales y nocturnas. “Haz que no caiga en manos del pecado, ni en manos de la trasgresión, ni en manos de la tentación ni en manos de la deshonra”.
Así como era costumbre de los maestros judíos reducir la gran cantidad de mandamientos a uno o dos (comp. Mar 12:28-34), de la misma manera sucedía a menudo cuando daban sinopsis de las Dieciocho Bendiciones (Talmud babilónico, Berakot, 29a). El Padrenuestro pareciera una sinopsis hecha por Jesús de las diversas oraciones judías de la época.
Si el lenguaje del Padrenuestro y de las diversas oraciones judías es similar, el significado se debe determinar a partir del mensaje general de Jesús. Él y los cristianos primitivos creían en dos edades, el “presente siglo malo” y la “era venidera”. Esta se iba a desencadenar mediante una intervención decisiva de Dios al final de la historia. Este cambio de eras iría acompañado de la resurrección de los muertos y el juicio final. Antes de cualquiera de estos dos eventos, habría un período de gran sufrimiento o tribulación. A esta “era venidera” también se la llamaba “reino de Dios”. Consistía en un estado ideal de las cosas cuando Satanás iba a ser derrotado, el pecado conquistado y la muerte ya no existiría más. Jesús creía que en Su ministerio, la actividad de Dios que produciría el cambio en las edades ya se estaba produciendo. Debemos entender el Padrenuestro dentro de este modo de pensar.
Las “peticiones tu” son paralelismos sinónimos. Todas significan prácticamente lo mismo. “Santificado sea tu nombre”, “Venga tu reino” y “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” son todos pedidos para que se produzca el cambio de era y entre en acción el estado ideal de las cosas. Constituyen una oración que pide la victoria final de Dios sobre el mal, el pecado y la muerte. También es posible que los cristianos primitivos lo entendieran como un pedido para que Dios gobernara sus vidas allí y en ese momento.
Las “peticiones nos” participan de la misma tensión entre el futuro definitivo y el presente de los discípulos. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” tal vez se refiera a que el don del maná reaparezca cuando cambien las edades. Tal como declaró el rabino judío Josué (aprox. 90 d.C.): “El que sirve a Dios hasta el último día de su vida, se satisfará de pan, es decir, el pan del mundo por venir” (Génesis Rabbah 82). Tal como indica Luc 11:3, también alude al pan necesario para la vida diaria en este mundo: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. Es muy probable que el “perdónanos nuestras deudas” se refiera al perdón definitivo de los pecados en el día final, pero también alude al perdón continuo de los discípulos por parte de su Padre celestial, así como ellos, al vivir en esta era, perdonan continuamente a aquellos que les deben. “Y no nos metas en tentación” tal vez se refiera a la protección de los discípulos en la tribulación final (como en Apo 3:10), pero también habla de recibir ayuda para evitar que suceda algo malo en la historia presente. Por lo tanto, en todas estas peticiones hay una tensión entre el presente y el futuro. Es factible entender todas las peticiones tanto en referencia al cambio en las edades, como al presente en que nos encontramos ahora. Esto no sorprende cuando se considera la tensión entre ambas tanto en el mensaje de Jesús como también en la teología de la iglesia primitiva. La preocupación en la oración por el cambio de las edades la separa de las oraciones judías cuyo lenguaje es tan similar.
El Padrenuestro en el NT es una oración comunitaria: “Padre nuestro”, “Danos… nuestro pan”, “Perdona nuestras deudas”, “así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, “No nos metas”, “Líbranos”. Es la oración de la comunidad de los discípulos de Jesús.
El Padrenuestro es una oración de petición. Es significativo que la oración modelo para los creyentes no sea de alabanza, gratitud, meditación ni contemplación, sino de petición.
Esta oración de pedido tiene dos objetivos. Primero, el que ora de esta manera le implora a Dios que actúe para lograr el propósito divino en el mundo. Segundo, el que ora de este modo le pide a Dios que supla las necesidades físicas y espirituales de los discípulos. Es significativo que los pedidos aparezcan en el orden que lo hacen: primero, la vindicación de Dios; luego, la satisfacción de los discípulos.
Una oración de petición de este tipo supone una cierta opinión en cuanto a Dios. Se da por sentado que un Dios al que se le pide de esta manera tiene control de la situación; Él es capaz de responder. También se supone que es bueno; Él desea responder. El Padre al que Jesús aludía es quien tiene el control y también es bueno. Ver Escatología; Midrás; Mishná; Rabí; Reino de Dios; Talmud; Targum.

Charles Talbert