Significado de PRESCIENCIA Según La Biblia | Concepto y Definición

PRESCIENCIA Significado Bíblico

¿Qué Es PRESCIENCIA En La Biblia?

Conocer de antemano. El verbo (en gr. proginosko) y el sustantivo (en gr. prognosis) son palabras compuestas por el prefijo pro (antes) y el verbo ginosko (conocer, entender, percibir, estar familiarizado con). Las Escrituras usan estos términos para indicar el conocimiento de las cosas antes de su existencia. De las siete veces que aparece en el NT, dos se refieren al conocimiento humano: Hch 26:5 se refiere al conocimiento previo que tenían los judíos de Pablo, y 2Pe 3:17 se refiere al conocimiento de los creyentes acerca de las cosas futuras basado en la revelación divina. Todas las demás citas son sobre la presciencia de Dios. Aunque la idea de conocimiento previo está presente en el AT, no hay un equivalente hebreo para los términos griegos.
La Escritura revela que Dios es omnisciente, es decir, tiene un conocimiento exhaustivo de todas las cosas, pasadas, presentes y futuras. Tanto el AT como el NT dan testimonio del conocimiento absoluto de Dios. Los ojos divinos recorren de un extremo a otro de la tierra (2Cr 16:9); y están en todas partes (Pro 15:3). Su entendimiento no tiene límites (Sal 147:5). Dios tiene conocimiento completo de las acciones de los hombres (Job 34:21), de los pensamientos humanos (1Sa 16:7; 1Re 8:39; Sal 139:2; Pro 5:21) e incluso de sus motivos (1Cr 28:9). Para recalcar el alcance del conocimiento de Dios, Jesús habló de la forma en que el Padre tiene en cuenta los pájaros del aire y el cabello de la cabeza de los seres humanos (Mat 10:29-30). Nada está oculto de los ojos de Dios (Heb 4:13). Juan resumió la esencia de la enseñanza bíblica: “Dios […] él sabe todas las cosas” (1Jn 3:20).
La presciencia de Dios es el aspecto de su omnisciencia que tiene que ver con el futuro. Las Escrituras indican claramente que el conocimiento de Dios no se limita al pasado y al presente. Él anuncia los hechos antes de que ocurran y da a conocer el final desde el principio (Isa 42:9; Isa 46:10 a). Este conocimiento del futuro distingue a Dios de los falsos dioses (Isa 44:6-8; Isa 48:14). Lo que les permitía a los profetas hacer predicciones no era la clarividencia sino el conocimiento previo de Dios. Natán predijo la muerte del hijo de David (2Sa 12:14); Elías predijo la muerte de Jezabel y Acab (1Re 21:19; 1Re 21:23); Amós predijo el cautiverio de Israel (Amó 5:27) y su restauración (Amó 9:14). Por el conocimiento previo de Dios, los profetas predijeron que Jesús nacería en Belén (Miq 5:2); que sufriría en forma vicaria (Isa 53:4-6); que sería levantado de entre los muertos (Sal 16:10). La profecía anticipada solo fue posible porque Dios reveló Su conocimiento previo a los profetas.
Aunque las palabras griegas prognosis y proginosko tienen la connotación de conocer algo por adelantado (presciencia), muchos intérpretes piensan que en los usos del NT expresa un significado más amplio. Algunos pasajes indican que el conocimiento previo de Dios está íntimamente ligado a su determinación previa. En el AT, los sucesos de la historia constituyen el desarrollo de los planes eternos de Dios (Gén 45:4-8; Isa 14:24-27; Isa 42:9; Jer 50:45). Los autores del NT percibieron en la vida, la muerte y la resurrección de Jesús la consumación del plan eterno de Dios para salvar a la humanidad pecadora. Los Evangelios declaran que las profecías de los profetas se cumplían ahora en la vida y muerte de Jesús (Mat 1:22-23; Mat 2:5-23; Mat 3:1-17; Mat 4:1-25; Mat 5:1-48; Mat 6:1-15; Jua 19:24). Usando formas derivadas de la palabra prognosis, la Biblia enseña que la crucifixión no fue un accidente en la historia. Ocurrió según la presciencia de Dios, de acuerdo a Su plan eterno. Hablando sobre la muerte de Jesús, Pedro dijo: “Este fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios” (Hch 2:23 NVI). Pedro habló sobre Jesucristo diciendo: “Cristo, a quien Dios escogió antes de la fundación del mundo” (1Pe 1:20 a). Este conocimiento previo implica más que saber por adelantado; incluye una determinación previa.
Otros pasajes indican que el conocimiento previo de Dios se refiere a las personas. Dicho conocimiento no se refiere principalmente al intelecto de Dios sino a Su voluntad benévola por la cual aparta a personas para sí. En este caso, conocimiento previo implica colocar anticipadamente los afectos en algo.
Esto se manifiesta en los dos usos que le da Pablo al verbo en Romanos: “Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo” (Rom 8:29 NVI); “Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano conoció” (Rom 11:2 NVI). No se describe tanto a Dios como consciente de los hechos o las circunstancias (presciencia) sino de las personas. No se trata de qué conoce Dios de antemano sino a quién conoce anticipadamente. A veces se afirma que Pablo usa aquí el sentido hebreo de conocimiento (yada’) tal como se encuentra en, por ejemplo, Amó 3:2 y Jer 1:5. Este conocimiento implica una relación personal con Israel, el pueblo de Dios. No los escogió basándose en alguna virtud que vio de antemano en ellos sino por Su propia misericordia. De esta manera, aunque Dios tiene conocimiento previo (presciencia) de las otras naciones, no se dice que las conozca de antemano. Asimismo, Dios tiene conocimiento previo de toda la gente, pero conoce de antemano solamente a quienes son Sus redimidos (Rom 8:29).
Los intentos de reconciliar el conocimiento previo de Dios con la libertad y la responsabilidad humanas han mantenido ocupados a filósofos y teólogos a lo largo de toda la historia de la iglesia. Algunos declaran que el conocimiento previo de Dios, ya sea interpretado como presciencia o como determinación previa, implica negación de la libertad humana. Sobre esa base, algunos han negado que Dios conozca el futuro, ya sea porque ha elegido no saberlo o, como han argumentando más recientemente los “teístas abiertos”, porque es incapaz de saberlo. Otros han tendido a forzar el conocimiento previo y la determinación previa casi al punto de negar la elección humana. Un enfoque más apropiado consiste en aceptar la enseñanza bíblica de que Dios conoce de antemano y determina previamente todas las cosas sin violar con ello la libertad de acción y la responsabilidad moral humana. Los autores bíblicos no se avergonzaban de unir estas dos verdades. En Hch 2:23, Pedro proclamó que la crucifixión de Jesús se debió al conocimiento anticipado y al plan determinado de Dios. Sin embargo, Pedro hizo responsables de sus acciones a quienes torturaron a Cristo porque consideraba que habían actuado según sus propias intenciones maliciosas.

Walter Johnson