Mensaje a la Conciencia – Por el Hermano Pablo

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DE TODOS MODOS, HUBO BODA
por el Hermano Pablo
Aquella iba a ser una boda original. Se celebraría a las doce de la noche del día 31 de diciembre. Justo al sonar las doce campanadas, los novios se darían el beso nupcial y entrarían al año nuevo como marido y mujer. Y los amigos les desearían, además de un «¡Feliz Año Nuevo!», una «¡Feliz vida nueva!»

Lamentablemente los planes se les desbarataron. A John Hill, el novio, lo arrestaron, bajo sospecha de robo, cinco horas antes de la hora del enlace, de modo que su novia se quedó esperando en la capilla. Los doscientos invitados comenzaron a irse; el ministro que los casaría, a impacientarse; y el plan entero, a frustrarse, hasta que por fin todo se aclaró.

El arresto había sido un error. John era inocente. Y en el cuartel de policía de Montreal, Canadá, a las cuatro de la mañana del día primero de enero, John Hill y Jamie Blake se unieron en matrimonio. El capellán de la prisión casó a la pareja, y antes que saliera el sol del primer día del año, John y Jamie ya eran esposo y esposa.

La vida misma nos enseña que los planes que hacemos no siempre se realizan tal como queremos. Esa pareja de Montreal había planeado casarse en el momento preciso de la salida de un año y la entrada del otro. Querían, con la entrada del nuevo año, simbolizar la vida nueva que iniciaban como recién casados. Pero el plan se frustró debido a un error policíaco.

Aquel incidente encierra una importante lección. Tiene que ver con la manera como reaccionamos ante planes frustrados. ¿Qué hacemos cuando nuestros proyectos se malogran? ¿Cuál es nuestra actitud frente a circunstancias adversasí ¿Cómo respondemos cuando todo nos va mal?

La palabra clave en todo esto es «reacción». No son las situaciones adversas las que amargan nuestro espíritu sino la manera como reaccionamos ante ellas. ¿Cómo podemos controlar nuestras emociones cuando todo sale mal? Entregándole totalmente nuestro corazón a nuestro Creador, pues así sabemos que tarde o temprano se va a arreglar. Podrán haber momentos de confusión, pero al recordar que es Dios quien nos dirige, experimentamos profunda paz.

¿Tienen alguna importancia la forma, el día, la hora, el ministro, el lugar, los invitados y la ceremonia de bodasí Seguro que sí. Pero si alguna situación que está fuera de nuestro control altera nuestros planes, con tal de ser hijos de Dios sabemos que todo está bajo su divino control. Cuando Cristo es Señor de nuestra vida, lo es también de toda circunstancia que se pueda presentar. Esa es la seguridad que tenemos los que le entregamos a Él nuestro corazón.

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