Tengo sed (5) – el Devocional Diario

    Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado,dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed.Y estaba allí una vasija llena de vinagre;entonces ellos empaparon en vinagre una esponja,y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.Juan 19:28-29

     

    Tengo sed (5) – el Devocional Diario


    Esta es la quinta frase que pronunció Jesús en la cruz, después de las tres horas de desamparo. Sus heridas físicas y su lucha moral le provocaban una ardiente sed. Pero no fue por esto, principalmente, que dijo: «Tengo sed». En la cruz, como durante toda su vida, Jesús siempre hizo la voluntad de Dios. A pesar de su intenso sufrimiento, exclamó: «Tengo sed», porque la Sagrada Escritura anunciaba de antemano: «En mi sed me dieron a beber vinagre» (Salmo 69:21).

    Podemos pensar que esta frase de Jesús tiene un alcance espiritual. Al haber cumplido su obra, Jesús miró hacia adelante. La sed que él experimentaba evoca el intenso deseo del gozo de la presencia de Dios, como está expresado en los primeros versículos del Salmo 63: «Dios, Dios mío eres tú… mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria».

    Jesús dijo: «Tengo sed», a fin de poder ser la fuente de agua viva para todos los que confían en él. Jesús preparaba el agua viva de la salvación que sería dada al mundo, de la cual había hablado a la mujer samaritana junto al pozo de Jacob: «El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Juan 4:14).

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