1 Corintios 16:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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El apóstol concluye su Carta en este capítulo. Lo comienza dándoles instrucciones con respecto a una colecta para los fieles de Judea. Véase:

1. Cómo introduce dichas instrucciones (v. 1Co 16:1). Había dado instrucciones similares a las iglesias de Galacia. Se conformaba con que siguiesen las mismas normas que había dado a otras iglesias en circunstancias parecidas. Su prudencia se echa de ver también en la mención misma que hace de estas órdenes suyas a las iglesias de Galacia, a fin de excitar en ellos la emulación y animarles así a ser generosos. Los que sobrepasaban a la mayoría de las iglesias en la abundancia de dones espirituales, de seguro no consentirían en ir a la zaga en su generosidad hacia los hermanos necesitados. Le va muy bien a todo buen creyente no consentir ser superado por otros hermanos en todo lo que supone virtud y es digno de alabanza, con tal que esta consideración sirva solamente para animarle al ejercicio de la virtud, no al orgullo propio ni a envidiar a otros. La iglesia de Corinto no debía ser sobrepasada por las iglesias de Galacia en este servicio de amor.

2. Cuáles son dichas instrucciones.

(A) La forma en que dicha colecta debía llevarse a cabo (v. 1Co 16:2): «Cada uno de vosotros ponga aparte algo». Véase cómo singulariza Pablo al decir «cada uno» distributivamente, por individuos, no por grupos ni familias. «Ponga aparte algo» de antemano, «guardándolo», no sea que cuando llegue el momento de aportar la ofrenda, se halle con que ya ha gastado todo el dinero de la semana. La mejor medida es ir apartando poco a poco, según lo que dice el refrán castellano: «Un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero». Daremos alegremente si vamos apartando con cariño poco a poco, aunque también puede hacerse al final de la semana, cuando, por ejemplo, se cobra el salario por el trabajo realizado.

(B) La medida en que hay que ofrendar: «según haya prosperado». El verbo está en pasiva, por lo que puede suponerse que Pablo se refiere al Señor como sujeto agente de dicha prosperidad, aunque el texto no lo dice explícitamente. La frase equivale a «de acuerdo con vuestros ingresos», como traduce la NVI. Pablo no apela a lo que todavía suele llamarse «el diezmo», ya que no estamos bajo la Ley; pero, como alguien ha dicho, en el Evangelio no vamos a ser menos generosos voluntariamente de lo que la Ley exigía obligatoriamente. De Dios nos viene todo lo que somos y poseemos. Así que, cuando su bondad generosa se vuelca tan abundantemente sobre nosotros, deberíamos hacer con gusto que lo que recibimos de tan inagotable manantial fluyese también hacia otros, especialmente a los hermanos en la fe. Por supuesto, cuando uno es menos prosperado, no puede abrir la mano con la misma anchura que el que ha sido prosperado más; tampoco Dios espera que lo haga.

(C) El tiempo en que ha de hacerse la ofrenda: «El primer día de la semana», expresión con la que, invariablemente, se designa en el Nuevo Testamento el domingo. La referencia a Apo 1:10 debería ser borrada de las versiones, pues allí se habla del Día de Jehová, no del domingo. Al ser el domingo el día más apropiado para la reunión de los hermanos en el culto de adoración, predicación de la Palabra, etc., es también el más apropiado para ofrendar conforme a los ingresos de la semana.

(D) El apóstol deseaba (v. 1Co 16:2) que la colecta estuviese a punto para que cuando él llegase, no se hiciesen entonces colectas. Pueden adivinarse fácilmente las razones que el apóstol tenía para ello: No quería restar tiempo a la edificación espiritual de los fieles ni verse envuelto en asuntos de dinero, como vemos por los versículos 1Co 16:3 y 1Co 16:4. Él mismo estaba dispuesto a dar cartas de recomendación (v. 1Co 16:3) a favor de los hermanos que los corintios designasen para llevar la colecta, y aun a acompañarles si creían (v. 1Co 16:4) que valía la pena (lit. si era apropiado), pero deseaba que fuesen otros, no él, quienes llevasen la colecta, a fin de evitar habladurías, no fuesen a pensar algunos que sacaba algún beneficio personal del dinero de otros. Bien merecían una recomendación quienes, además del sacrificio del bolsillo, añadían el de un largo viaje, siempre peligroso y, en todo caso, al ceder gran parte de su tiempo.

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