1 Pedro 3:18 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 1 Pedro 3:18 | Comentario Bíblico Online

En estos versículos el autor sagrado describe: 1) el objetivo de los sufrimientos de Cristo con respecto a nosotros (v. 1Pe 3:18); 2) la proclamación de su triunfo sobre el mal, triunfo conseguido en la Cruz (vv. 1Pe 3:19, 1Pe 3:20); 3) nuestra resurrección con Cristo, simbolizada en el bautismo (v. 1Pe 3:21); y 4) su exaltación a la diestra del Padre (v. 1Pe 3:22).

1. Para no prejuzgar, a favor de una interpretación determinada, el sentido del original, voy a dar, en toda esta porción, la versión literal del texto. Dice así en el versículo 1Pe 3:18: «Pues también Cristo padeció (mejor atestiguado que murió) una sola vez por (perí, con respecto a) (los) pecados, (el) justo por (gr. huper, a favor de) (los) injustos, para conducirnos ante Dios; se le dio muerte, es cierto, en (la) carne, mas fue devuelto a la vida en (el) espíritu».

(A) Ya hemos dicho que padeció está mejor atestiguado en los MSS que murió, aun cuando la mayoría de los modernos prefiere traducir «murió». El mayor inconveniente contra esta versión es que rompe el hilo del contexto, donde se habla de padecer, no de morir.

(B) Lo de una sola vez está en consonancia, no sólo con el hecho histórico en sí, sino también con la enseñanza de Heb 9:12, Heb 9:26, Heb 9:28; Heb 10:10, Heb 10:12. Se destaca aquí, lo mismo que en Hebreos, «la suficiencia absoluta del sacrificio de Cristo en oposición a la insuficiencia de los sacrificios del Antiguo Testamento, que necesitaban repetirse continuamente» (R. Franco).

(C) Pone de relieve Pedro el caso único que ofrece Cristo en esto de padecer: Padeció siendo completamente justo, inocente (comp. con Heb 7:26), padeció a causa de los pecados ajenos, y padeció a favor de quienes eran pecadores, injustos, enemigos de Dios (comp. con Rom 5:6-10). La fraseología describe a las claras el aspecto sustitutorio de la obra de la Cruz, aun cuando Pedro no utilice la preposición antí.

(D) Dice el autor sagrado que Cristo padeció todo esto para conducirnos ante (gr. prosagágue, en aoristo de subjuntivo) Dios. La idea latente en dicha frase es la de nuestra reconciliación con Dios mediante la obra de la Cruz (comp. con Rom 5:1, Rom 5:2; 2Co 5:19-21), pues así es como se nos abrió el acceso al trono de la gracia (Heb 4:14-16, comp. con Mar 15:38).

(E) El participio de aoristo pasivo thanatotheís expresa el padecimiento de una muerte violenta. Carne y espíritu están sin artículo en el original y no hay por qué entenderlos de otra manera que como los dos constitutivos de la persona (v. Gén 2:7; Ecl 12:7). El contraste está puesto para dar a entender el resultado triunfal de la muerte de Cristo: Aun cuando corporalmente, en la carne, en su calidad de hombre mortal, se le dio una muerte violenta, en el espíritu, en su condición posterior de resucitado, entró en una nueva fase de vida más plena; fue hecho, como dice Pablo (1Co 15:45), espíritu vivificante.

2. Los versículos 1Pe 3:19 y 1Pe 3:20 están erizados de dificultades, que trataremos de solventar, tras de ofrecer lo que dice a la letra el original: «En el cual (espíritu, del v. 1Pe 3:18, al final) también marchó a proclamar a los espíritus en prisión, que en otro tiempo desobedecieron (gr. apeithésasin, no se dejaron persuadir, en participio de aoristo) cuando aguardaba la longanimidad de Dios en (los) días de Noé mientras era preparada (participio de presente) el Arca, (entrando) en la cual unos pocos, esto es, ocho personas (éste es aquí el sentido de psukhás, como en Hch 2:41, por ejemplo) se salvaron por medio del agua».

(A) El versículo 1Pe 3:19 dio ocasión a la frase del Credo que dice «descendit ad inferos», mal traducida por «descendió a los infiernos», tal como se recita y se canta en el Credo de la Iglesia de Roma. En dicha Iglesia, esto dio origen al llamado «limbo de los justos», y esta enseñanza subyace todavía a la disparatada interpretación que el dominico Salguero hace de todo el pasaje en contraste con la erudita y estupenda del jesuita R. Franco. Las dificultades de este versículo son tres:

(a) ¿En qué sentido puede decirse que Cristo fue en espíritu al lugar donde estaban los espíritus en prisión? Las distintas opiniones son expuestas clara y concisamente en la Ryrie Study Bible: «Algunos piensan que esto significa que Cristo, entre Su muerte y Su resurrección, descendió al Hades y ofreció a los que vivieron antes de Noé (v. 1Pe 3:20) una segunda oportunidad de salvación, doctrina que carece de base bíblica. Otros dicen que fue simplemente un anuncio de Su victoria sobre el pecado a los que estaban en el Hades, sin ofrecer una segunda oportunidad. Lo más probable es que esto sea una referencia al Cristo preencarnado predicando mediante Noé a los que, por haber rechazado ese mensaje, son ahora espíritus en prisión». Personalmente, esta última interpretación me parece la más probable.

(b) Sin embargo, las dificultades no acaban ahí. En efecto, ¿quiénes son esos espíritus en prisión de que nos habla Pedro en el mismo versículo 1Pe 3:19? Las interpretaciones son dos, y voy a resumirlas del comentario de E. G. Selwyn citado tanto por el evangélico A. Stibbs como por el jesuita R. Franco:

La primera y tradicional interpretación, aplica la palabra espíritus a las almas de los difuntos, con referencia especial a los que murieron en tiempos de Noé, mientras se preparaba el Arca. Esta interpretación tiene a su favor que estas personas desobedecieron realmente al mensaje que proclamaba Noé (v. Heb 11:7) durante la fabricación del Arca, pero tiene en contra suya que el término espíritus (sin más calificación ni determinación) nunca se usa en la Biblia para designar las almas de los difuntos.

La segunda, moderna, interpretación se apoya en los siguientes datos: El término espíritus se usa siempre para designar seres sobrenaturales, buenos o malos; la tradición judía era constante en considerarlos como transgresores del orden establecido por Dios, y, en consecuencia, castigados, en un tiempo inmediatamente anterior al Diluvio, a permanecer en prisión hasta el día del Juicio; y, lo que es más fuerte, parece ser que a tales espíritus hacen referencia 2Pe 2:4 y Jud 1:6, Jud 1:7. Estos argumentos son verdaderamente fuertes con la sola dificultad de ver cómo puede determinarse la actual desobediencia de estos espíritus a un mensaje predicado mientras se preparaba el Arca. Además, si se adopta esta interpretación, es preciso entender que dichos espíritus, ángeles caídos, son los hijos de Dios de que habla Gén 6:2, lo que todavía, al que esto escribe, le resulta difícil de «tragar».

(c) La tercera dificultad, aunque no tan fuerte como las anteriores, se refiere al sentido del verbo ekéruxen, proclamó. El verbo era usado en el griego clásico para designar el oficio del kérux, heraldo o pregonero, encargado de hacer públicos los edictos o bandos de las autoridades, como los hemos conocido todavía en nuestros siglo. De esta raíz se deriva el término kerygma, tan de moda en nuestros días para aludir a la proclamación del Evangelio. Sin embargo, dicho verbo no indica necesariamente el anuncio de una Buena Noticia (para eso están el verbo euanguelízo y el sustantivo euanguélion). Por tanto, puede entenderse de la proclamación del definitivo triunfo de Cristo sobre el mal, hecha a los espíritus malos en prisión, si se acepta la interpretación que ve en ellos a los ángeles caídos. Si por espíritus se entienden las almas de los difuntos, que en tiempo de Noé desecharon el mensaje, habría que entender el verbo kerússein como sinónimo de euanguelízein.

(B) Después de esta disertación, sólo requiere explicación la última frase del versículo 1Pe 3:20: «se salvaron por medio del agua». Al tener en cuenta que el original usa la preposición de movimiento eis para designar la entrada en el Arca, que el verbo se salvaron (más exactamente, fueron salvados) lleva el prefijo dia (a través de) y que dicho prefijo se usa también en forma de preposición de genitivo para decir que se salvaron por medio del agua, la frase parecería indicar que pasaron por el agua para entrar en el Arca, pero también es posible la interpretación de que «el diluvio fue el medio de su salvación, porque el juicio que produjo a otros la muerte, produjo paradójicamente para éstos la liberación hacia un nuevo mundo» (Stibbs). En favor de esta segunda opinión está el contexto posterior, que habla del bautismo.

3. Dentro del contexto en que se considera el triunfo de Jesús mediante la obra de la Cruz, y al aprovechar la mención del Arca en que Noé y su familia se salvaron de perecer en el Diluvio, Pedro habla a continuación del bautismo cristiano y de su conexión con la resurrección de Jesucristo. Dice a este respecto el versículo 1Pe 3:21, según la letra del texto original: «La cual (agua, del versículo anterior) también a vosotros os salva ahora (como) bautismo correspondiente (gr. antítupon, antitipo), no (como) eliminación de suciedad de la carne, sino (como) apelación de una buena conciencia a Dios, mediante la resurrección de Jesucristo». Al ser una versión literal probable, es menester, antes de entrar en el análisis del texto, hacer algunas observaciones:

(A) El pronombre relativo neutro ho, con que comienza el versículo en el original, aparece en nominativo en la mayoría de los más fiables MSS, y así lo hemos traducido (también la NVI); en algunos MSS está en dativo, y así lo ha vertido la Reina-Valera. No falta algún MS que lo tiene como adverbio (os, como), y hasta hay algunos MSS que lo suprimen. Por aquí verá el lector una de las dificultades de este difícil versículo, cuyo sentido, no obstante, es bastante claro.

(B) El vocablo que hemos traducido por «apelación» es, en el griego original, eperótema, que puede significar «pregunta», «petición», «demanda» y hasta «respuesta» Creo que el término «apelación», que sugiere el Diccionario Conciso del Nuevo Testamento Griego de las Sociedades Bíblicas Unidas es excelente para dar el verdadero sentido de la frase.

(C) La frase final «mediante la resurrección de Jesucristo», uno más de los frecuentes ejemplos de hipérbaton, debe conectarse con «también a vosotros os salva ahora»; por eso, nuestra RV, con muy buen acuerdo, ha puesto en paréntesis las frases intermedias.

(D) Como observación final, verá el lector que hemos traducido «a vosotros …», pues la lectura «nos» carece de toda base textual.

(E) Lo que Pedro quiere decir, pues, en dicho versículo 1Pe 3:21 es que el agua por medio de la cual se salvó de la catástrofe Noé con su familia era tipo del bautismo; por eso, dice que el bautismo es antitipo del agua aquella. Para quitar la impresión de que el agua del bautismo pueda tener alguna eficacia para limpiar por sí misma, añade que tiene una significación (¡es un símbolo!) más profunda: expresa la apelación de una buena conciencia a Dios, y corresponde al propósito divino de conducirnos a Dios (v. el v. 1Pe 3:18). A. Stibbs hace notar que «los papiros dan evidencia de que el vocablo (eperótema) se usaba para la formalización del cuestionario con que se sellaba un contrato». Esto nos da la pista para entender la frase «apelación de una buena conciencia a Dios», pues, por una parte, nos explica la implicación principal que se contiene en lo de «confesar para salvación» (Rom 10:9, Rom 10:10) y, por otra, se corrobora el testimonio de la antiquísima tradición eclesiástica sobre la costumbre del interrogatorio que se hacía a los candidatos antes de recibir el bautismo; el cual, aunque muy resumido, todavía se hace en nuestras iglesias (en la Iglesia de Roma es más largo, pero no pueden contestarlo los candidatos, por ser ordinariamente bebes recién nacidos; lo tiene que contestar por ellos el padrino o la madrina).

(F) La afirmación de que la salvación se nos imparte por medio de la resurrección de Jesucristo nos es familiar, ya desde Rom 4:25. Su expresión simbólica en el bautismo se halla, especialmente, en Rom 6:3-5; Gál 3:27.

4. Después de haber mencionado la resurrección de Jesucristo, acaba Pedro por mencionar también su exaltación triunfal a los cielos (v. 1Pe 3:22): «Quien está a la diestra de Dios, tras de su marcha al cielo, sometidos a Él (los) ángeles, autoridades y poderes» (lit.). De esa manera tan sencilla (gr. poreutheís, participio de aoristo) describe Pedro la ascensión de Cristo a los cielos y la concomitante sumisión a Él (gr. hupotaguénton, participio de aoristo de la voz pasiva) de los seres sobrenaturales, ángeles buenos y malos (v. Rom 8:38, Rom 8:39; Efe 1:21; Col 2:10, Col 2:15; Heb 1:6), quienes, en la escala de los seres creados, ocupan el más alto escalón (v. Sal 8:5; Heb 2:7). Así da fin el autor sagrado a una «lista de consecuencias que se han seguido de Su muerte y que demuestran el valor de ella y el poder de Él para salvar plenamente a aquellos por quienes Él murió» (Stibbs).

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