1 Reyes 18:21 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 1 Reyes 18:21 | Comentario Bíblico Online

Acab esperaba que Elías bendijese la tierra en esta solemne asamblea y orase por la lluvia, pero el profeta tenía que cumplir primero con otro trámite. El pueblo tenía que arrepentirse antes de esperar alivio a la situación. Los desertores de Dios no han de esperar su favor mientras no vuelvan a la lealtad anterior. Elías podía haber orado por la lluvia, no siete veces (v. 1Re 18:43), sino setenta veces siete, y no la habría tenido si no hubiese empezado por el extremo correcto. La causa de Dios es tan incuestionablemente justa que no hay que temer el buscar y pesar las evidencias de su rectitud.

I. Elías comienza por reprochar al pueblo el haber mezclado el culto a Dios con el culto a Baal. No es que unos israelitas adorasen a Dios y otros a Baal, sino que unos mismos israelitas mezclaban elementos del culto a Jehová con otros elementos idolátricos del culto a Baal (v. 1Re 18:21): «¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos?» Lit. ¿Hasta cuándo haréis el cojo, sosteniéndoos unas veces sobre un pie otras veces sobre otro? O, también, al brincar, como los pájaros, entre dos ramas. Inútil y perverso empeño, pues hay «un solo Dios» (1Ti 2:5), infinito y todosuficiente. Nada se puede añadir al que es infinitamente perfecto. Ahora bien, si tras una prueba evidente se demuestra que Baal es ese único Ser infinitamente perfecto y todosuficiente, que renuncien a Jehová y se adhieran de todo corazón a Baal; pero si Jehová es ese Ser infinito, Baal es un falso dios y hay que abandonarlo. No caben compromisos. Quienes claudican entre Dios y Baal, son inconsecuentes: «Su corazón está dividido» (Ose 10:2), y Dios lo quiere todo o nada. Hemos, pues, de escoger bien a quién hemos de servir (Jos 24:15). A esta propuesta de Elías el pueblo no supo qué responder (v. 1Re 18:21): «Y el pueblo no respondió palabra».

II. Les propuso entonces hacer una prueba equitativa, en la que Baal llevaba toda la ventaja, ya que la corte y el pueblo en masa parecían estar a favor de Baal. Los profetas que mantenían la causa de Baal eran 850 (v. 1Re 18:19); el que mantenía la causa de Jehová era uno solo; recientemente, un pobre exiliado, preservado de la inanición por los continuos milagros de Dios a su favor; así que la causa de Dios no tenía más abogado que su propio derecho y poder. La prueba va a ser que cada partido prepare un sacrificio y ore a su respectivo Dios; «el Dios que responda por medio del fuego, ése será Dios» (v. 1Re 18:24); si ninguno responde, que el pueblo se haga ateo; si ambos, que continúen claudicando entre dos pensamientos. Elías da aquí un ejemplo sublime de bravura al osar así mantenerse firme, y estar solo, a favor de la causa de Dios en contra de tales poderes humanos y de un partido tan numeroso. Pero el resultado va a servir para animar a todos los testigos del Señor y abogados de Su causa para que nunca teman el rostro de los hombres.

III. El pueblo acepta el reto (v. 1Re 18:24): «Bien dicho». Acab y los profetas de Baal no se atreven a oponerse por miedo al pueblo. Si en este juego pudiesen acabar en tablas, todas las demás ventajas les darían a ellos la victoria. ¡Venga, pues, la prueba!

IV. Para darles mayor ventaja, Elías permite que comiencen los profetas de Baal, pero éstos no consiguen que su dios les oiga (vv. 1Re 18:24.), con lo que su confusión va a ser mayor. Véase:

1. Los profetas de Baal se mostraron muy importunos y ruidosos al apelar a él. Cuando tenían preparado el sacrificio, comenzaron a gritar como un solo hombre y con todas sus fuerzas: «¡Baal, respóndenos!» (v. 1Re 18:26). Este modo de dirigirse a su dios era irreverente y grosero. (A) Como locos, andaban saltando cerca del altar, esto es, ejecutando rudas y groseras danzas alrededor del altar como era su costumbre. (B) En su insensatez, se sajaban con cuchillos y con lancetas, para excitar la compasión del dios, ya que no respondía a sus clamores. Dios había prohibido expresamente (Deu 14:1) a sus adoradores que se sajaran.

2. Con qué sano sarcasmo se dirige a ellos Elías (v. 1Re 18:27). Después de esperar pacientemente hasta el mediodía comenzó a burlarse de ellos y les dice: «Gritad en alta voz, porque es un dios». Si hubiese sido un dios vivo, no habría hecho falta gritarle. La burla de Elías no bastó para disuadir a los sacerdotes de Baal de continuar gritando, sino que les incitó a actuar con ridícula violencia.

3. Cuán sordo se mostró Baal al clamor de sus sacerdotes. Elías no les interrumpió, sino que les dejó proseguir con su insensatez hasta la hora del sacrificio vespertino (v. 1Re 18:29), cuando ya estaban exhaustos y sin esperanza de obtener respuesta de su dios.

V. Elías, en cambio, obtuvo de Dios rápida respuesta mediante fuego.

1. Arregló su altar, pues no iba a hacer uso del altar de Baal ya contaminado con las oraciones al dios falso y muerto. El antiguo altar de Jehová se hallaba en ruinas (v. 1Re 18:30), pero él lo recompuso, para dar a entender que no tenía intención de introducir un nuevo culto, sino de hacer revivir la fe y el culto del Dios de sus mayores. Para ello tomó doce piedras, conforme al número de tribus (v. 1Re 18:31). Aunque diez de estas tribus se habían rebelado contra Dios y se habían adherido a Baal, él las consideraba todavía como pertenecientes al verdadero Dios en virtud del Antiguo Pacto establecido con sus padres.

2. Una vez edificado el altar en el nombre de Jehová (v. 1Re 18:32), Elías preparó el sacrificio (v. 1Re 18:33). Dios mismo iba a proveer el fuego (comp. con Gén 22:7, Gén 22:8). Si ofrecemos sinceramente nuestro corazón a Dios, Él encenderá allí, con su gracia, un fuego santo. Elías no era sacerdote, los que le asistían no eran levitas. En el Carmel nunca hubo tabernáculo ni templo; con todo, nunca hubo en el Antiguo Testamento un sacrificio tan acepto a Dios como éste. Al estar erigido ya el templo de Jerusalén, el sacrificio de Elías habría supuesto un quebrantamiento de la Ley si no hubiese sido por lo excepcional del caso.

3. Ordenó que se derramase abundante agua sobre el altar y en la zanja que había cavado alrededor (v. 1Re 18:32). Los doce cántaros de agua fueron sacados, a no dudar, de una fuente cercana al lugar, la cual no había sido afectada por la sequía (el mar está demasiado lejos como para hacer tres viajes). De este modo el milagro se haría más patente, al estar tan mojados el altar, la leña y la zanja.

4. Entonces Elías se dirigió a Dios con toda solemnidad, y oró ante el altar breve y humildemente, a fin de que Dios aceptase el sacrificio convirtiéndolo en cenizas, pues era holocausto (v. 1Re 18:36). Su compostura estaba en agudo contraste con la danza y los gritos de los sacerdotes de Baal. Se dirigió a Dios como a «Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel», para traer a la memoria del pueblo la relación que les ligaba al Dios de sus antepasados. A dos cosas apela en su oración: (A) A la gloria de Dios: «Sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel». (B) A la edificación del pueblo: «Para que conozca este pueblo que tú eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos» (vv. 1Re 18:36, 1Re 18:37).

5. Dios respondió inmediatamente por medio del fuego (v. 1Re 18:38). Apenas terminó Elías su oración, «cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja». Los altares de Moisés y de Salomón fueron consagrados por medio del fuego bajado del cielo, pero este altar de Elías fue destruido por el fuego que consumió el sacrificio y todo lo demás, a fin de que el altar no volviese a usarse. Podemos imaginarnos el terror que se apoderaría de los adoradores de Baal y del mismo Acab.

VI. Cuál fue el resultado de esta prueba. Con el fracaso de los profetas de Baal y el éxito de Elías quedó demostrado hasta la más rotunda evidencia que Jehová era Dios y no había otro. 1. El pueblo sirvió de jurado y dio su veredicto unánime (v. 1Re 18:39): «Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron. ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!» Una declaración unánime postulaba un general cambio de conducta: Si Jehová era el Dios verdadero, a Él debían únicamente servir; pero, aun cuando algunos se volviesen a Él, la generalidad de los asistentes, aunque quedaron convencidos, no quedaron convertidos; profesaron una verdad (comp. con Stg 2:19), pero no practicaron la verdad. 2. Los profetas de Baal fueron ejecutados como mandaba la Ley (Deu 13:3; Deu 17:2-5), después de tomar la precaución de que no se escapase ninguno (v. 1Re 18:40). Se trata de los 450 profetas de Baal. Los 400 profetas de Aserá, aunque también habían sido convocados (v. 1Re 18:19), parece ser que no acudieron, con los que escaparon de la ejecución, reservados para ser instrumentos de la destrucción de Acab, algún tiempo después, al animarle a que subiese a Ramot de Galaad (1Re 22:6).

1 Reyes 18:21 explicación
1 Reyes 18:21 reflexión para meditar
1 Reyes 18:21 resumen corto para entender
1 Reyes 18:21 explicación teológica para estudiar
1 Reyes 18:21 resumen para niños
1 Reyes 18:21 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí