1 Timoteo 3:14 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En estos versículos, el apóstol viene a exponer los motivos que tiene para dar por escrito las instrucciones precedentes.

1. Dice así en los versículos 1Ti 3:14, 1Ti 3:15: «Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que, si tardo, sepas cómo conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente». Conviene hacer aquí las siguientes observaciones:

(A) Hay quienes opinan, basados en el versículo 1Ti 3:14, que a Pablo le faltó la necesaria previsión para dar a Timoteo las instrucciones precedentes mientras éste se hallaba todavía en Éfeso, o que Timoteo era todavía tan inmaduro que necesitaba se le diesen estas instrucciones elementales. Por lo que sabemos de otros lugares, ninguna de las dos hipótesis tiene fundamento alguno. Lo más probable es: (a) que Pablo quiera respaldar por escrito, con su autoridad apostólica, instrucciones que, en todo o en parte, había dado ya de palabra a Timoteo; (b) como hace notar Collantes, el apóstol usa el presente («te escribo»), en lugar del aoristo, con lo que quizás se refiere, no sólo a las instrucciones precedentes, sino a todo el contenido de la Epístola.

(B) El texto griego omite el te en el vocablo conducirte (v. 1Ti 3:15), pero, a la vista de la insistente repetición de dicho pronombre, es lo más probable que también aquí haya de suplirse te, en lugar de la expresión indefinida «conducirse».

(C) El apóstol llama a la iglesia «la casa de Dios». Discuten los autores si casa ha de tomarse aquí en el sentido de familia, como en los versículos 1Ti 3:4, 1Ti 3:5 y 1Ti 3:12, o en el sentido de templo espiritual, por lo que añade que es la iglesia del Dios viviente (en contraste con los templos de los ídolos inertes; comp. con 1Ts 1:9, 1Ts 1:10).

(D) En el original, iglesia no va precedida del artículo, lo que, como dice D. Guthrie, «sugiere que de nuevo se connota primariamente la iglesia local». A mi juicio, esto no tiene por qué decidir el sentido de la última frase del versículo 1Ti 3:15.

2. Los epítetos que, en la frase final del versículo 1Ti 3:15, pone a la iglesia el apóstol («columna y baluarte de la verdad») han servido para que la Teología de la Iglesia de Roma haya visto aquí un argumento a favor de la infalibilidad de la Iglesia Universal. En el extremo opuesto, Bengel defiende que estas palabras hay que unirlas a lo que sigue (v. 1Ti 3:16). Esto, sin embargo, es indefendible, no sólo por la retorcida construcción gramatical que supone, sino, más aún, por el anticlímax (descenso en el énfasis) que produce: «columna … «baluarte … «grande»… Para dar con el correcto sentido de dichos epítetos, es menester tener en cuenta lo siguiente:

(A) Está fuera de toda duda que los epítetos «columna y baluarte de la verdad» (o, si se prefiere, la hendíadis resuelta en «columna sólida de la verdad»), esto es, de la fe cristiana, se refieren a la iglesia, no a Timoteo, por supuesto, ni al «misterio de la piedad» del versículo 1Ti 3:16. No hay que perder de vista que Pablo tiene en mente la iglesia local de Éfeso, aunque esto es secundario, ya que las iglesias locales no son partes de un todo más amplio que las complete, sino células en que el misterio y la misión del Cuerpo de Cristo brotan y se desarrollan en plenitud, sin depender de las demás comunidades cristianas, aunque deben guardar con ellas la unidad de fe y de práctica que caracterizan al Camino, según se describe a la Iglesia en Hechos.

(B) Que la Iglesia sea columna sólida de la fe cristiana no puede significar en modo alguno que una iglesia local, ni todas juntas, disponga de un carisma especial de «infalibilidad», según reclama la Iglesia de Roma para sí. Y esto por las siguientes razones:

(a) Tanto la Historia de la Iglesia como la propia Escritura muestran abundantemente que ninguna comunidad cristiana ha demostrado ser infalible, sino que todas se han equivocado gravemente más de una vez, hasta llegar a enseñar doctrinas contradictorias entre sí.

(b) Es totalmente antibíblico, contrario enteramente a la propia mentalidad paulina, el que sea la Iglesia la que garantice de modo infalible la verdad de la fe, cuando es la verdad revelada la que ha de garantizar, no la infalibilidad, sino la fidelidad de las iglesias.

(c) La única interpretación que hace justicia, tanto al texto presente, como al contexto general de las Escrituras, es que la iglesia, cada comunidad de fieles cristianos, tiene el privilegio y la responsabilidad de mantener en alto la verdad del Evangelio para su propia edificación y para su proclamación a todas las gentes. Dice D. Guthrie: «Es importante percatarse de que, en el griego, no aparecen artículos ni con columna ni con baluarte , y esto debe ser considerado como hecho intencionadamente. Un edificio necesita más de una columna y Hort tiene, sin duda, razón al suponer que aquí se tiene en cuenta a cada comunidad (society) viva de cristianos ».

3. En el versículo 1Ti 3:16, el apóstol describe el «misterio de la piedad» con seis concisas frases, estructuradas de tal forma que, según opinión común, formaban ya algo así como un himno en la primitiva Iglesia; ésa es también la razón por la que aparece en nuestras versiones de ese modo. Conviene dar primero el texto del versículo lo más literalmente posible: «Y, confesadamente (esto es, por confesión unánime), grande es el misterio de la piedad: El cual (en masculino, según importantes MSS; en neutro, concertando con misterio , según muchos otros MSS) fue manifestado en carne; fue justificado en Espíritu; fue visto por los ángeles; fue proclamado entre los gentiles; fue creído en (el) mundo; fue recibido arriba (el mismo verbo de Hch 1:11) en gloria».

(A) Antes de entrar en el análisis del texto, es preciso hacer las siguientes observaciones: (a) Como puede verse, en el original falta el sujeto expreso de todos los verbos (en aoristo) que siguen. (b) El misterio de la piedad es, sin duda, equivalente al misterio de la fe del versículo 1Ti 3:9. El misterio se refiere, pues, al Cristo personal, no al Cristo espiritual, místico (la Iglesia), según intenta demostrar Bullinger, quien alega que «de lo contrario, los tres últimos hechos al final del versículo están fuera de orden». Contra esto está, en primer lugar, lo sumamente extraño que resultaría, en este punto, presentar, con un aoristo proléptico, el futuro arrebatamiento de la Iglesia; en segundo lugar, Pablo usa aquí el mismo verbo de Hch 1:2, Hch 1:11, muy distinto del de 1Ts 4:17, donde menciona el arrebatamiento; en tercer lugar, estamos (con la mayor probabilidad) ante la cita parcial de un himno, donde no ha de extrañar que se den estas aparentes anomalías (falta de orden cronológico, ausencia de elementos doctrinales tales como la muerte y la resurrección del Señor); y, en cuarto lugar, lo de «fue manifestado en carne», además de cuadrar mal con una alusión al Cuerpo espiritual de Cristo, guarda gran semejanza con el «ha venido en carne», atribuido expresamente a Jesucristo en 1Jn 4:2.

(B) Tras de estas observaciones, podemos entrar ya en el análisis de las seis frases que describen compendiosamente «el misterio de la piedad»:

(a) «Fue manifestado en carne». Aunque «Dios» aparece a la cabeza de esta frase en gran número de MSS menos importantes, más bien parece desafortunado relleno de copistas, pues en la mente de Pablo y, en especial, en este contexto, resulta inaudita la idea de Dios Padre (gr. Ho Theós, sin más) manifestado en carne. Todavía es menos probable si va sin artículo, como figura en la casi totalidad de dichos MSS menos importantes, pues tendríamos Theós, ¡sin artículo! como sujeto de la oración, cosa impensable tratándose de una persona. Sólo pueden entenderse, pues, si se refiere a Cristo Jesús, aunque no aparezca tal nombre, debido, sin duda, a que Pablo no cita el himno entero. La verdad que aquí se nos presenta es la misma que tenemos, de un modo u otro, en Jua 1:1, Jua 1:14; 2Co 8:9; Gál 4:4; Flp 2:5-11.

(b) «Fue justificado en el Espíritu (o espíritu)» (lit.). Esta frase puede entenderse de dos maneras: primera, entender por «Espíritu» (con mayúscula) la persona del Espíritu Santo, querría decir que Cristo fue vindicado por el Espíritu Santo (comp. con Jua 16:10); segunda, entender por espíritu (con minúscula) la esfera (opuesta a la carne) en que Cristo fue justificado, o vindicado, en el sentido en que leemos, en Rom 1:4, «declarado Hijo de Dios con poder». Esta segunda interpretación es preferible por el doble paralelismo de la preposición griega en y de la antítesis «carne-espíritu».

(c) «Fue visto por los ángeles» resulta, para muchos, una frase oscura. Sin embargo, no cabe duda de que, una vez mencionada, en el contexto próximo anterior, la resurrección del Señor, este otro miembro alude a pasajes como Mat 28:2-7; Mar 16:5-8; Luc 24:4-7 y Jua 20:12, Jua 20:13. Para ver el interés de los ángeles en el misterio de la piedad, basta con leer, además de los lugares citados, Luc 2:9-14; Mat 4:11 (siguiendo así el orden cronológico); Hch 1:10, Hch 1:11. Véase también el interés que muestran en conocer todo el programa divino de redención (1Pe 1:12). Así opina W. Hendriksen, a cuya opinión nos adherimos.

(d) «Predicado (lit. proclamado) entre los gentiles». Esto sigue naturalmente al hecho de la resurrección de Cristo, pues fue entonces cuando el Señor comisionó a los discípulos reunidos en el monte de la Ascensión para que hiciesen discípulos de entre todas las naciones (Mat 28:19), donde el vocablo griego éthne es el mismo de aquí.

(e) «Creído en el mundo» viene a ser la contraparte de la proclamación del misterio: esta proclamación tuvo acogida en el mundo, entre toda clase de personas de toda tribu, nación y raza. Algunos, entre ellos Bullinger, toman esto como el resultado final de la proclamación del Evangelio en la presente dispensación. Sin embargo, estoy de acuerdo con D. Guthrie cuando dice: «Pero quizá no indica otra cosa que el hecho de que el proclamado Mesías es recibido por fe en esta esfera del mundo (usado aquí el vocablo sin connotación moral), en contraste con la ascensión en gloria con que concluye el himno».

(f) «Recibido arriba en gloria» se refiere a la ascensión al cielo. El verbo griego analambáno, que aquí aparece en aoristo de la voz pasiva, es aplicado a la ascensión del Señor, además de aquí, en Mar 16:19 y Hch 1:2, Hch 1:11, Hch 1:22. El nombre de la misma raíz, análempsis, se aplica también a la ascensión de Cristo en Luc 9:51.

(C) Sólo resta por observar la simetría del himno en esta porción: La frase primera («manifestado en carne») empalma con la cuarta y quinta las analizadas en las letras (d) y (e) , mientras que la segunda frase («justificado en el espíritu») empalma con la tercera y la sexta las analizadas en las letras (c) y (f) . Un amplio estudio de esta simetría puede verse en el comentario de W. Hendriksen.

4. La razón por la que Pablo se ha detenido a declarar todo esto, sin aparente conexión con el versículo 1Ti 3:15, no puede ser meramente que su pensamiento le haya llevado a ello después de mencionar «la verdad», esto es, la fe cristiana, sino que deliberadamente ha descrito el núcleo del misterio de la piedad, a fin de que Timoteo lo tenga en cuenta para conducirse como es debido y para saber cómo ha de tratar a los que enseñan doctrinas heterodoxas (1Ti 1:3-7; 1Ti 4:1.). Así, el empalme con el capítulo 1Ti 4:1-16 resulta más suave.

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