2 Corintios 11:22 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de 2 Corintios 11:22 | Comentario Bíblico Online

La segunda parte del versículo 2Co 11:21 sirve de enlace entre esa especie de «prefacio» que el apóstol intercala y el osado alarde de cualidades y sufrimientos en los que Pablo supera sobradamente a los falsos apóstoles. Se jacta:

1. En primer lugar (vv. 2Co 11:22, 2Co 11:23) en sus cualidades y condiciones de orden humano, natural: como son (A) su raza e idioma («hebreo», de padre y madre. V. Flp 3:5), su religión («israelita») y su linaje («descendiente de Abraham», de la posteridad de las promesas). Todo esto lo es tanto como lo pueda ser otro cualquiera. (B) Su servicio al Señor (v. 2Co 11:23): «¿Son ministros de Cristo? (Hablo como si hubiera perdido el juicio). Yo más». Dos detalles son dignos de análisis especial en este paréntesis que el apóstol intercala aquí:

(a) El verbo que usa para lo de «perder el juicio» (paraphronéo) sale únicamente en este lugar, y el sustantivo de la misma raíz ocurre solamente en 2Pe 2:16 con referencia a la «locura» de Balaam. Son vocablos más fuertes que los que se usan para describir la «insensatez», pues dan a entender que la persona ha perdido completamente, de momento, el juicio.

(b) La razón por la que Pablo usa un verbo tan fuerte es porque, como dice Plummer, «gloriarse acerca de algo tan sagrado como es el servir a Cristo es locura consumada». Pero es de notar que Pablo no se compara con los «superapóstoles» en cuanto al llamamiento recibido de Dios, sino en cuanto al fiel desempeño de dicho ministerio, en lo que dichos «superapóstoles» no se estaban comportando como genuinos embajadores de Cristo. Además, habla así porque los propios corintios le obligan a ello. ¡Si ellos le defendiesen como era su deber, no se vería él obligado a expresarse de esta manera! (v. 2Co 12:11).

2. En segundo lugar, Pablo se jacta de las aflicciones que ha sobrellevado, más que ninguno de su adversarios, en el desempeño de su ministerio (vv. 2Co 11:23-33). La lista es larga, y presenta al apóstol, no sólo como a un extraordinario ministro, sino también como a un sufriente extraordinario.

(A) Más que todos ellos (comp. con 1Co 15:10), había trabajado arduamente, como indica el verbo griego, en sus labores apostólicas (v. 2Co 11:23).

(B) Le eran familiares las cárceles, las cadenas, los azotes. De manos de los gentiles, había recibido azotes sin número (v. 2Co 11:23); tres veces, con varas (v. 2Co 11:25), de las que conocemos una vez, por orden de las autoridades romanas, en Filipos (Hch 16:22, Hch 16:23). «De los judíos, dice (v. 2Co 11:24), cinco veces he recibido (ya en el año 57) cuarenta azotes menos uno», precaución que se tomaba a fin de no exceder, por equivocación, la cifra de los 40 que marcaba la Ley (Deu 25:3). También había estado en cárceles (v. 2Co 11:23) mucho más (se sobrentiende, mucho más que los falsos apóstoles). Y «una vez, apedreado» (v. 2Co 11:25. En Listra, v. Hch 14:11-19).

(C) Menciona a continuación muchos y diversos peligros de muerte. Primero lo hace en general (al final del v. 2Co 11:23). Después especifica (vv. 2Co 11:25, 2Co 11:26):

(a) Tres naufragios (¡y aún le quedaba por padecer la azarosa travesía del Mediterráneo en su viaje a Roma! Hch 27:1-44 ), en uno de los cuales estuvo una noche y un día como náufrago en alta mar (el gr. buthó, de donde procede el castellano «buzo», no puede significar aquí «en lo profundo del mar»). Podría significar, por hipérbole, los altibajos de un tremendo oleaje.

(b) Enumera después los peligros en viajes, muchas veces (v. 2Co 11:26). En fin en aquellos tiempos, los viajes por tierra eran fatigosos y peligrosos. Los viajes a través de ríos también eran peligrosos, pues escaseaban los puentes y las inundaciones provocaban desbordamientos de las aguas (lit.) Vuelve a mencionar, hacia el final del versículo, los peligros en el mar. Los peligros en despoblado parecen referirse al riesgo de tener que atravesar por parajes desérticos donde pueden sorprenderle a uno de improviso, no sólo las tormentas, sino también las fieras salvajes.

(c) Pero los peores peligros eran los que le exponían a la malignidad de los hombres: Peligros de ladrones, que acechaban en los caminos y parajes poco transitados, como en la parábola del Buen Samaritano, peligros de los de mi nación (v. por ej. Hch 13:50; Hch 14:5; Hch 17:5, Hch 17:13; Hch 18:12, entre otros lugares), peligros de los gentiles (v. por ej. Hch 14:5; Hch 19:23), peligros en la ciudad (en los tumultos de Efeso Hch 19:23. y Jerusalén Hch 21:31 , como ejemplos de casos que conocemos). Y los peores de todos, peligros entre falsos hermanos (v. por ej. Gál 2:4). Comenta Tasker: «Nunca ha habido en la historia de la Iglesia cristiana un tiempo en que haya estado libre de traición en su interior. Hubo un Judas entre los primeros apóstoles, y ha habido traidores en el campamento desde entonces».

(D) En el versículo 2Co 11:27 menciona (comp. con el «en trabajos», gr. kópois , labor fatigosa, del v. 2Co 11:23) las distintas clases de situaciones que fatigan y rinden a una persona: «He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas noches sin dormir; con hambre y con sed y con escasez de alimento, con frío y con falta de ropa» (NVI). Todo esto se debería a muy diversas circunstancias: viajes, cárceles, preocupaciones, etc.

(E) Como si fuera el peso que más le agobia, hasta abrumarle, menciona al final de la lista anterior (vv. 2Co 11:28, 2Co 11:29) su ansiosa solicitud por cada una de las iglesias que había fundado y edificado, y aun por cada miembro de tales comunidades: «Y dejando aparte otras cosas, lo que me abruma, lo que tengo que afrontar cada día: la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién está débil, sin que yo también me sienta débil? ¿Quién es incitado a pecar, sin que yo esté interiormente en ascuas?» (NVI). A ejemplo del Maestro, Pablo estaba siempre dispuesto a comprender y compadecer a los débiles («compadecer», gr. sumpathéin, significa «padecer con el que padece»), así como a sentirse afectado y herido cuando alguien caía en pecado por incitación de otra persona.

3. En tercer lugar, se gloría (v. 2Co 11:30) en su debilidad (comp. con 2Co 12:5, 2Co 12:9), con lo que matiza bien el sentido de la jactancia que ha introducido en el versículo 2Co 11:18, y pone a Dios por testigo (v. 2Co 11:31) de que ha dicho la verdad en las aflicciones que ha enumerado (según Tasker), más probablemente que en su gloriarse en lo que es su debilidad (según Gutiérrez).

4. Finalmente, como si de repente le viniese a la memoria un peligro especial que le había acechado, menciona (vv. 2Co 11:32, 2Co 11:33) lo que le ocurrió, poco después de su conversión, en la ciudad de Damasco (v. Hch 9:24), donde el etnarca o gobernador, incitado por los judíos, puso guardas en las puertas de la ciudad para que no escapase, pero los creyentes lo descolgaron en una espuerta, por una abertura hecha en la muralla, y así escapó de las manos del gobernador.

2 Corintios 11:22 explicación
2 Corintios 11:22 reflexión para meditar
2 Corintios 11:22 resumen corto para entender
2 Corintios 11:22 explicación teológica para estudiar
2 Corintios 11:22 resumen para niños
2 Corintios 11:22 interpretación bíblica del texto

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí