«…NINGUNA… ESCRITURA ES DE INTERPRETACIÓN PRIVADA» (2 Pedro 1:20)

Pautas para saber que promesas de la Biblia te pertenecen – Parte 2

He aquí otros dos principios que te ayudarán a discernir qué promesas de la Biblia son para ti:

1) Entiende la Palabra en su contexto

Ninguna porción de la Escritura debe entenderse aislada, sino en el conjunto de todo lo que dicen las Escrituras sobre el tema. Si tomas aislado el versículo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13), creyendo que «todo» abarca cosas como saltar de una ventana desde un décimo piso, ¡no le eches la culpa a Dios por tu muerte inesperada! Deberías haber leído el contexto, que dice: «…En todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:12-13). Este versículo, pues, no significa que puedes hacer lo que te venga en gana, sino que Dios te va a ayudar a superar cualquier vicisitud de la vida si estás haciendo su voluntad.

2) Examina la Escritura de acuerdo a la Escritura, no según tus propios deseos

«…Ninguna… Escritura es de interpretación privada» (2 Pedro 1:20). Algunas promesas bíblicas son de aplicación universal y otras personales. Estas últimas van dirigidas a alguien en concreto, mientras que las universales son para todos los creyentes. Debes saber a qué categoría pertenece cada promesa. Si crees que el versículo: «…Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa» (Hechos 16:31) garantiza la salvación de toda tu familia, te decepcionarás creyendo que Dios te ha fallado. Esa promesa específica le fue hecha al carcelero de Filipos. Pero una palabra universal para ti y tu familia es: «El Señor… es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3:9). ¡Él quiere que toda tu familia se salve!