Y SERÉIS COMO DIOS (Génesis 3:5)

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representa-espiritu-santo«…Y SERÉIS COMO DIOS…» (Génesis 3:5)

En estos tiempos parece que la lucha por el poder nos empuja. Da la impresión que, si ni te impones, te imponen. Las estrategias por el poder no son nada
nuevo, y no están limitadas al lugar de trabajo o a la iglesia. La primera sucedió entre Eva y Satanás en el Jardín del Edén. Al prometer: «…seréis como Dios…» (Génesis 3:5), el enemigo «descorrió la cortina de la sala del Trono» y Eva fue tentada por vez primera al «poder y la gloria».

Cuando ves cosas como el alardear de parentesco, posición social o títulos, te das cuenta de que no hemos cambiado mucho. ¡Todo esto aún tiene que ver con el
llegar a lo más alto! ¿Puedes creer que, ya que dicen que determinados modales pueden a menudo llevarte donde el dinero no puede, actualmente hay cursos que incluso enseñan «modales de predominio en la mesa»? Allí aprendes cuáles modales influyen y cuáles no, como el acercar tu plato al camarero o recoger los cubiertos caídos. De hecho, para asegurar tu ascenso en la escala, «una regla de oro» es no «inclinarse» por nada, ni siquiera para ayudar a los necesitados, admitir tus errores, o dar a los que no te pueden recompensar.

La búsqueda por el poder siempre: (a) te hace pensar que mereces más; (b) impide que sirvas a los demás; (c) origina que busques preeminencia; (d) te hace susceptible a la adulación y reticente al buen consejo; (e) te lleva al aislamiento y a la falta de lealtad. Dios dice: «La soberbia del hombre le acarrea humillación, pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra» (Proverbios 29:23). Si el ansia de poder te está arrastrando hoy, detente y pide ayuda al Señor antes de que esto te arruine la vida.

«…Y SERÉIS COMO DIOS…» (Génesis 3:5)

En el momento en que Satanás dijo: «…y seréis como Dios…», Eva mordió el anzuelo y quedó atrapada. El resto, como se suele decir, ¡es historia! Ahora
bien, quizás tu búsqueda por el poder no sea tan obvia. No se te pasa por la cabeza gastar 6.000 euros en un cursillo sobre «modales de predominio en la
mesa», y algunos de los «tratos» en tu ciudad te indignan porque ese tipo de poder no te atrae. De hecho, si la serpiente hubiera intentado tentarte, la
habrías mandado «a freír espárragos», ¿verdad? ¿O no?

Las estrategias por el poder se manifiestan de muchas maneras; algunas son aparentemente inofensivas como: (a) no elogiar a tus subordinados (por si se
olvidan de cuál es su sitio); (b) negarte a ser amable y cortés con tu cónyuge (por si pierdes tu arma más poderosa: el control); (c) poner las ambiciones personales por delante de la integridad personal; (d) evitar la intimidad con otros (con el fin de castigarles o manipularles). Todas estas tácticas se llaman P-O-D-E-R. Están diseñadas para conseguir lo que quieres a expensas de los demás.

¡Cuidado! Si consigues llegar a la cima, la única manera de seguir es: ¡hacia abajo! Y eso es doloroso. ¿Recuerdas a Mohamed Alí, el campeón mundial de boxeo? Fue el atleta que más veces apareció en la portada de la revista Sports Illustrated. Sin embargo, después de que su carrera terminara mal, le dijo a un
periodista: «He tenido el mundo entero ‘en mis manos’, y ¡mírame! ¿De qué me ha servido?».

Recuerda: «…el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mateo 23:12). Hoy, la decisión es tuya.

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