La rutina matutina se ha convertido en mirar el celular

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La rutina matutina se ha convertido en mirar el celular

La costumbre de nuestras mañanas se ha convertido en mirar el móvil en lugar de dar el primer lugar a Dios

Una vez, un joven agricultor se levantaba cada mañana antes del amanecer. Miraba su teléfono celular para revisar el clima, las noticias y las redes sociales. Una mañana, mientras estaba inmerso en su rutina habitual, escuchó un ligero ruido afuera. Pensando que era un animal merodeando, decidió salir para investigar.

Al salir, se encontró con una escena que le quitó el aliento: un espectacular amanecer pintaba el cielo con tonos de rosa y oro, mientras la niebla de la mañana se desvanecía sobre los campos. Se dio cuenta de que, a pesar de haberse levantado temprano todos los días, nunca se había detenido para apreciar la belleza de la creación de Dios. Había estado tan absorto en su celular que se había perdido los asombrosos amaneceres que Dios había pintado para él.

Convencido, decidió cambiar su rutina. En lugar de mirar su teléfono celular en cuanto se despertaba, decidió empezar su día con oración y meditación en la Palabra de Dios. Comenzó a experimentar una sensación de paz y propósito que nunca había experimentado antes. También empezó a notar las pequeñas maravillas de Dios en su vida diaria que antes había pasado por alto.

Esta historia nos lleva a reflexionar sobre la importancia de poner a Dios primero en nuestras vidas y sobre cómo la tecnología puede desviar nuestra atención de las maravillas que Dios ha creado para nosotros. También nos lleva a nuestro tema principal de hoy…

La prioridad de Dios sobre la tecnología en nuestra rutina matutina

1. El hábito de consultar el celular

Como pastor, quisiera dirigir nuestra atención hacia un fenómeno común que ha surgido con la creciente prevalencia de la tecnología moderna: el hábito de consultar el celular, nada más despertar.

Este hábito se ha vuelto tan arraigado en nuestra rutina diaria que muchos de nosotros nos encontramos a menudo deslizando el dedo por la pantalla de nuestro teléfono antes incluso de haber tenido la oportunidad de dar gracias por el regalo de un nuevo día. Antes de que nuestros pies toquen el suelo, ya estamos inmersos en el flujo constante de noticias, correos electrónicos, mensajes y actualizaciones de las redes sociales.

Es importante recordar lo que dice la Escritura en Mateo 6:33: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Esto no significa necesariamente que usar nuestros teléfonos móviles sea algo malo. Más aún, es crucial que recordemos la prioridad que Dios debería tener en nuestras vidas.

Cuando empezamos nuestro día, es fundamental que busquemos primero a Dios, buscando Su sabiduría y orientación. Si nuestra primera acción al despertar es mirar nuestro teléfono, estamos colocando esencialmente ese dispositivo, y la información que contiene, por delante de Dios en nuestras vidas.

El Salmo 63:1 dice: «Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas«. Antes de que nuestro día comience, antes de que nos enfrentemos a los desafíos del mundo, deberíamos buscar a Dios con un anhelo que sea más fuerte que cualquier otro deseo en nuestras vidas.

Como dice el Salmo 5:3, «Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré». Nuestros primeros pensamientos y acciones deben estar enfocados en Dios, en presentarnos ante Él y esperar Su guía y dirección.

En lugar de consultar nuestro teléfono, nada más despertar, podríamos considerar dedicar ese tiempo a la oración, a la lectura de la Biblia o a la reflexión tranquila. No solo nos ayudará a centrarnos en Dios, sino que también nos permitirá comenzar el día con una mentalidad más tranquila y concentrada.

La tecnología es una herramienta increíble que puede ser utilizada para hacer mucho bien. Pero, también puede convertirse en una distracción si no tenemos cuidado. Por eso, os animo a todos a evaluar vuestras rutinas matutinas y a considerar cómo podríais dar prioridad a Dios al comienzo de cada nuevo día.

Recordemos siempre Proverbios 8:17 que dice: «Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan». Que hagamos el esfuerzo consciente de buscar a Dios primero cada mañana, y de darle el lugar central que merece en nuestras vidas. En lugar de comenzar el día sumergiéndonos en el torbellino de información que nos brinda nuestro móvil, busquemos la paz, la sabiduría y el amor que solo Dios puede proporcionar.

2. Las distracciones digitales

Deseo dirigir nuestra atención ahora a un aspecto más específico de nuestra vida digital: las distracciones que nos ofrecen los dispositivos móviles. En el mundo acelerado de hoy, nuestras vidas a menudo están llenas de constantes distracciones. Con la invasión de la tecnología, la frontera entre lo digital y lo real parece cada vez más borrosa. Los móviles, en particular, pueden ser una gran fuente de distracción.

Para ilustrar esto, consideremos Filipenses 4:8, donde el apóstol Pablo nos exhorta: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad». Este versículo bíblico nos ofrece un filtro por el cual podemos evaluar todas las cosas en nuestra vida, incluidos nuestros hábitos de uso del móvil.

¿Nuestras interacciones digitales matutinas se alinean con los criterios mencionados por Pablo? ¿Es el contenido que consumimos en nuestro móvil verdadero, digno, justo, puro, amable, honorable? ¿Nos ayuda a cultivar virtudes o a reconocer y apreciar lo que merece elogio? Si la respuesta es no, entonces es probable que nuestras interacciones digitales se estén convirtiendo en distracciones que nos alejan de Dios y de lo que realmente importa.

El celular es una herramienta, y como cualquier herramienta, su valor depende de cómo se use. Puede ser una gran fuente de conocimiento, un medio para mantenernos conectados con seres queridos, e incluso una forma de compartir y difundir el evangelio. Pero también puede ser una fuente de distracción, un medio para dispersar nuestra atención, consumir nuestro tiempo y llenar nuestras mentes con cosas que no honran a Dios.

Es imperativo que seamos conscientes y disciplinados en nuestro uso de estos dispositivos. En 1 Corintios 6:12, Pablo nos dice: «Todas las cosas me son lícitas, pero no todas me convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna». Si bien el empleo del celular está permitido, debemos preguntarnos si nos está beneficiando, o si nos está controlando y distrayendo de nuestra relación con Dios.

Debemos utilizar nuestros móviles de una manera que glorifique a Dios, que refuerce nuestra relación con Él y que nos ayude a crecer espiritualmente. Esto puede significar establecer límites para nuestro empleo de estos dispositivos, o dedicar tiempo específicamente para desconectar y centrarnos en Dios.

Quiero animarlos, a examinar cómo usamos nuestros móviles y cómo afecta esto a nuestra vida espiritual. Pidamos a Dios que nos ayude a emplear nuestras herramientas y tecnologías de manera sabia, para su gloria y para nuestro crecimiento y edificación. Y recordemos siempre meditar en todo lo que es verdadero, digno, justo, puro, amable, honorable, virtuoso y digno de elogio.

3. La necesidad de centrarse en Dios

La modernidad y la tecnología nos han traído muchas comodidades y herramientas útiles, pero también han traído un nuevo conjunto de desafíos a nuestra fe. Uno de estos desafíos es la constante conexión con el mundo a través de nuestros teléfonos celulares. No obstante, es importante recordar que, por encima de todo, necesitamos centrarnos en Dios.

El Salmo 46:10 dice: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra». Esta es un poderoso recordatorio de que, aunque el mundo pueda parecer caótico y abrumador, Dios sigue siendo el Señor. Debemos tomar un tiempo cada día para estar quietos, para despojarnos de las distracciones del mundo y centrarnos en Dios. Esto puede ser especialmente importante por la mañana, cuando podemos estar tentados a sumergirnos inmediatamente en el flujo constante de información y comunicación que nuestros móviles nos proporcionan.

En lugar de comenzar el día revisando las redes sociales, las noticias o los correos electrónicos, podríamos beneficiarnos más al comenzar el día con oración y meditación en la Palabra de Dios. Este tiempo con Dios nos puede ayudar a centrarnos, a recordar nuestras prioridades y a buscar la guía de Dios para el día que tenemos por delante. En lugar de dejarnos llevar por el flujo constante de información del mundo, nos permite comenzar el día anclados en la verdad de Dios.

Asimismo, recordar las palabras de Jesús en Mateo 6:21, «Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón». Si nuestros corazones están verdaderamente con Dios, eso debe reflejarse en la forma en que usamos nuestro tiempo, especialmente las primeras horas del día. Nuestra relación con Dios no debería ser algo a lo que recurrimos después de que hemos revisado todo lo demás, sino que debería ser nuestra primera prioridad.

En resumen, aunque nuestros móviles y otros dispositivos digitales pueden ser herramientas útiles, no deben distraernos de nuestra necesidad de centrarnos en Dios, especialmente al comenzar nuestro día. Poner a Dios primero puede ayudarnos a evitar las distracciones y a mantener nuestras prioridades en orden. Recordemos, el amanecer es un regalo de Dios, un momento para comenzar de nuevo y alinearnos con Él. No permitamos que las demandas digitales del mundo usurpen este sagrado momento de conexión con nuestro Creador.

La Biblia nos enseña que debemos buscar a Dios primero, incluso antes de nuestras distracciones digitales. Como discípulos de Cristo, estamos llamados a poner a Dios en el centro de nuestras vidas, y eso incluye nuestras rutinas matutinas. Cuando hacemos esto, podemos esperar ver cómo nuestra relación con Dios se profundiza y nuestras vidas se alinean más estrechamente con su voluntad.

Entonces, ¿qué desafío te presento hoy? ¿Cómo responderás a la llamada a poner a Dios primero, incluso antes de tu móvil? ¿Estás dispuesto a cambiar tu rutina matutina para buscar a Dios primero? Recuerda las palabras de Juan el Bautista en Juan 3:30, «Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.» Así que, desafío a cada uno de nosotros a disminuir nuestras distracciones digitales y aumentar nuestra atención en Dios cada mañana. Que lo primero que toques no sea tu móvil, sino tu Biblia. Que lo primero que busques no sean las redes sociales, sino la presencia de Dios. ¿Aceptarás el desafío?

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