¡La crisis se avecina en el horizonte! Los últimos años han sido desafiantes para todos nosotros, pero parece que el sector más afectado son los líderes eclesiásticos. Un reciente estudio de Barna de 2022 ha destapado un fenómeno alarmante: ¡un preocupante deterioro de la salud mental y física de los pastores en los Estados Unidos!
Lo que es más desconcertante es que el declive no comenzó ayer, sino que se remonta a 2015. Cada vez más pastores, los mismísimos guías espirituales de nuestra sociedad, consideran abandonar el ministerio, atribuyendo esta decisión desesperada al estrés, la soledad y la división política.
¡Nuestros pastores están en pie de guerra contra los efectos perjudiciales de la soledad, la pérdida de respeto de la comunidad, la mala salud física y mental y la falta de verdaderas amistades! Todo esto se vincula trágicamente con el declive de la asistencia a la iglesia y la fe en Dios.
En el ojo de esta tempestad espiritual, casi la mitad de los pastores senior están contemplando dejar el ministerio. Más aún, a pesar de la oscuridad que envuelve el futuro de nuestro liderazgo espiritual, hay un rayo de luz. Chris Durkin, pastor de la Colts Neck Community Church, insiste a sus colegas pastores que «no se rindan ni se den por vencidos», recordando las palabras de 1 Pedro 5:7, «Echad toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de nosotros».
Durkin desafía a los pastores a no olvidar sus propias necesidades y límites mientras lideran a sus congregaciones a través de tiempos turbulentos. Lamentablemente, los pastores no son invulnerables a los desafíos personales y culturales que todos enfrentamos. Como dice Earnhardt, «realmente no tienen un día libre».
Debemos recordar que, al final del día, los pastores son humanos y necesitan tiempo para estar en soledad y silencio con su Padre, al igual que lo hizo Jesús, según Marcos 1. Sin esta recarga espiritual, no podemos esperar que mantengan su integridad espiritual y física.
Pero no todo está perdido. Hay estrategias para lidiar con esta crisis emergente. Glenn Packiam, pastor principal de la Iglesia Rockharbor en Costa Mesa, California, y Jimmy Dodd, ex pastor y fundador y director ejecutivo de PastorServe, hablan sobre el establecimiento de límites y ritmos saludables para los pastores. Según ellos, los pastores necesitan intencionalidad, humildad y cierta vulnerabilidad para mantener su salud.
Entonces, ¿a dónde nos lleva esto? ¿A qué desafío nos enfrenta esta noticia? Bueno, es sencillo. Oramos por nuestros líderes espirituales, nuestros pastores, y ministros. Pero ¿es suficiente? ¡De ninguna manera! No solo debemos orar por ellos, sino también alentarlos a cuidar de sí mismos. No debemos esperar que sean «aparentemente perfectos». Debemos permitirles ser humanos, concederles su necesidad de descanso y recarga espiritual. Y si estamos dispuestos a hacer eso, entonces tal vez, solo tal vez, podamos revertir esta caída libre.
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