Arzobispo anglicano dice que la oración del Padre Nuestro ofende a las personas que han sufrido abusos

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Arzobispo anglicano dice que la oración del Padre Nuestro ofende a las personas que han sufrido abusos

En los últimos días, ha surgido un debate en torno a la oración del Padre Nuestro, enseñada por Jesús, que ha despertado controversia e iniciativas de censura. El arzobispo anglicano Stephen Cottrell ha expresado su preocupación respecto al uso del término «Padre» para referirse a Dios, argumentando que esta terminología puede resultar ofensiva para aquellas personas que han experimentado abusos por parte de figuras paternas o que han sido afectadas por modelos familiares problemáticos que perpetúan un «patriarcado opresivo».

Durante su intervención en el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra, el arzobispo Cottrell destacó que el utilización de la palabra «Padre» en la oración del Padre Nuestro plantea dificultades para aquellos que han sufrido experiencias traumáticas relacionadas con la figura paterna. Señaló que esta terminología puede activar desencadenantes emocionales y conducir a situaciones angustiosas para estas personas.

Es importante entender el contexto en el que surge este debate. Durante el Sínodo anterior, en febrero, se propuso considerar un proyecto sobre el lenguaje de género en referencia a Dios, planteando la posibilidad de utilizar términos neutros para referirse a la divinidad. Este tema generó controversia y divisiones entre los participantes del Sínodo, y ha vuelto a ser objeto de discusión con las declaraciones del arzobispo Cottrell.

Ante estas afirmaciones, algunos miembros del Sínodo expresaron sus dudas y críticas. El canónigo Dr. Chris Sugden cuestionó si el arzobispo Cottrell estaba sugiriendo que Jesús estaba equivocado en su enseñanza o si se trataba de una falta de conciencia pastoral por parte del sacerdote. Sugden enfatizó que aquellos que han tenido dificultades en su relación con su padre terrenal necesitan descubrir la verdadera naturaleza de la paternidad a través de Cristo.

Por otro lado, Ian Paul, también miembro del Sínodo, reconoció la dificultad que algunas personas pueden tener con la palabra «Padre», pero subrayó que Dios es un padre bueno y amoroso. Paul enfatizó la importancia de seguir utilizando este lenguaje, pero con conciencia y sensibilidad hacia los problemas pastorales que puedan surgir.

Las repercusiones de las declaraciones del arzobispo Cottrell han sido significativas, generando indignación y descontento entre cristianos de diferentes confesiones en todo el mundo. En Brasil, la secretaria de Estado de la Mujer de São Paulo, Sonaira Fernandes, utilizó las redes sociales para expresar su repudio hacia el arzobispo anglicano. Fernandes, una figura cristiana que está atenta a los intentos de relativizar la fe, argumentó que la oración del Padre Nuestro es una conversación con Dios que resume el mensaje del Evangelio. Destacó que en esta oración se exalta a Dios como Padre y se le pide su manifestación en medio de la humanidad, así como el perdón por los errores cometidos, siguiendo la enseñanza de perdonar.

Este debate sobre la oración del Padre Nuestro nos invita a reflexionar sobre la importancia vital del lenguaje en nuestras prácticas religiosas. Si bien es necesario mostrar compasión y empatía hacia aquellos que han sufrido abusos y traumas, también es crucial preservar la integridad y la verdad de las enseñanzas de Jesús en esta oración central de nuestra fe cristiana.

Es cierto que algunos argumentan que el término «Padre» puede resultar problemático para aquellos que han experimentado relaciones abusivas o modelos de paternidad negativos. Pero, debemos recordar que la elección de Jesús de utilizar la palabra «Padre» para referirse a Dios no fue un capricho, sino una expresión profunda de su relación íntima y filial con el Creador.

La paternidad de Dios, tal como se presenta en la Biblia, es una manifestación de amor, protección y cuidados incondicionales. Es un llamado a reconocer la autoridad divina y a experimentar el consuelo y la seguridad que solo un Padre celestial puede brindar. Si bien entendemos que algunas personas pueden tener dificultades debido a sus experiencias personales, es valioso afirmar que Dios es un Padre bueno y amoroso, y que su carácter trasciende cualquier distorsión humana.

Como seguidores de Jesús, nuestra responsabilidad es tomar las necesidades espirituales de aquellos que han sufrido abusos y traumas, brindando apoyo, sanidad y comprensión. Más aún, también debemos mantenernos firmes en la enseñanza y la verdad bíblica, sin comprometer las verdades fundamentales de nuestra fe cristiana.

Al final, es un desafío encontrar un equilibrio entre ser sensibles a las experiencias de los demás y ser fieles a la enseñanza de Jesús. Así que debemos buscar la sabiduría divina a través de la oración y el estudio de la Biblia para discernir cómo guiar a nuestras iglesias de una manera que honre a Dios y brinde sanidad a aquellos que han sufrido.

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