¿La Masturbación En La Biblia Es Pecado?

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¿La Masturbación En La Biblia Es Pecado?

Como pastor, a menudo me enfrento a preguntas sobre el comportamiento humano, la moralidad y la ética a la luz de las enseñanzas de la Biblia. Una de esas preguntas que generalmente me preguntan es: ¿La masturbación es pecado pastor? ¿Es La Masturbación pecado según la Biblia? ¿Qué dice la escritura?

Es importante reconocer que este es un tema muy complejo y que puede tener diferentes opiniones. No obstante, lo que podemos hacer es examinar la Biblia en busca de principios que nos ayuden a responder esta difícil pregunta de manera sensata, respetuosa y Bíblica.

Quiero dejar claro que la Biblia no menciona específicamente la masturbación. Pero, eso no significa que no ofrezca principios valiosos que nos pueden ayudar a analizarla desde una perspectiva bíblica. En lugar de buscar una respuesta directa, podemos ver lo que la Biblia enseña sobre la sexualidad, la pureza de pensamiento, el autocontrol, y cómo debemos tratar nuestros cuerpos.

Recordemos que la Biblia es el faro por excelencia que alumbra nuestra vida y da dirección para nuestra relación con Dios. Nuestro objetivo, como hijos de Dios, es vivir de acuerdo a los estándares de Dios y buscar su guía en todas las áreas de nuestra vida, incluso en aquellas que pueden parecer incómodas de tratar. Por lo tanto, analicemos juntos este tema a la luz de la Biblia.

Creo que hay 3 áreas importantes que debemos mencionar si deseamos responder esta pregunta correctamente, y explico cada una a continuación:

1. El Control Del Cuerpo Y La Lujuria

La Biblia nos proporciona principios claros sobre el control del cuerpo y la lujuria que se pueden aplicar al tema de la masturbación.

Primero, consideremos el pasaje de 1 Tesalonicenses 4:3-5 (RV1960), que dice: «pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios».

En este pasaje, el apóstol Pablo nos instruye a controlar nuestros cuerpos de una manera que sea santa y honrosa. Esto significa que todas nuestras acciones físicas, incluyendo aquellas de naturaleza sexual, deben estar en línea con los estándares de santidad y honor de Dios.

Si la masturbación está alimentada por la lujuria o la fantasía sexual descontrolada, por ejemplo, a través del uso de pornografía, entonces claramente se está violando este principio de control del cuerpo y se está cayendo en lo que la Biblia consideraría pecado. La lujuria es claramente condenada en la Biblia. Jesús dijo en Mateo 5:28 (RV1960): «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón».

Es importante examinar honestamente nuestras acciones y motivaciones. ¿Estás luchando con la lujuria en tu vida? ¿Hay hábitos, como la masturbación, que están siendo alimentados por la lujuria y la falta de control de tu cuerpo? Si es así, es fundamental enfrentar esto, buscar el perdón de Dios y pedir su ayuda para cambiar. Recuerda, la gracia de Dios está disponible para nosotros. Como dice 1 Juan 1:9 (RV1960): «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.»

Es útil buscar a un consejero cristiano de confianza o a un líder espiritual para hablar de estos problemas y buscar ayuda. En Santiago 5:16 (RV1960), se nos anima a: «Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho» La oración, el arrepentimiento y la responsabilidad pueden ser herramientas poderosas para superar los desafíos en esta área.

2. Los Pensamientos Y Una Mente Pura

En el contexto de la masturbación, es esencial considerar lo que la Biblia enseña sobre la pureza de nuestros pensamientos y nuestra mente.

El apóstol Pablo escribe en Filipenses 4:8 (RV1960): «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»

Este versículo Bíblico no solo nos invita a pensar en cosas puras, amables y de buen nombre, sino que también establece un estándar para el tipo de pensamientos que deberíamos permitir en nuestra mente. Aquellos pensamientos que no se alinean con esta norma, incluso los que pueden surgir durante la masturbación, como las fantasías lujuriosas o el uso de pornografía, están en desacuerdo con esta instrucción bíblica.

Además, en Mateo 5:28 (RV1960), Jesús eleva el estándar del Antiguo Testamento al decir: «Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón» Esto significa que el pecado no solo está en la acción física, sino también en los pensamientos y deseos impuros.

Aplicación personal: Como cristianos, somos llamados a tener una mente pura y a controlar nuestros pensamientos. ¿Estás permitiendo que la lujuria o los pensamientos impuros dominen tu mente? ¿Cómo puedes reemplazar estos pensamientos con los que son verdaderos, justos, puros y dignos de alabanza?

Recordemos Romanos 12:2 (RV1960), que dice: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta».

En este sentido, una vida de oración y la meditación en la Palabra de Dios son esenciales para renovar nuestra mente y resistir las tentaciones en nuestra vida. La gracia de Dios está disponible para nosotros en todo momento, y Él está dispuesto a ayudarnos a superar cualquier batalla que enfrentemos.

3. El Cuerpo Como Templo Del Espíritu Santo

La comprensión bíblica de nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo tiene implicaciones profundas para cómo nos vemos y cómo tratamos nuestro cuerpo, incluyendo el tema de la masturbación.

En 1 Corintios 6:19-20 (RV1960), el apóstol Pablo escribe: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.»

Este versículo bíblico, el apóstol Pablo nos enseña que nuestros cuerpos no nos pertenecen a nosotros mismos, sino a Dios. Al ser templo del Espíritu Santo, nuestro cuerpo debe ser usado de manera que honre a Dios. Si la masturbación se realiza de una manera que deshonra a Dios, como la indulgencia en la lujuria o la pornografía, entonces violaría este principio.

Este versículo nos desafía a reflexionar sobre cómo tratamos nuestros cuerpos. ¿Estamos empleando nuestro cuerpo de una manera que honra a Dios? ¿Hay alguna parte de nuestras vidas, incluyendo nuestra sexualidad, que no estemos entregando a Dios?

Es importante recordar nuevamente que la gracia y el perdón de Dios están disponibles para nosotros cuando fallamos. Como dice 1 Juan 1:9 (RV1960): «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad«.

Además, es útil recordar que no estamos solos en nuestra lucha contra el pecado. Podemos buscar la ayuda de líderes espirituales de confianza, consejeros cristianos, y sobre todo, la ayuda de Dios a través de la oración y la lectura de Su Palabra. Santiago 5:16 (RV1960) nos recuerda que «La oración eficaz del justo puede mucho.» Con la ayuda de Dios, podemos vivir una vida que honre a Dios con nuestro cuerpo.

Si bien la Biblia no menciona explícitamente la masturbación, los principios de autocontrol, pureza mental y respeto por nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo son claros. Debemos evaluar nuestras acciones a la luz de estos principios. Si sientes que la masturbación está interfiriendo con tu capacidad para vivir de acuerdo a estos principios, es hora de buscar ayuda y orientación.

Recuerda, en 1 Corintios 10:13 (RV1960) se nos dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» Nunca estás solo en tu lucha. Dios te proveerá una salida y te ayudará a resistir.

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